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Recuperan el cuerpo del realizador submarino Fernando Garfella desparecido en aguas de Mallorca

El cámara submarino Fernando Garfella, en una imagen de Bogar Films.

El submarinista profesional y experto documentalista marino Fernando Garfella Palmer, de 31 años, “no salió del mar” la tarde del domingo, según anunció su familia. Murió en un accidente mientras buceaba en las cercanías de la isla de Sa Dragonera, entre Andratx y Estellencs, en el litoral oeste de Mallorca. Durante más de una década, se sumergió miles de veces en esos mismos lugares en los que ha hallado su tumba.

Este lunes tarde no se había podido rescatar su cuerpo, arrastrado por las corrientes hasta más de 80 metros de profundidad. Los miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil solicitaron equipos especiales de ayuda para abordar una operación de riesgo. Por causas que todavía se desconocen, Garfella, un referente entre sus colegas y reporteros del mar por su mirada artística y su sentido del riesgo, no emergió en el periodo previsto.

La compañera que le auxiliaba desde la barca de superficie fue quien dio la alerta. Otro buceador intentó rescatarlo en vano y sufrió, a su vez, un accidente grave por mala descompresión al emerger. Fue trasladado a Palma en estado crítico en helicóptero e ingresado en una cámara hiperbárica.

Fernando Garfella Palmer ligó su vida y su oficio a los paisajes que han sido su medio natural desde su infancia, el gran azul y todos los detalles, los fondos y las especies marinas que ayudó a documentar y proteger oficialmente en la costa de su Andratx familiar y legendario.

Homenaje de Open Arms

También se comprometió para documentar los rescates de los migrantes desde el norte de África y embarcó como voluntario en el barco Open Arms. Una lancha de la ONG llevará ahora su nombre, según anunció este lunes el fundador de Open Arms, Óscar Camps, en un mensaje en las redes sociales: “Se nos fue un grande, y nos duele mucho. Fer Garfella, compañero de misiones en este mar del que tantas vidas rescató y que ayer se cobró la suya. Se va un amigo, un admirado profesional, demasiado pronto, pero nos acompañará siempre”.

Era un pescador de instantes de la flora y la fauna del Mediterráneo. Disparaba las cámaras de fotos y de vídeo —no pescaba— y logró imágenes con las que fascinó al público. Documentó la misteriosa vida del mítico raor (un pescado de alto valor), captó las imágenes de los caballitos de mar en extinción o de los grandes cachalotes cap d’olla. Era capaz de permanecer horas en una boya en alta mar para sorprender a las especies raras y singulares. Su última imagen conocida es un vídeo en las redes de una raya gigante. Estaba prevista su contribución para un gran documental del mar de Baleares que prepara la televisión pública IB3 con la fundación conservacionista Marilles.

Era nieto del pintor Fernando Garfella y tuteló al principio la carrera de su hermano menor, el periodista Carlos Garfella, cuando accedió al máster de EL PAÍS y que luego trabajó en este diario, con el que sigue colaborando. “En Francia, Fernando sería una leyenda del mar. Era un gran aventurero, un ecologista serio de mirada artística excepcional”, dijo el productor televisivo Carmelo Sirera.


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