Al final de unas escaleras que conducen a lo alto del Campidoglio se encuentra la mejor vista de los Foros Romanos de la ciudad. Puede que esta sea la oficina más bonita de un alcalde en todo el mundo; también que ese panorama milenario sea lo único bueno del cargo. La leyenda —y la estadística— señala que el bastón de mando de la ciudad de Roma abrasa a quien intenta agarrarlo. Sucedió así con Gianni Alemanno, Ignazio Marino o Virginia Raggi. Un periodo de 14 años que sumió a la ciudad en una profunda parálisis, donde en las calles ha sobrado la basura y ha faltado la cultura, el transporte eficiente o el mantenimiento urbano. El socialdemócrata Roberto Gualtieri (Roma, 55 años) puede sonar algo monótono, pero es un tipo de ideas claras, ordenado y firme. Quizá lo que necesita Roma después de tantos años de histrionismos personalistas y una gestión penosa. Ha sido durante una década parlamentario europeo, presidente de la comisión económica de dicha institución y ministro de Economía durante la pandemia. En su currículum figura también otro dato: es de la Roma. “Pero muy respetuoso con la Lazio”, bromea.
Pregunta. Han pasado más o menos 100 días desde su elección. ¿Qué ciudad se encontró?
Respuesta. Una ciudad y una Administración paradas, con dificultad para hacer funcionar los servicios fundamentales: las basuras, el mantenimiento de las calles, la movilidad. Con fracturas territoriales profundas y una máquina administrativa que no lograba poner en marcha estos servicios. También una capacidad de gasto muy baja, en inversiones, pero también en los gastos corrientes, los más fáciles. La capacidad de gasto era muy inferior a los recursos. Los números que hemos encontrado explicaban lo que los ciudadanos veían en la calle y echaban de menos en los servicios. Así que nos hemos puesto enseguida a trabajar para poner en marcha la máquina administrativa. Pero también se necesita un cambio radical: sostenibilidad, cohesión territorial y social, transición digital y ecológica. Roma es un terreno fantástico para experimentar con los cambios.
P. Es la capital más extensa de la Unión Europa, pero tiene una baja densidad de población.
R. Sí. Y eso hace que los servicios sean muy complejos. Es una ciudad dislocada, y eso es un desafío para el desarrollo de las líneas de transporte, por ejemplo. Pero tiene un gran potencial por los espacios verdes: De sus 1287 kilómetros cuadrados de superficie 470 son zonas verdes públicas. Y luego tiene el mar y dos ríos. Una mezcla entre ciudad y campo, entre naturaleza e historia única y rica en potencialidad.
P. Dicen que Roma es ingobernable y abrasa a quien lo intenta. ¿Costó mucho convencerle? Usted venía de las antípodas geográficas como Bruselas y del orden de un ministerio como el de Economía.
R. Lo pensé mucho, la verdad. Es un desafío complicado, pero apasionante. Prevaleció el amor por mi ciudad: nací y crecí aquí. Pero también la confianza en que se podía hacer. Roma tiene grandes recursos y este puede ser su renacimiento en la Italia que vuelve a partir. Tenemos el PNNR [fondos de recuperación de la pandemia, en sus siglas en italiano], el Jubileo y la Expo, a la que nos hemos presentado.
P. ¿Cuándo se torció la gestión de Roma? ¿Dónde comenzó esta decadencia que dura ya algunos años y por qué motivo?
R. Hay dos ciclos que se sobreponen. Uno administrativo, que vio un gobierno de la ciudad que no estaba a la altura. La Roma de [Francesco] Rutelli y [Walter] Veltroni eran propulsivas. La de los que vinieron después, sobre todo de Alemanno y Raggi, no supieron tener un papel de guía. A esa crisis interna se sumó un contexto externo. Fueron los años de la gran crisis financiera y económica. Y el concepto de capital se minusvaloró. Las políticas públicas fueron consideradas menos importantes. Fue una etapa de bajo crecimiento. No es suficiente decir que hubo Administraciones menos capaces, también hay que entender que fue una fase determinada que termina con la pandemia, donde hay un relanzamiento de las políticas públicas. Y eso dará un nuevo papel a la capital.
P. Roma fue el símbolo de la llegada del Movimiento 5 Estrellas al poder. ¿Cree que ha sido víctima de la etapa de esplendor del populismo?
R. Digamos que la prueba de gobierno de una ciudad no ha sido superada y los electores lo han decretado así. Aquella idea de que los partidos son algo viejo del pasado es falsa y se parece a lo de que las políticas públicas ya no sirven.
P. A veces, parece que Milán responde más a los criterios de una capital europea que Roma.
R. Milán ha vivido un ciclo distinto. Gracias también a sus Administraciones, ha sabido interpretar los desafíos del cambio. Pero no somos rivales, trabajamos juntos.
P. ¿Por qué la basura ha devorado Roma y cómo piensa solucionarlo?
R. La basura es el problema número uno de Roma, pero se puede resolver. Ha habido ineficiencia del anterior Gobierno y la culpable ausencia de un proyecto de plantas de tratamiento de residuos adecuado y moderno. Pero hemos empezado a trabajar y ya se ven resultados. Fue lo primero que prometí y hoy Roma está más limpia, y lo reconocen todos. Pero falta mucho por hacer. Este trabajo durará cinco años, porque queremos llegar a la excelencia.
Nos hemos encontrado una ciudad parada con dificultad para hacer funcionar los servicios fundamentales para los ciudadanos”
P. Está más limpia, pero tienen que mandar la basura fuera de la ciudad y cuesta un dineral.
R. Sí, claro. Porque Roma no tiene plantas suficientes y mucha basura va a otras regiones, y eso lógicamente cuesta más y resta recursos para la calidad de la recogida. Ahora estamos aprobando nuevas infraestructuras con los recursos europeos que llegarán.
P. Si era tan fácil comenzar a arreglarlo, ¿por qué no se hizo antes y se vivieron crisis de países en desarrollo?
R. Hemos cambiado toda la dirección de la empresa pública. Con personas responsables de la limpieza con ese objetivo. Hemos creado una mesa permanente que todas las semanas analiza el tema, hemos llegado a un acuerdo sindical para tener mayor productividad y hemos enviado una señal de rigor y eficiencia. Básicamente, lo hemos convertido en una prioridad. Pero, insisto, queda mucho por hacer.
P. ¿Se recoge más basura?
R. Sí, 2.000 toneladas más cada semana. Impresiona que esa cantidad de basura se quedase amontonada en la calle.
P. ¿Cómo se usarán los fondos europeos?
R. El PNNR ofrece recursos para muchos proyectos. Estamos participando en todos los bandos con proyectos innovadores y en algunos casos pedimos al Gobierno que tenga más en cuenta el criterio de población. Haremos dos [líneas de] tranvías, renovaremos la flota de autobuses eléctricos, plantaremos árboles, nuevas plantas de tratamiento de residuos, una red de bibliotecas de barrio… La lista es larga y puede convertir a Roma en la locomotora de una nueva época de crecimiento sostenible en Italia.
P. Roma es una ciudad de una belleza increíble para los turistas, pero incómoda para sus ciudadanos.
R. Tenemos el proyecto de ciudad de los 15 minutos, que consiste básicamente en que la gente pueda hacer todo lo que necesita a 15 minutos de casa. Una biblioteca, una escuela, un parque, un lugar donde hacer deporte…
P. Pensaba que iba a prometer llegar a cualquier parte en 15 minutos…
R. En Roma solo es posible si usted tiene un helicóptero. Pero nuestro plan revolucionará la movilidad reduciendo el tráfico.
P. Esos servicios de proximidad de los que habla han sido destruidos por el monocultivo del turismo en el centro.
R. Uno de los grandes retos es repoblar el centro. Con habitantes, no con Airbnb. Con turismo de calidad, que no solo es turismo de lujo, sino de gente que busca la calidad y viveza de la experiencia. La ciudad no puede ser exclusivamente un lugar para turistas, con negocios de gadgets y hostales. Queremos devolver a los habitantes al centro.
“La basura es el problema número uno, pero lo solucionaremos”
P. ¿Y cómo piensa hacerlo?
R. Con políticas públicas, de apoyo, de vivienda…, también regulando los espacios comerciales. Trabajaremos mucho en eso.
P. Roma tiene un edificio ocupado desde hace décadas por una organización declaradamente fascista como CasaPound. ¿Lo desalojarán por fin?
R. Sí, estamos en contacto con la Delegación del Gobierno. Pero en la mesa de la seguridad apoyamos el desalojo y esperamos que sea pronto. Es una anomalía inaceptable.
P. Oiga, en este Ayuntamiento tienen a una concejala apellidada Mussolini [Rachele, nieta del dictador]. ¿Es síntoma de evolución y normalización o de regresión?
R. No es elegante para el alcalde hacer comentarios sobre concejales elegidos democráticamente. Mis posiciones culturales y políticas antifascistas son muy conocidas. Pero mire, también había una Mussolini en el Parlamento Europeo cuando estaba ahí.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.