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Ronaldinho: “Si estoy con el balón se me olvida el mundo”


Aparece Ronaldinho Gaucho (Porto Alegre, Brasil; 42 años) y, tras sus pasos, su grupo de amigos y colaboradores. Son seis, algunos brasileños, otros españoles y un italiano. Camina con pereza. Viste su clásica gorra, unas gafas que le tapan media cara y no anda con muchas ganas de hablar. Pero sonríe. Sonríe mucho. No se sabe si lo hace por cordialidad, por escurridizo o simplemente como mecanismo de defensa. Es una de las caras de FIFA+, la plataforma de streaming (un Netflix del balón), que lanzó el máximo organismo de fútbol, y productor de un documental sobre la vida del brasileño, Ronaldinho: The Happiest Man in the World (el hombre más feliz del mundo). El largometraje comienza con el exfutbolista caminando en una playa. Su voz, en off, habla de la saudade.

¿Cómo traduciría saudade?

No sabría cómo explicarlo. No sé la traducción.

En ese momento, interviene por primera vez en la entrevista su hermano. “Nostalgia”, dice Roberto de Assis Moreira. Es claramente el líder del clan, al menos el que lleva la voz cantante. Camina descalzo en el subsuelo del Hotel W de Barcelona, donde Ronaldinho tiene pactadas las entrevistas de presentación de su documental. Se enoja y amenaza con interrumpir la agenda del día cuando el departamento de márketing del hotel los obliga a cambiar de sala. Ronaldinho, en cambio, ni se queja.

Ronaldinho deja la sala con la misma parsimonia con la que entró. Esta vez, tararea una canción. Pero cuando se le pregunta qué canta, se queda callado. El silencio es incómodo, claro. Sobre todo, porque en el ascensor de camino al nuevo lugar para continuar las entrevistas, hay miembros del hotel con los que su hermano está enojado. Él no se sabe lo qué piensa. “O lugar da solidão (el lugar de la soledad)”, suelta Ronnie, de repente, sin que nadie le haya insistido. “La compuse yo con unos amigos”, añade.

Pregunta. Dice en el documental que el fútbol borra todo lo malo de la vida. ¿Qué lo protege ahora?

Respuesta. Todavía lo hace el balón. Cuando juego al futvóley, cuando grabo anuncios o cuando voy a jugar a lo que sea, pero estoy con la pelota, son los momentos en los que no pienso en nada. Solo pienso en el balón y en lo que estoy haciendo.

P. ¿Como cuándo era niño?

R. Sí, si estoy con un balón se me olvida el mundo.

P. Su estilo de vida parece muy diferente al de Messi y al de Cristiano. ¿Es el último futbolista rockero?

R. No sé, no convivo con ellos [se ríe]. Puede ser que solamente sean discretos. Pero yo no lo miro de esa manera.

P. ¿Cómo lo mira?

R. Miro el estilo de juego que tiene cada futbolista. Si juega bien, si se divierte, si me gusta o si no me gusta. No me importa mucho lo que hacen fuera de su profesión. Es cierto que hay jugadores que tienen un estilo de juego que es más atractivo. Hay otros, como los defensores, que están siempre peleando. Pero parece que son felices así.

P. ¿Y cree que son felices?

R. Tienen la posibilidad de hacer lo que más le gusta. ¿Cómo no vas a ser feliz si juegas al fútbol?

P. ¿Mira fútbol?

R. Depende el plan que haya. Si hay uno mejor… [se ríe].

P. ¿Cuál fue el último partido de fútbol completo que vio?

R. No me acuerdo. Ah, sí [después de unos segundos de silencio]. El partido del Villarreal con el Bayern Múnich [el partido de ida de los cuartos de final de la Champions League]. Estaba con mi ahijado que lo quería ver.

P. ¿Se divirtió?

R. Soy muy crítico, por eso no me gusta ver partidos. Soy aficionado, no soy más jugador. Bueno, no critico, analizo.

P. ¿Le gusta analizar el fútbol?

R. Solo cuando veo un partido. Y veo uno cada 10 años [se ríe].

P. ¿A la selección de Brasil tampoco la sigue?

R. No, es muy raro que mire 90 minutos. Nunca me ha gustado. Me gusta jugar. Y si miro un partido me dan ganas de jugar. Siempre me ha pasado lo mismo, desde que era niño. Miraba 10 minutos e iba a coger un balón.

Ronaldinho, durante la entrevista.Kike Rincon (EL PAÍS)

Es viernes y Ronaldinho tiene cinco entrevistas programadas. En realidad, reprogramadas, porque inicialmente el encuentro iba a ser el día anterior. En la sala hace frío y el brasileño, cada vez que puede, toma agua con hielo. “Le gusta el aire acondicionado”, explica uno de sus colaboradores. Cuando Ronaldinho se ríe, todo su grupo de amigos y colaboradores también lo hace. Es una risa en dominó. Su hermano no se ríe. Roberto se muestra serio, parece cansado y definitivamente tiene ganas de que se terminen los compromisos profesionales. No suelta el teléfono, generalmente con la aplicación de Instagram abierta. Mira relojes y, si hay alguno que le llama la atención, entre entrevista y entrevista se lo enseña a su hermano. Roberto sí vio el documental sobre la vida de Ronaldinho, que tiene como eje vertebrador su etapa en el Barcelona. Es difícil saber si fue su momento más brillante, pero fue, definitivamente, lo que lo catapultó a la fama mundial, después de ganar el Balón de Oro (2005) y la Champions League (2006), además de dos Ligas y dos Supercopas de España.

P. ¿Por qué Carles Puyol dice en el documental que no estaba en el camino correcto cuando se fue del Barça?

R. Es una pregunta para Puyol. No para mí.

P. Messi dice que fue rara su salida del Barça.

R. Para mí, no. Tenía otros sueños. Quería conocer otras cosas. Hablé con mi hermano y con el Barcelona y así sucedió.

P. ¿Le sorprendió que Rijkaard haya desaparecido de la escena pública?

R. Uno que ha jugado al fútbol a su nivel y que como entrenador ha ganado todo lo que ha ganado, puede ser lo que quiera [se ríe]. ¿Qué le vas a decir a un fenómeno como él?

P. ¿Quema mucho todo esto?

R. Eso depende de cada uno, hay algunos que se cansan, otros que han realizado todos sus sueños.

P. ¿Usted es de lo que ha realizado todos los sueños?

R. Finalicé mi carrera completamente realizado.

P. ¿Qué piensa cuando algunas personas dicen que su fútbol se apagó muy rápido?

R. No me cuestiono nada.

P. ¿Ni siente que podría haber dado más?

R. No, he ganado todo. Estoy contentísimo. Solo puedo dar gracias a Dios.

P. ¿Entiende el proceso de adaptación de Messi en el PSG?

R. Claro, no es fácil.

P. ¿Por qué?

R. Porque después de muchos años de jugar de una misma manera, cambiar los compañeros, cambiar de estilo de juego… cambiar toda tu vida, no es fácil.

P. ¿Cómo vivió su salida?

R. Pensaba que iba a jugar toda su vida en el Barça. Jamás lo imaginé. Y creo que mucha gente pensaba lo mismo. Cuando me lo dijeron, dije: “¿Qué? No, mentira”. Creo que mucha gente tuvo la misma reacción. Después, cuando lo vi con la camiseta del París, pensé: “Carajo”.

P. ¿Le supo mal?

R. No, para mí lo importante es que sea feliz. No importa donde sea.

P. ¿Qué le falta a Neymar?

R. ¿Neymar? Ha ganado todo. Le falta un Mundial, ojalá que sea en Qatar.

P. ¿Mbappé le recuerda a Ronaldo Nazario?

R. No. Para mí son diferentes. Pero es muy bueno, me encanta.

P. ¿Por quién pagaría una entrada para verle jugar?

R. A mí me gusta ver a los grandes jugadores. Si tú me dices que va a jugar Ronaldo, van a pasar cosas. Si juega Neymar o Mbappé, van a pasar cosas. Entonces, te dan ganas. Pero no voy a mirar algo en lo que creo que no va a pasar nada.

P. ¿Por ejemplo?

R. Los mismos ejemplos que puede pensar usted.

“Bueno, vamos”, interviene su hermano, cuando la grabadora ni marca los 15 minutos pactados. Es la segunda vez que interviene. La tercera vez que lo haga será determinante. Ronaldinho define a Roberto, exfutbolista profesional -una lesión truncó su prometedora carrera- como a “su ídolo”. Formalmente, es su representante, también su protector desde que el padre de ambos murió en 1989. “No lo reemplacé. Mi madre fue la que realmente se hizo cargo de todo”, cuenta Roberto. Juntos pasaron seis meses detenidos en Paraguay por falsificación de documentos. “Nunca imaginé vivir algo así, una situación como esta. Ha sido un duro golpe. Yo llegué a Paraguay para el lanzamiento de un casino online y de un libro [Craque da Vida]. Todo lo que hacemos es en virtud de los contratos que gestiona mi hermano”, argumentó Ronaldinho en su momento.

– ¿Cómo fue su etapa en la cárcel?

– [silencio].

“No hablamos de eso”, concluye Roberto. Y termina la entrevista.

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