(Ya han pasado seis meses desde que acabó el confinamiento y comenzamos, por fases, el retorno a “la nueva normalidad”. Con esta serie, Resistieron, queremos recordar a las personas y las historias, muchas de ellas virales, que nos ayudaron a sobrellevar la primera ola de la pandemia).
No había pasado ni una semana desde la declaración del estado de alarma, cuando las redes sociales se inundaron de vídeos con todo tipo de actividades en casas y desde los balcones. Uno de ellos fue el de una clase de fitness protagonizada por los vecinos de una urbanización de Mairena de Aljarafe (Sevilla), aplaudida entonces por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, en Twitter. Como ya contamos en Verne, en la urbanización sevillana se organizaron rápido varias actividades, además de deportivas, para hacer más llevadero el confinamiento, como un bingo –también desde los balcones– o un programa de radio vecinal por Skype.
Durante los dos meses que duraron las restricciones, estos vecinos sevillanos continuaron realizando sus actividades, que se fueron acabando de manera orgánica cuando empezó la desescalada, como cuentan algunos de ellos a Verne medio año después. “Al empezar a poder vernos físicamente, ya dejó de tener sentido seguir con ellas”, dice Pablo Villagrán (43 años), artífice de aquel programa de radio por Skype titulado Hablar x Hablar. Villagrán recuerda ahora cómo estas actividades “nos salvaron psicológicamente de aquella situación tan dura e inédita”. “Las relaciones que teníamos antes de la pandemia, cuando podíamos vernos físicamente, eran más artificiales, pero el hecho de estar viviendo todos la misma situación (el confinamiento), remar hacia el mismo lado y compartir nuestras emociones virtualmente nos hizo conocernos mucho más”, añade.
La iniciativa radiofónica de Villagrán tuvo tanto éxito que el resto de vecinos le animaron a presentarse a presidente de la comunidad. “Yo no quería al principio, bastante tenía ya con mi trabajo y mis tres hijos, pero me insistieron tanto que al final no tuve más remedio”, bromea. Finalmente, Villagrán fue elegido presidente durante el verano. “La verdad es que a raíz de todo aquello se ha creado un ambiente magnífico entre los vecinos”, asegura.
Gonzalo García Broto (44 años), otro de los residentes, añade que “esto nos consolidó como urbanización. Todos llevábamos viviendo aquí poco tiempo porque el edificio era de obra nueva. Nos unió, sí, pero es una unión contenida debido a las circunstancias”. Para Villagrán, “tenemos una sensación un poco agridulce porque todavía no podemos hacer celebraciones u otras actividades presenciales por las medidas de seguridad, pero ganas no nos faltan”.
García es el protagonista de la clase de fitness que popularizó a la urbanización sevillana. Fue quien se subió a un pequeño edificio situado en el centro de la urbanización para guiar a sus vecinos en aquella primera sesión deportiva y en el resto que continuaron durante el confinamiento. “Conseguimos establecer una rutina de ejercicio, tan importante en una situación así en la que el reto estaba en qué hacer con nuestro tiempo en un espacio que no habíamos elegido”, cuenta García a Verne por teléfono.
Salto a la publicidad
Medio año después de que aquel vídeo se viralizara en redes sociales y varios medios de comunicación se hicieran eco de su historia, la urbanización sevillana sigue siendo recordada. “Nuevos vecinos que se han mudado recientemente se dieron cuenta al llegar que era la urbanización que vieron en redes sociales; también nos lo han comentado muchos familiares y amigos que viven en otros lugares de España y que nos vieron en las noticias o incluso un rotulista que vino este verano a hacer un trabajo en la piscina y dijo ‘anda, si es la urbanización de la tele’”, cuenta Villagrán.
La clase de fitness de la urbanización de Mairena de Aljarafe llegó incluso a ojos de los responsables de Coca Cola, que contactaron con García para integrar el vídeo en uno de sus anuncios. El gigante comercial les pagó 500 euros, de los cuales la mitad se utilizó para comprar mobiliario para el pequeño edificio de la urbanización que hace de club social, y la otra mitad fue donada a un banco de alimentos.
En la memoria colectiva también han quedado otros momentos del confinamiento como los aplausos a los sanitarios, la famosa canción Resistiré, del Dúo Dinámico, y otros vídeos que circularon por redes sociales demostrando el ingenio de la gente para combatir desde sus casas los dos meses que duraron aquellas restricciones a la movilidad tan estrictas. Para Villagrán, “estas actividades colectivas nos permitieron crear un sentimiento de pertenencia a una comunidad”.
El presidente de esta comunidad de vecinos sevillana no descarta volver a recurrir a ellas si les volviesen a confinar. “Yo quiero ser optimista, pero también soy consciente de que el invierno es muy largo y la situación es un poco complicada, así que no podemos descartar nada; ojalá que no, pero lo haríamos otra vez si nos confinasen de la misma forma ahora”. Para García, sería también una forma de sobrellevarlo, aunque no cree que la gente se lo tomase con la misma positividad que entonces. “Aquello nos pilló por sorpresa y hubo que adaptarse, pero ahora, habiendo tenido tiempo para prepararse (y lo digo por las decisiones políticas), a la gente le frustaría más que nos volviesen a encerrar”, concluye.
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