Robado por tercera vez el mismo cuadro de Frans Hals

'Dos chicos sonrientes con una jarra de cerveza', obra de Frans Hals fechada en 1626.
‘Dos chicos sonrientes con una jarra de cerveza’, obra de Frans Hals fechada en 1626.

Algunos cuadros parecen tener un poder de atracción que supera lo artístico, y el titulado Dos chicos sonrientes con una jarra de cerveza (1626), pintado por Frans Hals (1582-1666), figura entre los más señalados. La noche del martes al miércoles fue robado de un museo de la localidad de Leerdam, en Países Bajos, y se ha hecho público ahora. Es la tercera vez que ocurre algo así con esta obra, según fuentes policiales. En 1988 desapareció junto con Vista del bosque con saúco en flor, firmado por Jacob van Ruisdael (1628-1682) y fueron recuperados al cabo de tres años. En 2011, ambas piezas fueron sustraídas de nuevo y reaparecieron a los seis meses.

Después del segundo robo, el museo, llamado Hofje van Mevrouw van Aerden (el patio o plaza de la señora Van Aerden), reforzó su seguridad y la sala donde cuelgan las piezas más valiosas, entre ellas la de Frans Hals, solo puede verse con supervisión. El centro está cerrado debido a la pandemia, y los agentes acudieron hacia las tres y media de la madrugada en cuanto sonó la alarma, pero los ladrones ya habían huido con el botín, valorado en 15 millones de euros. La puerta trasera del museo había sido forzada y la policía cree que fueron directamente a buscar la pintura. Se ha pedido ayuda a la ciudadanía por si hubiera testigos oculares de lo sucedido. Arthur Brand, apodado el detective del arte, que ha recuperado, entre otros, cuadros de Picasso y Dalí, advirtió en su cuenta de Twitter que se había puesto manos a la obra con este mensaje: “La búsqueda ha comenzado”.

La puerta trasera del museo había sido forzada y la policía cree que fueron directamente a buscar la pintura

La señora Van Aerden, que da nombre al museo, se llamaba de soltera Maria Ponderus. Viuda de un notario, tuvo tres hijos y vivió hasta los 92 años. Dejó estipulado en su testamento la construcción de un hogar de beneficencia para mujeres. Era un tipo de institución caritativa conocida como hofjes porque tienen un patio interior, y podían ser también comunidades autónomas de mujeres cristianas que dedicaban su vida a los desamparados. En este caso, la colección de arte era de su esposo y el conjunto se presenta en el catálogo como un buen ejemplo de los gustos artísticos del siglo XVIII.

El óleo de Frans Hals robado mide 68 x 56 centímetros, y presenta a los dos alegres protagonistas riendo con la boca abierta. A la altura en calidad artística de Rembrandt, Hals nació en Amberes y se afincó en Haarlem (Países Bajos) cuando la ciudad flamenca cayó en manos de las tropas españolas durante la guerra de Flandes. En su época fue un pintor audaz porque retrataba a gente anónima, de la calle, con el mismo cuidado que si fueran ricos clientes o miembros de la nobleza. Los niños sonriendo y la espontaneidad de sus expresiones no eran frecuentes entonces en los cuadros, y él trabajaba sin esbozo previo logrando que los ojos acompañaran a la sonrisa. Cuatro de sus once hijos se ganaron la vida pintando, y en una exposición presentada en 2013 en la propia Haarlem, y dedicada también a Rembrandt, Rubens y Tiziano, quedó claro que no cayó en el olvido. “La historia oficial dice que lo recuperaron los impresionistas, colegas como Monet, Manet y Van Gogh, por la expresividad que conseguía, pero lo cierto es que nunca perdió su clientela y trabajó hasta el final de su vida; sus deudas se debieron a la carga familiar”, según explicó Anna Tummers, conservadora del museo Frans Hals, de la ciudad.


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