Por Jacobo Dayán
No habrá salida de esta crisis desde las respuestas locales. El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, ha sido muy enfático sobre el problema que atravesamos. Se trata de una crisis global que requiere de respuestas globales. Las soberanías no ayudan a resolver el problema. En algunos casos por falta de capacidad económica y técnica y en otros por irresponsabilidad política. La salud de todas y todos pende de los eslabones más débiles.
La respuesta reclama colaboración internacional articulada. Hoy hay disfuncionalidad y no solo es ante el Covid-19. Lo vemos en temas de paz, seguridad y cambio climático, entre muchos otros. La relación entre los grandes poderes nunca había sido tan disfuncional. Según Guterres, el Consejo de Seguridad está paralizado, el G20 no se logra articular de manera concreta y la cooperación internacional se encuentra en el punto más bajo.
Los riesgos de enfrentar el mundo globalizado de hoy y mañana son enormes si no hay voluntad política global para afrontarlos. Pero todo indica que la clase política de hoy, con unas cuantas excepciones, no está a la altura del reto que enfrentamos.
Foto: Omar Martínez/ Cuartoscuro
La pandemia no solo nos hace enfrentar la crisis sanitaria, en un tiempo corto nos llevará a una profunda crisis económica, en varios puntos del planeta habrá crisis de gobernabilidad y las democracias corren riesgo. Hará más profundos los conflictos armados que ahora no podrán ser resueltos mediante la diplomacia que estará enfocada en resolver las secuelas de la pandemia, hará más difícil la cooperación internacional en materia de refugio, incrementará la xenofobia y empoderará a las voces que enarbolan desde hace tiempo visiones nativistas. De esta pandemia podemos salir con un mundo con más restricciones y represión justificada por las mayorías.
Foto: Gustavo Graf/ Reuters
En lugar de cooperación internacional surgen medidas autoritarias en distintas partes. Ya veníamos de un mundo en que se discutía el falso dilema de seguridad o derechos. Ahora estamos ante algo nuevo, salud contra libertades y derechos. Por mencionar una de las más preocupantes, la ya débil democracia húngara ha otorgado poderes absolutos al presidente Orbán que podrá gobernar por decreto por tiempo ilimitado y sin tener contrapesos.
El mundo globalizado, sobre todo en comunicaciones y economía, no ha resuelto las formas en que debe resolver los problemas generados desde este modelo. Se requiere solidaridad, cooperación e inventiva.
Los órganos multilaterales deberán ser transformados de manera urgente. Covid-19, cambio climático, hambre, desigualdad y conflictos crecientes; cualquiera de ellos requiere respuestas globales urgentes.
*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.