Una escalada de violencia, tanto del lado de Trump, como del lado de Irán, “es una apuesta muy arriesgada, y el menor desliz puede tener consecuencias gravísimas”, advirtió Marta Tawil.
Al atacar con misiles dos bases militares en Irak que albergan a tropas estadounidenses, Irán envió un mensaje para complacer al sector de la población que exigía una respuesta proporcional al asesinato del general Qasem Soleimani, explicó la investigadora del Colegio de México, Marta Tawil.
Aunque esta acción militar fue bien recibida por las bases más radicales del régimen iraní, el gobierno de Hasán Rohaní hará todo lo posible para evitar una guerra con Estados Unidos.
“Una guerra directa con Estados Unidos significaría el debilitamiento en extremo del poderío iraní en el mundo árabe, por no hablar de la supervivencia del régimen”.
Aunque Irán tiene capacidades misilísticas importantes, y también tiene redes de milicias movilizadas en distintas partes del mundo árabe a las que puede recurrir, “es de calcularse que lo hará con cierta cautela, porque ya no sabe qué esperar de Estados Unidos”, dijo Tawil, en entrevista para Aristegui en Vivo.
“Jugar a escalar, tanto del lado de Trump, como del lado de Irán, es una apuesta muy arriesgada, y el menor desliz puede tener consecuencias gravísimas en un contexto humanitario en Medio Oriente”.
La investigadora destacó que Irak ha sido omitido de la discusión internacional, siendo que, tanto el asesinato de Soleimani, como el bombardeo a las bases militares se han llevado a cabo en territorio iraquí.
“No hay respeto por la soberanía iraquí”, sostuvo Tawil. La consecuencia de estas acciones se hace evidente en las calles de las principales ciudades de Irak, con multitudes gritando al Ejército de Estados Unidos “salganse de aquí”.
Una de las preocupaciones de la investigadora es el resurgimiento de un nacionalismo iraquí, y consideró que sería una “tragedia que (Irak) se vuelva una casualidad de la guerra proxy entre Estados Unidos e Irán”.