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Renuncia José Martínez a Primera Visitaduría de la CNDH por ‘subordinación’ al gobierno

Asegura que hay decisiones que no toma Rosario Piedra sino el secretario ejecutivo, además de que hay recomendaciones que no se han dado a conocer.

José Martínez Cruz renunció a la dirección general de la Primera Visitaduría de la CNDH, luego de una “profunda diferencia” con su actual titular, Rosario Piedra, por la falta de autonomía de la comisión frente a cualquier poder. 

En Aristegui en vivo, detalló que “desafortunadamente” en los hechos no se ha podido cristalizar una CNDH al servicio de las víctimas y señaló que existe subordinación al gobierno.

“Las víctimas en este país merecen que la CNDH esté a su servicio, ahora vemos con mucha preocupación que los intentos por subordinarse al gobierno se expresa en minimizar las actividades que llevamos a cabo, incluso ocultarlas, hay varias recomendaciones aprobadas y no se han dado a conocer… no es aceptable eso”, sostuvo.

Además, “hay varios temas que hemos estado discutiendo y cuando decimos ‘vamos a elaborar una recomendación’, dicen no, no hay que trabajar en ese sentido, en lugar de emitir medidas cautelares dicen no, no, no, mejor solicitemos información al gobierno“, agregó.

Fueron meses de tensión, diferencias, y acusó que hay decisiones muy importantes que no toma Rosario Piedra, sino el secretario ejecutivo, Francisco Estrada Correa.

“Yo le dije a Rosario: yo vine por ti… Si va a decidir otra persona, no puedo aceptarlo”, señaló.

Sin mencionar explícitamente a Estrada, en una carta el ex primer visitador subrayó que la reflexión y el debate es la forma democrática de fortalecer a la comisión, “y no la decisión jerárquica y burocrática que tú misma dijiste que íbamos a combatir y que desafortunadamente se ha impuesto para tomar decisiones que afectan y laceran su función sustantiva de defender a las víctimas y no subordinarse a nadie”.

Apuntó que en una recomendación del caso Constellation Brands “trataron de minimizarlo y que no fuera a fondo”; acusó que Estrada Correa operó para que “no le muevan” al asunto.

Además, dijo que no se han dado a conocer recomendaciones en materia de salud; una recomendación por la desaparición de 27 personas por parte de la Secretaría de Marina en Tamaulipas; y una más, “en curso”, de un “caso muy importante” que involucra a un gobierno ligado al partido gobernante (Morena), la cual “ya se elaboró”, de la cual “yo digo que se vaya a fondo”.

“Nosotros revisamos todos los casos pendientes y dijimos: hay que sacar todas las recomendaciones, las estuvimos trabajando y las empezamos a sacar. La opinión contraria fue: no, no saquen esas recomendaciones del pasado, de la anterior administración. Yo dije: no son de la anterior administración, son de las víctimas que recurrieron a la anterior administración, les dieron largas y no las resolvieron”, expuso.

Agregó que el tema de Ayotzinapa también es muy importante, “estamos elaborando un informe, como yo ya salí… le voy a decir que está ese informe que implica responsabilidades del Estado”.

En la entrevista, también pidió que las recomendaciones que están “en la mesa de Rosario” sean firmadas.

Aquí la carta íntegra de renuncia:

Rosario Piedra Ibarra

Presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Querida Rosario,

Así como inicié mis actividades en la CNDH por invitación tuya, hoy es el último día en que permanezco al frente de la Dirección General de la Primera Visitaduría, después de 8 meses de trabajo con integridad, con convicción de siempre hacer lo correcto, con el compromiso de lucha que únicamente proviene de la conciencia de la gravedad de las violaciones a los derechos humanos y la necesidad de hacer todo lo que está en nuestras manos para transformar la realidad, desde cualquier lugar donde nos encontremos.

Me voy profundamente agradecido contigo por la oportunidad que me diste de asumir una responsabilidad y de compartir la experiencia de estar al frente de los trabajos de cientos de personas que diariamente reciben, atienden, investigan y resuelven las quejas de miles de víctimas que acuden a la CNDH, en ocasiones, como la última instancia para obtener justicia, ser escuchadas y lograr que se respeten sus derechos humanos violados por autoridades a lo largo y ancho de éste país que se desangra y desgarra cotidianamente.

Como tú sabes, acepté tu invitación luego de reflexionarlo profundamente, ante los severos cuestionamientos que hicimos al papel que desempeñaba la CNDH durante años, sobre todo debido a la falta de una verdadera autonomía frente al poder, como lo establece la Constitución pero se pervierte por la orientación y conducción de sus titulares, como lo señaló claramente tu mamá, Rosario Ibarra de Piedra, y el Comité Eureka a lo largo de tres décadas.

Me entusiasmó la idea y la propuesta de transformar la CNDH en un verdadero órgano autónomo al servicio de las víctimas y de todas y todos los que sufren una violación de sus derechos humanos, combatiendo sin ambigüedad alguna a cualquier autoridad, del partido que sea, que cometiera abusos de poder.

Asumí esta responsabilidad que me ofreciste por la coincidencia de propósitos de lograr la justicia y la verdad por la que hemos luchado juntos desde los años 70s, cuando desaparecieron a tu hermano Jesús piedra Ibarra en abril de 1975, cuando en 1977 formamos parte del Frente Nacional Contra la Represión y en julio de 1978 cuando tu y yo fuimos con la Delegación del Comité 10 años de Lucha Revolucionaria al Onceno Congreso Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se realizó en La Habana, Cuba, cuando impulsamos y logramos en 1978 la ley de Amnistía que obtuvo la liberación de más de 1500 presos, perseguidos y exiliados políticos y la presentación con vida de más de 140 desaparecidos durante la época de la llamada Guerra Sucia que fue en realidad del terrorismo de Estado.

Esa amistad basada en principios de lucha y no de intereses mezquinos, nos ha unido durante más de cuatro décadas y no se romperá por diferencias reales o ficticias ocurridas en unos cuantos meses. Lo sabes bien tú y las entrañables Doñas del Comité Eureka donde está tu mamá Rosario Ibarra de Piedra y tus hermanos Carlos y Claudia Piedra Ibarra. Entiendo que cuando hay diferencias para llevar a cabo las tareas encomendadas por ti, te corresponde decidir mi permanencia o no dentro de la CNDH, razón por la cual hablé personalmente contigo y decidí presentar esta carta de renuncia, sin tener por qué aceptar indicaciones de otras personas que no tienen atribuciones dentro de la CNDH para decírmelo. Acostumbrados a analizar, reflexionar, compartir y debatir ideas y propuestas, como lo hicimos durante más de cuatro décadas contigo en el seno del movimiento, asumimos que ésa era la forma democrática adecuada para construir y fortalecer una CNDH autónoma, y no la decisión jerárquica y burocrática que tu misma dijiste que íbamos a combatir y que desafortunadamente se ha impuesto para tomar decisiones que afectan y laceran su función sustantiva de defender a las víctimas y no subordinarse a nadie.

Por esa confianza y cercanía es que expresamos siempre observaciones críticas a decisiones que trascendieron al ámbito público y pusieron en entredicho el alcance de los objetivos planteados. Decir la verdad entre personas queridas ayuda más que utilizar discursos para quedar bien y mantener un empleo. Este conflicto toca la fibra moral del organismo porque cualquier tipo de intervención ajena a un proyecto de autonomía y a favor de las víctimas y de la reparación del daño, representa una amenaza seria a su supervivencia a largo plazo. Durante éstos 8 meses de arduo trabajo e intensa actividad que se llevó a cabo por todo el personal de la CNDH aún en medio de la pandemia, no se dejó de trabajar un solo día sin atender de manera responsable todas las miles de quejas que llegaron, y que fueron resueltas durante el trámite de las gestiones, documentadas e investigadas con rigor y emitimos las Recomendaciones sobre violaciones graves cuando se llegó a utilizar este recurso establecido en las atribuciones legales que tiene la CNDH.

Me voy con la alegría de conocer y compartir tantas experiencias de lucha y vinculación con organizaciones defensoras de derechos humanos y de acompañar a víctimas y colectivos de familiares, de los 43 de Ayotzinapa y de miles de personas desaparecidas, de quienes defienden derechos de niñas, niños y adolescentes, personas con discapacidad y quienes sufren el estigma por padecer VIH y siguen luchando contra la discriminación por su orientación sexual, entre muchos otros de los temas que nos tocó atender desde la primera Visitaduría de la CNDH que hoy te entrego, no como la recibí, sino fortalecida y con el compromiso de continuar y redoblar esfuerzos para acabar con la impunidad, la injusticia, la violencia feminicida y la violencia institucional, entre otros muchos abusos de poder que laceran la dignidad que está en la base de los derechos humanos.

Hemos realizado nuestro mejor esfuerzo. Que no quepa duda alguna. Cuando tocamos las fibras sensibles del corazón y ayudamos a reparar en algo los dolores de almas destrozadas, no hay motivo alguno para dejar este sitio con tristeza a otras personas que esperamos superen con creces lo hasta el día de hoy realizado, por el contrario, por la alegría hemos luchado, por la alegría para todas y todos seguiremos viviendo y amando.

Como lo sabes, querida Rosario, siempre luchamos porque las cosas sean mejores y así como deseamos que tengas salud, fortaleza y decisión para asumir plenamente tus tareas como presidenta de la CNDH, para lograr que verdaderamente esté al servicio de las víctimas y no sucumba frente a quienes la quieren conducir por caminos de sumisión al poder.

Con un abrazo fraterno como siempre.

José Martínez Cruz.

Desde las oficinas del 5º. Piso del Edificio Jorge Carpizo de la CNDH, Ciudad de México, a 29 de agosto de 2020.




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