BARCELONA — Después de casi dos meses sedado y conectado a vías intravenosas en la unidad de cuidados intensivos del hospital, Francisco España se tomó un momento para llenar sus castigados pulmones con el aire fresco de la playa de Barcelona.
Tumbado en una camilla en el paseo marítimo y escoltado por un médico y tres enfermeras que vigilaban en todo momento sus signos vitales, España cerró brevemente los ojos y absorbió tanta luz de sol como pudo. “Ha sido uno de los mejores días que recuerdo”, dijo.
Un equipo médico del Hospital del Mar está estudiando si salidas breves a la playa, justo al otro lado de la calle, pueden ayudar a los pacientes de COVID-19 tras largas y en ocasiones traumáticas estancias en la UCI.
La doctora Judith Marín explicó que forma parte de un programa para “humanizar” las UCI, con el que el grupo llevaba experimentando dos años antes de que el coronavirus llegara a España.
Los estrictos protocolos de aislamiento que han tenido que adoptarse desde mediados de marzo desbarataron meses de esfuerzos por integrar a los pacientes de UCI con profesionales del resto del hospital, explicó la doctora.
En abril, el centro operaba con varias salas adicionales de UCI y amplió su capacidad normal, de 18 pacientes en cuidados intensivos a 67.
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“Eso es un golpe importante, con lo que implica la falta de recursos, de golpes emocionales, de tener que restringir todo esto que habíamos avanzado tanto justamente en el campo de la humanización, de repente todo se va para atrás”, dijo Marín. “Las familias que habían estado aquí 24 horas, de repente se vuelven para casa, no pueden venir a ver a los pacientes. Tenemos que informar por teléfono, tenemos que dar malas noticias por teléfono. No podemos dejar que los pacientes se despidan de sus familias”.
Desde que reiniciaron el programa a principios de junio, los médicos dijeron que incluso pasar 10 minutos en la playa parece mejorar el bienestar de los pacientes. El equipo quiere profundizar en estos indicios y ver si las salidas pueden ayudar en la recuperación a medio y largo plazo de los pacientes de COVID-19.
España empezó a frenar su curva de contagios con una estricta cuarentena de tres meses que terminó el 21 de junio. Pero el país lidera ahora la nueva oleada de contagios en Europa, con un repunte que ha llevado el total casos a casi medio millón. Al menos 29.400 personas han muerto en España.
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“Creo que es importante (…) tener presente esa faceta del bienestar emocional de los pacientes”, dijo Marín. “Y cuanto antes lo empecemos, y si se puede hacer en la UCI, mejor”.
Para España, que trabaja en un mercado local y es un apasionado de la música, los recuerdos de sus 52 días en cuidados intensivos son “una nebulosa”.
“Dicen que he superado una cosa muy gorda, y, bueno, me doy cuenta de que debo de sentirme muy alegre por lo que he superado”, España, Paco para los amigos, mientras corredores y paseantes miraban al pasar la camilla colocada bajo las palmeras del paseo marítimo a orillas del Mediterráneo.
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“El Paco que despedimos estaba muy mal, no podía ni hablar, no podía respirar, se ahogaba prácticamente”, dijo Xavi Matute, un viejo amigo y que estaba con España cuando una ambulancia le llevó al hospital.
Matute volvió el viernes para saludar a su amigo. El cálido reencuentro se vio seguido por un rápido resumen de todo lo que se había perdido el enfermo, incluidas las últimas noticias deportivas: la victoria del Real Madrid en la Liga española y la debacle del Barcelona, primero con una bochornosa derrota 8-2 que les dejó fuera de la Liga de Campeones y después un drama aún sin resolver sobre el futuro de su principal estrella, Leo Messi.
Para España, de 60 años, la excursión a la playa era una buena señal. “Ahora este paseíto, luego a ver si me autorizan a tomar una simple cerveza en el bar y con eso ya tengo bastante”, bromeó antes de volver a la UCI.
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