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Reporteros Sin Fronteras denuncia en Alemania al príncipe Bin Salmán por el asesinato de Khashoggi

Acto en recuerdo del periodista Jamal Khashoggi celebrado en Washington (Estados Unidos) en 2019.SARAH SILBIGER / Reuters

El brutal asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018 no debe quedar impune, cree Reporteros Sin Fronteras (RSF), que ha presentado una querella ante los tribunales alemanes por crímenes de lesa humanidad contra los informadores en Arabia Saudí. La querella se dirige contra el príncipe heredero y dirigente de facto del país, Mohamed Bin Salmán, y otros cuatro altos cargos saudíes que pudieron tener responsabilidad en el asesinato de Khashoggi y en la detención “arbitraria” entre 2012 y 2019 de otros 34 periodistas en ese país, entre ellos el bloguero Raif Badawi.

“[Los periodistas en Arabia Saudí] son víctimas de ataques generalizados y sistemáticos por motivos políticos en apoyo de una política de Estado destinada a castigarlos o silenciarlos”, asegura la organización dedicada a defender los derechos de los informadores en todo el mundo. Los cinco sospechosos identificados en la querella “son totalmente responsables” de esas prácticas, continúa RSF.

Esta organización ha considerado que el sistema judicial de Alemania es el mejor preparado para recibir una querella de este tipo, ya que es uno de los países europeos con una interpretación de la justicia universal más amplia. Los tribunales alemanes pueden juzgar crímenes de lesa humanidad sin que entre las víctimas haya ciudadanos alemanes, como exigen otras legislaciones europeas. El pasado 24 de febrero, un tribunal alemán emitió una sentencia histórica al condenar a un exagente sirio en el primer juicio celebrado en el mundo contra el régimen de Bachar el Asad.

La querella se centra en el asesinato de Jamal Khashoggi, del que acusa directamente al príncipe heredero Mohamed Bin Salmán. El texto, de 500 páginas, menciona el informe de la inteligencia estadounidense conocido hace unos días sobre la muerte del periodista crítico con el régimen de Riad. La CIA concluyó que Bin Salmán “aprobó una operación en Estambul, Turquía, para capturar o matar al periodista”. Khashoggi fue asesinado dentro del consulado de Arabia Saudí en Estambul, al que el periodista, residente en Estados Unidos y colaborador de The Washington Post, acudió porque necesitaba un documento.

Sus restos todavía no han aparecido. El informe asegura que fue descuartizado brutalmente con utensilios forenses. Arabia Saudí condenó a muerte a cinco hombres y a penas de cárcel a otros tres por el asesinato pero exoneró a Saud al Qahtani, el controvertido asesor del príncipe heredero.

Al Qahtani figura ahora en la querella de RSF junto con otros tres altos cargos del régimen saudí. Del asesor del príncipe, el texto asegura que “tuvo participación directa en la planificación y la ejecución del asesinato así como en la implementación de la política de persecución de periodistas en Arabia Saudí”, según explica la organización en un comunicado. La querella acusa también al antiguo jefe de la inteligencia saudí, que supervisó el asesinato; al cónsul general en Estambul cuando ocurrieron los hechos, y a un agente de inteligencia que lideró al equipo que torturó y asesinó al periodista.

Arabia Saudí ocupa el puesto 170 de 180 en la clasificación mundial de RSF sobre la libertad de prensa. Según el secretario general de la ONG, Christophe Deloire, es la primera vez que se presenta una denuncia global por crímenes contra la humanidad cometidos contra los periodistas por Arabia Saudí, en lugar de hacerlo caso por caso. “Los responsables de la persecución de periodistas en Arabia Saudí, incluido el asesinato de Jamal Khashoggi, deben ser considerados responsables de sus crímenes”, dijo Deloire, que calificó de “histórica” la querella.


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