Moscú ha amenazado este viernes con que la guerra de Ucrania y su tensión con Occidente se agravarán si la OTAN ayuda a Kiev con más armas para defenderse de la agresión rusa. Al mismo tiempo que eleva el tono de su respuesta, el Kremlin desprecia el impacto que estas armas europeas podrían tener en el campo de batalla.
“Consideramos todo esto una provocación abierta de Occidente y un aumento de la apuesta en el conflicto, lo que inevitablemente conducirá a un aumento de las bajas y a una escalada peligrosa”, ha afirmado la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, al comentar la cumbre de los aliados en la ciudad alemana de Ramstein, donde se ha debatido el envío de carros de combate Leopard a Kiev. Este debate se ha cerrado con la negativa de Alemania al envío de los carros de combate y el aplazamiento de cualquier decisión al respecto.
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La representante del organismo que dirige Serguéi Lavrov resaltó que los objetivos de Moscú ―mantener bajo su control a Ucrania― no han cambiado. “Las tareas establecidas en la operación especial para desnazificar y desmilitarizar el actual régimen de Kiev, y eliminar las amenazas más graves para la seguridad de nuestro país y sus ciudadanos dentro del territorio ucranio, siguen siendo relevantes y serán cumplidas”, afirmó Zajárova.
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso hizo estas declaraciones el mismo día en el que sus Fuerzas Armadas anunciaron nuevos avances en el este de Ucrania, no confirmados por Kiev. Una semana después de que el Gobierno ruso asegurara haber tomado la localidad de Soledar, el ejército ruso afirmó haber tomado Klishchiivka, otra localidad vecina en la zona de Bajmut.
Zajárova descartó cualquier negociación bajo las pretensiones actuales de Kiev. El secretario de prensa del presidente ucrani, Volodímir Zelenski, apuntó recientemente que las conversaciones serían posibles si se atienen al derecho internacional. La portavoz de Exteriores rusa criticó que esta fórmula contenga “demandas para llevar a Rusia ante la justicia y castigarla”.
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Por su parte, Dmitri Peskov, portavoz del presidente Vladímir Putin, menospreció este viernes el apoyo aliado a Ucrania. “Los expertos son conscientes de los problemas que crean estas entregas porque los tanques también deben repararse”, opinó el representante del mandatario ruso al aludir a que las Fuerzas Armadas ucranias no han contado nunca hasta ahora con carros de combate Leopard. “Hemos dicho repetidamente que tales entregas no podrán cambiar nada, sino que ocasionarán más problemas para Ucrania”, agregó Peskov.
El portavoz del Kremlin reincidió en su discurso de que el apoyo a Kiev solo provoca “una espiral ascendente” en la tensión con Occidente, y remarcó que Rusia insistirá hasta el final en su pulso militar. “Vemos un compromiso [en Occidente] con la trágica ilusión de que es posible que Ucrania tenga algún tipo de éxito en el campo de batalla. Esto es un trágico engaño de la comunidad occidental por el que se arrepentirá más de una vez”.
Peskov señaló que la única salida al enfrentamiento actual pasa por que Occidente atienda las exigencias que hizo Moscú a la OTAN antes de la guerra, entre las que figura la expulsión de todos sus miembros del este de Europa para volver a su configuración de 1997. “Deben escuchar las preocupaciones de Rusia, deben rebobinar la cinta [hasta finales de 2021], cuando Rusia propuso discutir sus temores en la mesa de negociaciones y se rechazó totalmente”, insistió Peskov.
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