Mientras los líderes de la UE se reúnen este jueves para dar la bienvenida a Ucrania como país candidato a la adhesión, en Kiev se prepara uno de esos grandes juicios que marcan una época. El caso Pavlo Vovk, jefe del Tribunal Administrativo de Kiev y uno de los jueces más famosos del país, promete sacar a la luz las oscuras conexiones del poder judicial con redes corruptas y clientelares. Vovk, acusado junto a otros colegas de usurpación de poder, obstrucción a la justicia, crimen organizado y abuso de autoridad, protagoniza unas grabaciones, publicadas por la Oficina Anticorrupción, en las que ironizaba con que nadie debía dudar de la “prostitución política” de su tribunal. Un colega replicaba que él apoyaría “cualquier ilegalidad en el sistema judicial”. Pese a las acusaciones, Vovk continúa en su puesto de juez.
Las dos citas —la de Bruselas y la vista judicial de Kiev— resumen la encrucijada que vive Ucrania. Por una parte, la agresión rusa ha dado fuerzas a una candidatura que antes del 24 de febrero, día en el que comenzó la guerra, nadie podía sospechar que estuviera tan cerca. “Esta es una semana histórica”, ha dicho el presidente, Volodímir Zelenski. Pero, al mismo tiempo, el caso Vovk muestra los grandísimos desafíos que debe afrontar el país antes siquiera de empezar a negociar con la UE su candidatura, algo que puede tardar años o incluso décadas en ocurrir. Entre los retos más importantes destacan la reforma del sistema judicial, la lucha contra la corrupción y la difícil tarea de acotar la influencia de los hasta hace poco todopoderosos oligarcas.
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“Las recomendaciones de la Comisión Europea son absolutamente razonables. No las vamos a poner en marcha porque nos lo pidan otros países, sino porque son buenas para Ucrania”, asegura a este periódico Igor Zovkva, director adjunto del Gabinete de Zelenski. El asesor presidencial insiste en que el país ya ha emprendido muchas reformas en los últimos años. “Garantizar el estatus de Ucrania como país candidato es uno de los pilares más importantes para acercarnos a la victoria contra Rusia”, concluye Zovkva.
Salvo imprevisto de última hora, Ucrania será reconocida en la cumbre de este jueves y viernes como candidata al ingreso en la UE. “El Consejo Europeo ha decidido otorgar el estatus de candidato a Ucrania y a la República de Moldavia”, proclama el borrador de las conclusiones al que ha tenido acceso . El anhelado reconocimiento pretende ser una señal de confianza y esperanza para el pueblo ucranio y le garantiza que, cuando concluya la agresión rusa, iniciará la senda que conduce a la incorporación al club comunitario. Pero el camino no está exento de dificultades, empezando por la guerra lanzada por Vladímir Putin. Exige, además, por parte de Zelenski un ingente esfuerzo adicional para introducir drásticas reformas en un país golpeado por Moscú de manera incesante desde 2014 e invadido parcialmente por tropas rusas desde febrero.
Siete condiciones para Kiev
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De entrada, la Comisión Europea ha fijado siete condiciones que Kiev debería cumplir antes de plantear siquiera la apertura de negociaciones para la adhesión. Las reformas exigidas incluyen el proceso de selección de los miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial para garantizar su integridad; mejorar la eficacia de los órganos que luchan contra la corrupción; aplicar una legislación contra el lavado de dinero que cumpla con los estándares internacionales; aplicar la ley contra los oligarcas, pero evitando su potencial arbitrariedad; adaptar la legislación audiovisual a la normativa comunitaria, con la creación de un regulador independiente; y completar el marco legal que proteja los derechos de las minorías.
El informe de la Comisión sobre Ucrania aprobado el pasado viernes, aunque es favorable a la candidatura, señala graves carencias en todas las áreas sujetas a reformas. El Ejecutivo de Ursula von der Leyen menciona, por ejemplo, que el país acumula 501 sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos por cumplir; que tiene una de las tasas más altas del mundo en niños ingresados en orfanatos (el 1,5% de los menores); o que en el terreno económico cuenta con 3.500 empresas propiedad del Estado cuya rentabilidad media es del 0,3% frente al 8% del sector privado.
“Nada es imposible. Nombrar a los jueces del Tribunal Constitucional, implementar la ley sobre los oligarcas… Todo esto es absolutamente posible, incluso aunque estemos en guerra”, responde el asesor de Zelenski. Pese a la magnitud de las tareas pendientes, Bruselas ve con buenos ojos los pasos que el país está dando como muestra de su compromiso. Desde que la Comisión Europea propusiera la semana pasada otorgarle el estatus de candidato, la Verkhovna Rada (el parlamento nacional) ha ratificado el Convenio de Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres con 259 votos a favor y ocho en contra. También esta semana se han aprobado normas contra la corrupción y sobre la gestión de residuos en un maratón legislativo en plena guerra.
Bruselas valora positivamente asuntos como el saneamiento de las cuentas públicas durante los años previos a la invasión rusa; o el desarrollo del sistema educativo, con una tasa de alfabetización del 100% y buenos resultados en el informe PISA sobre calidad educativa de la OCDE. A favor de Ucrania juega también el alineamiento de su legislación con la europea gracias al Acuerdo de Asociación, hasta el punto de que Von der Leyen ha asegurado que el país ya aplica casi el 70% de la normativa comunitaria, una idea que en Kiev también repite el asesor de Zelenksi.
Europeísmo y atlantismo
La candidatura ucrania cuenta con la ventaja de una población que ve en Bruselas la solución para alejarse de la influencia de Moscú. El estudio Cómo la guerra ha cambiado como los ucranios ven a sus amigos y enemigos, elaborado en mayo por el think-tank Ilko Kucheriv Democratic Initiatives Foundation, muestra un fervor europeísta en el país. Si en febrero del año pasado un 70% de los consultados apostaba por la integración en la UE, ese porcentaje se disparó en mayo hasta el 89%. También han aumentado los favorables a entrar en la OTAN, una posibilidad ahora mismo muy remota y que incluso el propio Zelenski ha descartado por ahora. Antes de que el conflicto con Rusia estallara en 2014, una Ucrania dentro de la Alianza Atlántica era una idea minoritaria, mientras que ahora lo desea el 70%. Y el apoyo a la neutralidad del país se ha despeñado este año hasta ser irrelevante. Además, un 78% se declara contrario a hacer cualquier tipo de concesión ante Moscú para acabar con la guerra. “Fue Putin quien ha logrado ese apoyo masivo a la OTAN en Ucrania”, asegura el politólogo Oleksii Haran.
Este europeísmo choca con un malestar evidente por lo que tanto el Gobierno como la mayoría de la población consideran una respuesta demasiado tímida de la UE a la agresión rusa. Achacan —sobre todo a grandes economías como Alemania y Francia y a países cercanos al Kremlin como Hungría— una excesiva lentitud en el envío de armas y una postura demasiado conservadora en la aprobación de sanciones contra el régimen de Putin. “Soy europeísta y acojo encantado la candidatura. Pero me preocupa que veo un cambio de tono. En su visita a Kiev de la semana pasada, Macron, Scholz y Draghi dejaron claro que apostarían por la integración europea, pero parecían transmitir que a cambio se relajarían en el envío de armas. Entre integración y armas, lo más urgente ahora son las armas”, asegura ante un café Volodímir Yermolenko, director de la web Ukraine World.
La gran duda es hasta qué punto puede empezar a negociar su candidatura un país inmerso en una guerra que nadie sabe cuánto durará y que, incluso cuando salga de ella, es probable que no controle una parte importante de su territorio: empezando por la península de ucrania de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014, y continuando con las zonas del sur y el este ahora bajo dominación del Kremlin y de incierto futuro. En Bruselas prefieren no pensar ahora en ello. Ese es un debate que se abordará una vez el conflicto se haya resuelto en un sentido o en otro. Y para eso harán falta años, tras los que llegarán unas complicadas negociaciones.
“Mi país solicitó el ingreso en 1994 y la adhesión no llegó hasta 2004″, compara una fuente comunitaria a cargo de la candidatura ucrania y procedente de uno de los 10 países que, con Polonia al frente, se incorporaron en la gran ampliación de hace casi dos décadas.
Olga Stefanishyna, vice primera ministra ucrania: “Seguimos reformando las instituciones bajo las bombas rusas”
L. D.
Un día antes de que los líderes europeos certifiquen que aceptan a Ucrania como país candidato a entrar en la UE, Olga Stefanishyna, vice primera ministra ucrania para la Integración Europea y Euroatlántica, asegura en una entrevista por escrito que la decisión destruye mitos de la propaganda rusa como que la familia europea nunca acogería a Kiev.
Pregunta. Los líderes europeos se preparan para aprobar la candidatura de Ucrania a la UE. ¿Qué calendario maneja su Gobierno para completar el proceso?
Respuesta. Lo principal es que en la UE ya hay un consenso sobre nuestro estatus. El camino hacia la adhesión debe tener en cuenta la situación económica y las necesidades de un país en guerra. La reconstrucción, que llevará tiempo, será la prioridad. Y este proceso se desarrollará al mismo tiempo que nuestro camino avanza hacia la UE. Ya estamos trabajando con la Comisión en un plan de reconstrucción.
P. ¿Teme el ejemplo de países como Turquía, candidatos desde hace más de 20 años?
R. Cada país tiene su propia experiencia. No somos nuevos en este proceso. Ucrania completó el cuestionario de la Comisión muy rápido, en solo en un mes, porque hemos logrado un progreso significativo en la puesta en marcha del Acuerdo de Asociación con la UE. La Comisión pudo analizar nuestras respuestas porque nos conoce muy bien. Ucrania ya ha recorrido un largo camino, pero aún nos queda mucho trabajo. El camino no es fácil, pero, como han demostrado estos meses de guerra, somos un país increíblemente resistente con una sólida determinación de libertad y un futuro europeo. Rellenamos el cuestionario de la UE bajo ataques aéreos y seguimos adaptando las leyes en tiempos de guerra. Dice mucho sobre el compromiso del pueblo ucranio.
P. ¿Cuáles son las principales dificultades para impulsar las reformas que reclama Bruselas?
R. Esos cambios están ya en nuestra agenda, y algunos en proceso de ejecución. Hemos avanzado mucho para acabar con las pequeñas corruptelas. Ucrania es uno de los campeones de la transformación digital. Tenemos aún un problema de intereses creados y su impacto en la economía y la política. La integración en la UE nos ayudará a lograr este objetivo. Al introducir la legislación europea podremos fijar un mercado con reglas claras. Debemos continuar las reformas que hicimos antes de la guerra para fortalecer las instituciones anticorrupción. Lo continuamos haciendo hoy bajo las bombas rusas.
P. ¿Qué opina de la propuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, de crear un nuevo organismo europeo más amplio que la UE que incluya a Ucrania mientras no se consuma la ampliación?
R. Apoyamos esa iniciativa, porque nos parece una oportunidad adicional de integración para tomar decisiones frente a retos comunes de todo el continente. Mis colegas franceses me han asegurado que esta iniciativa no reemplazaría la política de ampliación. El camino de Ucrania hacia la membresía y la reforma de la UE se harán de forma simultánea en vías paralelas.
P. ¿Es posible impulsar el proceso si la guerra se alarga o incluso si la inestabilidad en el este y sur del país continúa?
R. Por desgracia, la guerra, la mayor en Europa desde la II Guerra Mundial, afecta a nuestra habilidad para centrarnos en la agenda de reformas. Las instituciones europeas entienden esto. Pero incluso en estas circunstancias, hemos podido avanzar en las reformas, como muestra la ratificación del Convenio de Estambul, bloqueado durante una década. Esto prueba nuestro compromiso. Cuando se den las condiciones de seguridad necesarias, podremos acelerar la integración. La concesión del estatus de país candidato nos da claridad, nos hace más fuerte en nuestra lucha por sobrevivir y destruye los mitos de la propaganda rusa diseñados para socavar nuestro desarrollo libre y democrático. Uno de esos mitos era que la UE nunca acogería a Ucrania. Esta decisión también hace más fuertes a la UE, muestra unidad y resolución frente a la guerra que Rusia ha declarado contra todo lo que la UE aprecia.
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