Portugal inició en los últimos años un tímido proceso de descentralización de competencias hacia los ayuntamientos, que en esta legislatura debería consolidarse y reforzarse con la celebración de un referendo sobre la división del país en regiones. La oferta del Gobierno del primer ministro, el socialista António Costa, no contentó a muchos municipios, insatisfechos con la financiación prevista para los nuevos cometidos en educación y sanidad, pero fue el portazo que dio el independiente Rui Moreira, presidente de la Cámara Municipal de Oporto, a la Asociación Nacional de Municipios Portugueses (ANMP) por su pésima defensa de los intereses locales frente a Lisboa lo que removió las aguas lo suficiente para hacer que el Gobierno central revisase su propuesta. Esta entrevista se realizó en junio en la Cámara Municipal de Oporto, antes de que se alcanzase un nuevo acuerdo para traspasar competencias en educación y sanidad entre el Ejecutivo de Costa y los municipios, firmado el pasado viernes. Moreira (Oporto, 65 años) sacó pecho con las mejoras obtenidas gracias a la deserción de Oporto, aunque sigue sin ver razones para regresar al órgano municipal.
Pregunta. ¿Qué perseguía con la salida de Oporto de la Asociación Nacional de Municipios?
Respuesta. Sobre todo pretendíamos que en las fases de la descentralización en salud y cohesión social la Asociación Nacional de Municipios no asuma con el Gobierno central compromisos inasumibles.
P. ¿Qué encaje tiene la descentralización en la regionalización que se quiere impulsar de nuevo con un referendo en 2024?
R. Yo soy regionalista, pero también aquí soy claro. Si es para que el Estado pase tareas y no competencias para las regiones, si es para que el Estado no traspase poder ni ingresos, la regionalización es un desastre y los ciudadanos llegarán al referendo, después de ver lo que ha ocurrido con la descentralización, y van a votar en contra. El peligro es que el hecho de que la descentralización se ha estado haciendo muy mal y todos concuerdan en eso, va a llevar al rechazo de la regionalización, y con razón, por parte de la población.
Tenemos un gigantesco Gobierno central y una administración local sin recursos
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P. Si se traspasan competencias en educación, salud y cohesión social a las Cámaras locales, ¿qué misión le queda a las regiones?
R. Nosotros tendríamos que tener regiones administrativas con poder político como tiene España. La idea de hacer regiones meramente administrativas no resuelve la ecuación, pero hay materias muy importantes que una región podría definir, como las prioridades en medio ambiente, infraestructuras o factores de competitividad, que permitiesen atenuar la enorme diferencia que hay hoy entre la región de Lisboa y el resto del país. En Portugal el gasto del Gobierno central es del 34,9% del PIB, mientras que en Europa es del 26,7%. O sea, Portugal tiene un Gobierno central más costoso que la media europea. El gasto de las ciudades es del 6,9% del PIB en Portugal, mientras que la media europea es del 11,4%. Esto quiere decir que tenemos un gigantesco Gobierno central y una Administración local sin recursos. Esta situación se agrava ahora con el Plan de Recuperación y Resiliencia. Solo en la cultura, en el área metropolitana de Lisboa reciben 114 millones de euros. Para toda la región norte son 9,8 millones y la del Centro, 19. El 93% del Estado está concentrado en Lisboa con más de 650 instituciones. El salario medio en el área metropolitana es de 1.477 euros, mientras que en el resto del país es menos de 1.100. Esto provoca una migración de población cualificada. Las únicas regiones que están creciendo en población en Portugal son Lisboa y Algarve.
P. ¿En qué condiciones regresaría a la Asociación Nacional de Municipios?
R. Eso no depende de mí, fue decidido por una asamblea municipal donde yo no tengo la mayoría. La Asociación Nacional de Municipios tiene que ser un instrumento de la política de los municipios, un órgano reivindicativo del municipalismo y no un órgano obediente del poder central, siempre dominado por la lógica partidaria.
P. ¿Cuál es su relación con el primer ministro, con el que compartió reivindicaciones cuando ambos eran alcaldes?
R. Tengo una excelente relación con el primer ministro desde hace más de 20 años.
P. Las conexiones ferroviarias entre España y Portugal son peores que en el siglo XIX.
R. En términos de competitividad, son peores que en el siglo XIX.
P. ¿Qué reivindica la Cámara de Oporto?
R. La Cámara ha tratado este asunto junto a la Xunta de Galicia, en concreto con Alberto Núñez Feijóo, y también con el Gobierno, que ha presentado un plan que tiene nuestra aprobación. Aquello que está sobre la mesa es hacer una segunda línea Oporto-Lisboa paralela a la actual línea del norte, que luego irá al aeropuerto de Oporto y de ahí hará la conexión hasta la frontera con Galicia. Sé que hay negociaciones entre el Gobierno portugués y el Gobierno español para que esta conexión tenga también inversión en la parte gallega, pero ya es una decisión del ministerio español. Esto permitiría que Vigo fuese el nodo que hiciese la conexión entre esta línea y la red de alta velocidad hasta Madrid; al mismo tiempo, sería importante que esta línea tuviese conexión por Santiago hasta A Coruña, de forma que la fachada atlántica quedase dotada de infraestructuras. Es un modelo que defiendo desde hace años de complementariedad entre el norte de Portugal y Galicia. No queremos una conexión ferroviaria con Madrid por el territorio portugués, queremos aprovechar la conexión a Vigo y potenciar nuestro aeropuerto Francisco Sá Carneiro, que tiene una clara influencia en el territorio gallego. Este es un tema que preocupa mucho al alcalde de Vigo, pero es mi posición.
No tiene ningún sentido que todas las mercancías entre Portugal y España circulen por carretera
P. ¿Por qué no les interesa la conexión con Madrid a través del territorio portugués?
R. Tenemos que hacer elecciones y cuando miramos el mapa de la península Ibérica y vemos dónde está la población, la gran concentración está en la zona entre Oporto, Braga, Vigo, Santiago y A Coruña, y una conexión por el interior a Madrid sería más rápida, pero pasará por territorios con baja densidad de población. Puede ser bueno para Oporto y Madrid, pero los territorios de baja densidad ganan poco, o muy a largo plazo, por el paso del tren. Pero el tren no es solo la conexión con España, nosotros no tenemos ferrocarril en Portugal. La conexión Oporto-Lisboa tarda tanto como tardaba hace 30 o 40 años. El ferrocarril no existe. En el transporte de mercancías, España es el principal proveedor de Portugal y Portugal es el tercero de España y todas estas mercancías circulan por carretera, no tiene ningún sentido. Tenemos, además, una transición energética que es un compromiso de los dos países. El tren es el nudo gordo que tenemos que desatar.
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