Una niña puertorriqueña de cinco años llega a Nueva York, en 1936. Cuando su barco se acerca a la estatua de la Libertad, piensa que representa a la presidenta de los Estados Unidos y que lo que lleva en su mano es un helado gigante. Esa ingenuidad infantil ha mantenido a la legendaria actriz Rita Moreno siempre dispuesta a la lucha. Pero, al poco de llegar a la ciudad, rodeada de rascacielos, entendió que su vida como mujer y como latina era menos valiosa que la de muchos otros. Lo recuerda en el documental Rita Moreno: una chica que decidió ir a por todas, que Movistar Plus+ ya incluye en su catálogo. En este relato conviven la fragilidad de una niña llamada Rosita Dolores Alverío y el empoderamiento de una estrella de Hollywood.
Para contar la historia de sus 90 años de vida, Moreno dio completo acceso al equipo de la película. Tanto que les prestó las llaves de su casa para que, cada mañana, tuvieran todo el equipo montado cuando ella se despertara. Acumularon más de 80 de horas de conversaciones con su protagonista. Más que una hagiografía, la intérprete busca dejar un legado a toda una comunidad que ve en ella un referente; a una Betty White latina.
Mariem Pérez Riera, la directora del documental, es una de esas seguidoras. Vio por primera vez a su compatriota recuperando su gran éxito, West Side Story (1961), en los años ochenta, cuando ya pensaba dedicarse al cine. “Me impactó porque yo en ese momento no había salido de la isla y ella representaba a un tipo de puertorriqueña en Estados Unidos que resultaba muy lejana a mi realidad. Luego, al mudarme, entendí mucho mejor lo que ella quería transmitir con ese papel”, recuerda. La cineasta escribió uno de los personajes de su película Maldeamores (2007) pensando en la actriz, pero nunca llegaron a rodar juntas. Hasta ahora.
Rita Moreno en West Side Story (1961).Movistar Plus+
Una de las cosas que impresiona de Moreno en este documental es su agilidad mental y su excepcional forma física. “Mantiene su curiosidad intacta y siempre está pensando en el futuro. Hace planes como si fuera a vivir los próximos 40 años. Y es muy aficionada a la siesta, aunque sea una de 15 minutos”, dice la cineasta entre risas a principios de marzo, en conversación telemática desde Puerto Rico.
La edad ha ayudado a Moreno a afrontar esta biografía audiovisual sin filtros. Habla con serenidad sobre el clima de racismo y acoso sexual que enfrentó desde sus primeros años en la industria del entretenimiento. Denuncia una violación por parte de su propio agente, con el que se vio obligada a seguir trabajando al no tener más puntos de apoyo en la industria. También recuerda su tóxica relación con Marlon Brando, siendo ella veinteañera. Fueron ocho años plagados de infidelidades por parte de él y que terminaron con un intento de suicidio de la actriz, cuando Brando la obligó a abortar de una forma rudimentaria y traumática. Con el actor se reencontró años después en una película, La noche del día siguiente (1969), de Hubert Cornfield, en la que director y actor aprovecharon las heridas pasadas de Moreno para que su relato cinematográfico ganara en veracidad. La estrella latina explica así cómo las mujeres del cine no podían permitirse rechazar determinados proyectos, entre otras razones porque tenían interiorizado que no tenían derecho a negarse a nada. Junto a su activismo social, la terapia psicológica fue, como tantas otras veces, el arma con el que la actriz logró sobrevivir al trauma.
Un testimonio universal
Pero donde más valiente se muestra Moreno es a la hora de hablar de su relación de casi medio siglo con su marido y padre de su hija, Leonard Gordon. Era un médico que representaba todo lo contrario al caos de Brando, pero con el que, admite, terminó repitiendo algunos de los esquemas de sumisión del pasado. En esta película, la actriz confiesa en público haber mantenido durante muchos años una falsa imagen de felicidad en su matrimonio. Y que el día en el que quedó viuda, el 30 de junio de 2010, se sintió aliviada. Para la directora del documental, esta es la parte de su historia que es “más cruda y más real”, algo que nadie puede malinterpretar como cosas que solo pasan en Hollywood y que hace que su testimonio sea más universal.
“Rita entendió y apoyó que quisiéramos hacer una película que no solamente enseñara sus logros. Preferíamos inspirar a todas esas mujeres latinoamericanas que están luchando por tener una vida en Estados Unidos. Y ella sabía que tenía que ser lo más honesta posible. Yo estaba pasando por un divorcio mientras charlábamos juntas. Lo que me cuenta a cámara me lo está contando de tú a tú, llena de empatía, con la intención de darme consejo y ánimo”, asegura.
La actriz puertorriqueña lleva décadas abrazando el activismo.Movistar Plus+Una carrera única
Menos de 20 personas en todo el mundo tienen la condición de EGOT: ganadores de al menos un Emmy televisivo, un Grammy musical, un Oscar cinematográfico y un Tony teatral. Rita Moreno es una de ellas. Y la única latina que lo ha logrado en la historia. Cuando obtuvo el Oscar por West Side Story, pensó que podría abandonar los personajes estereotipados, pero ocurrió justo lo contrario y no volvió a trabajar en una película hasta siete años después. Un espejismo parecido le pasó por la cabeza cuando logró aparecer en Cantando bajo la lluvia (1952) sin necesidad de interpretar a una indígena o una criada. Precisamente ese ostracismo en el cine le hizo abrazar otros proyectos con los que obtuvo el resto de galardones.
No era habitual que una ganadora de la estatuilla dorada terminara poco después en un programa infantil. Ella fue parte del elenco de The Electric Company, de la cadena pública estadounidense PBS. Además de mucha popularidad, ese espacio le dio un Grammy a mejor álbum para niños (1962) y le abrió las puertas para El Show de los Teleñecos, con el que se hizo con su primer Emmy (1976). El siguiente premio de la Academia estadounidense de Televisión lo logró en 1978, con la serie de detectives Los casos de Rockford. Su papel en la comedia teatral The Ritz, de Terence McNally, le hizo llevarse el Tony a mejor actriz de reparto en 1975. En ese montaje interpretaba precisamente a una parodia del estereotipo latino en Hollywood, la actriz de tercera categoría Googie Gomez. Gracias a que el cine no siempre le abrió sus puertas, Rita Moreno pudo demostrar su versatilidad como artista. Además de participar en la nueva versión de West Side Story que estrenó Steven Spielberg hace unos meses, la actriz goza de un nuevo golpe de popularidad gracias a la comedia Día a día, que emite Netflix y que en pleno siglo XXI sigue conservando algunos tópicos. “Todavía hay muchas cosas que se hacen para complacer al espectador blanco”, afirma Pérez Riera.
Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.