En la concurrida campaña por la presidencia de Colombia, con más de una veintena de precandidatos, incluso el que lidera todas las encuestas, Gustavo Petro, ha advertido la presencia de un atípico aspirante que se las ha arreglado para llamar la atención en ese mar de nombres. “Viene ascendiendo una figura como Rodolfo Hernández, el discurso es el de la anticorrupción, que es lo que nosotros hemos luchado, él no. Pero ahora aparece como candidato anticorrupción, nos estamos dejando quitar las banderas por un equipo comunicacional que se ha vuelto más eficaz que el nuestro”, alerta el izquierdista Petro en un video grabado durante una asamblea de su movimiento político que ha buscado hacer viral el propio mencionado, el exalcalde de Bucaramanga que ha sacado provecho de su estrategia de redes sociales a pesar de ser el aspirante de mayor edad.
Hernández, un ingeniero de corta trayectoria política, todavía desconocido para una buena parte de los colombianos –en las encuestas lo conoce menos de la mitad de los consultados–, no se autodefine de derechas ni de izquierdas, aunque varios observadores lo consideran un fenómeno populista que hay que tomarse en serio. Nacido en Piedecuesta, a 20 kilómetros de Bucaramanga, se considera un hijo de la educación pública, e hizo fortuna como empresario de la construcción antes de ser alcalde entre 2016 y 2019 de la capital del departamento de Santander, una urbe de más de medio millón de habitantes en el oriente de Colombia. Habla sin tapujos, con un lenguaje popular que no le huye a los insultos y las groserías. Se ha distinguido por sus transmisiones y videos en Facebook, Twitter y Tik Tok, alguno ejercitándose para mostrar que la salud no es un problema a sus 76 años. También se ha reunido con youtubers e influencers, y no para de responsabilizar a la “mafia politiquera” de tener a Colombia sumida en la pobreza. Sin partido político, se ha posicionado como el outsider en el largo camino a la Casa de Nariño, el palacio presidencial.
“Su discurso no representa ninguna orilla ideológica, ha dicho que admira al expresidente Álvaro Uribe y también ha dicho que en una segunda vuelta en la que no esté, votaría por Petro. Eso muestra que es un fenómeno difícil de encasillar, que capta apoyos basado en una emoción compartida de hastío a los corruptos, de todo el espectro político”, resumía el portal político La Silla Vacía. Su alcaldía estuvo salpicada por escándalos como la bofetada que le dio a un concejal –lo que le valió una suspensión del cargo– o una investigación por irregularidades en la contratación del servicio de basuras que involucra a uno de sus hijos. Sus detractores recuerdan varios episodios cargados de xenofobia o misoginia.
La campaña presidencial se encamina a un pulso de coaliciones, con tres grandes bloques. El izquierdista Gustavo Petro, en cabeza del llamado Pacto Histórico, forjado a su medida, es el rival a batir; en la Coalición Centro Esperanza compiten Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán o Alejandro Gaviria, mientras que el Equipo Colombia, más escorado a la derecha, incluye a Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez y Alex Char, exalcaldes de Bogotá, Medellín y Barranquilla, respectivamente. Esas tres alianzas escogerán en unas consultas que coinciden con las elecciones legislativas de marzo a su candidato único para la primera vuelta de las presidenciales, el 29 de mayo de 2022. En ese concurrido campo hay dos aspirantes huérfanos de coalición, Oscar Iván Zuluaga, el candidato de un partido de Gobierno en horas bajas que todavía pide pista en Equipo Colombia, y Rodolfo Hernández, que ha optado por mantenerse ajeno a esos bloques que compiten por un cupo en la segunda vuelta. “No tengo pensado aliarme con nadie. Me comprometí el día que me inscribí para recoger firmas a que iba independiente. Eso de hacer consultas es una trampa”, reiteró en una reciente entrevista con el periódico El Tiempo.
Mientras la derecha continuista carga con los lastres del desprestigio del presidente Iván Duque, del expresidente Uribe –su mentor político– y del clientelismo, “lo que representa Rodolfo Hernández en la campaña es la derecha no continuista”, apunta el analista y columnista Álvaro Forero Tascón, que lo considera “un proyecto político populista del corte de Donald Trump”. Todo populismo, señala, ofrece en esencia derrotar a las élites corruptas que están en el poder, y Hernández copia el modelo trumpista del “empresario rico que no necesita robar”, a pesar de los cuestionamientos. “Él hábilmente no se quiere dejar ubicar en ningún lado porque la clave está en ser ese llanero solitario sin deudas con nadie”, añade sobre un fenómeno al que atribuye el potencial de recoger a la derecha si no despega ninguno de los precandidatos de Equipo Colombia.
“En los últimos años diferentes estudios han mostrado un creciente sentimiento de hastío y saturación frente al sistema político, enmarcado en la línea anti establecimiento que se ve en varios lugares del mundo. Rodolfo es quien está recogiendo este sentimiento más allá de la disyuntiva derecha-izquierda”, apunta por su parte Andrés Segura, consultor en asuntos públicos. “Su discurso coloquial, confrontacional y denunciante se articula fácilmente con la imagen de ser anti establecimiento”.
Rodolfo, como lo conocen sus seguidores, se ha mostrado al alza en este diciembre. El Centro Nacional de Consultoría le daba el segundo lugar en una encuesta para la revista Semana, que llevó a su portada una ilustración del exalcalde cabalgando un cohete, una idea que el propio candidato aprovechó para hacer animaciones en sus redes. El 25,4 % de los encuestados en ese estudio se inclinó a votar por Petro, un 11 % por Hernández y un 7,3% por Fajardo, que suele aparecer en el segundo puesto. Otro sondeo de Yanhass repetía ese podio al otorgarle a Petro 25%, a Hernández 13 % y a Fajardo el 8%. En ambas mediciones, sin embargo, la suma de los candidatos que forman parte de la Coalición Centro Esperanza –que incluye a Fajardo– supera con holgura a Hernández. En todos los escenarios de primera vuelta que contempla la encuestadora Invamer con candidaturas únicas de coaliciones, Hernández cae al tercer o cuarto puesto.
De consolidarse una tendencia que ubique a Hernández como un serio adversario de Petro, podría desplazar a los precandidatos de la derecha. El ingeniero se ha beneficiado de la confusión, tuvo la ventaja de poder concentrarse en su campaña mientras otros aspirantes se desgastaban en negociaciones para hacer cuajar sus respectivas coaliciones, pero la conformación de esos bloques ahora puede convertirse en su desventaja. “Las consultas generan un turbo a los candidatos ganadores”, explica Segura. “El reto de Rodolfo es mantener su discurso anti politiquería, en los canales alternativos que usa, para mantener la idea de que sus contrincantes representan la institucionalidad que tiene saturado al país”. El cubrimiento y los debates ya se concentran en las alianzas, restándole visibilidad en una carrera en la que el alcance de las redes, en las que tanto éxito ha cosechado, es todavía incierto.
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