Un grupo de encapuchados, aún sin identificar, atacó en la noche del lunes la sede del Grupo Clarín, el mayor conglomerado mediático de Argentina. El ataque, que no causó víctimas ni daños materiales, ha sido repudiado por dirigentes políticos y entidades periodísticas, mientras la Justicia investiga lo sucedido y busca a los responsables.
“La violencia siempre altera la convivencia democrática. Esperamos que los hechos se esclarezcan y los autores sean identificados a partir de la investigación que está en curso”, señaló en Twitter el presidente argentino, Alberto Fernández. “El ataque a Clarín es un gravísimo intento de amedrentar al medio y a toda la prensa. Un hecho inaceptable que recuerda las prácticas violentas del pasado. Repudio la agresión y envío mi solidaridad. Que el Gobierno y la Justicia aclaren lo sucedido y detengan a los responsables”, expresó en la misma red social el predecesor de Fernández, Mauricio Macri.
Las cámaras de seguridad del edificio, situado en el barrio de Barracas, registraron el momento en el que nueve personas arrojaron bombas molotov contra la acera y la puerta de uno de los accesos del medio, en ese momento cerrado. La Policía Federal sigue a estas horas la pista de las dos motos en las que huyeron los agresores hacia el sur y busca si contaban con un automóvil de apoyo, según lo publicado en el mismo medio.
“Lamentamos y condenamos este grave hecho que, a primera vista, aparece como una expresión violenta de intolerancia contra un medio de comunicación. Y esperamos su urgente esclarecimiento y sanción”, dijo el Grupo Clarín a través de un comunicado.
Entre quienes repudiaron el ataque está también la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, muy crítica con el diario, de marcado perfil opositor, durante los años en los que fue jefa de Estado (2007-2015). “La convivencia democrática, que se ve severamente afectada por la promoción de los discursos de odio, debe ser cuidada por todos los argentinos y argentinas”, comenzaba el mensaje de la agrupación kirchnerista La Cámpora que compartió Fernández de Kirchner en Twitter.
No es el primer ataque contra un medio de comunicación en Argentina en los últimos años. El pasado marzo, una patota (grupos armados paralegales) entró en la redacción del diario Río Negro, en la localidad patagónica de Viedma. Hubo agresiones físicas contra el personal, amenazas y daños en el edificio, pero no hubo detenidos. En 2016, un grupo de 16 personas entró en la sede del diario cooperativo Tiempo Argentino y destrozó gran parte de la redacción, en especial los archivos periodísticos y los equipos. La investigación judicial abierta entonces sigue frenada.
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