Mientras los líderes de Alemania, Francia e Italia recorrían este jueves los devastados parajes de Ucrania y mostraban su apoyo a Kiev, el brazo político-energético del Kremlin, Gazprom, ha enviado a la Unión Europea un nuevo mensaje con su particular protesta contra las sanciones que están paralizando la industria rusa. La gasista francesa Engie ha denunciado este jueves que el suministro de gas que recibe del país eslavo ha disminuido, un día después de que Berlín y Roma sufrieran una reducción similar por parte de Moscú.
Estos tres países no son los únicos afectados. La gasista eslovaca SPP ha revelado este jueves que Gazprom le ha recortado alrededor de un 30% del gas que había contratado, mientras que otro país que defiende imponer una sanciones más suaves y ha apostado por mantener unos lazos más estrechos con Rusia, Austria, tampoco ha evitado ser objeto de estas presiones. Su gasista OMV también ha recibido la temida carta de Gazprom.
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El presidente de Gazprom, Alexéi Miller, ha afirmado en el Foro Económico de San Petersburgo que su empresa está encantada con los recortes en el suministro. “Sí, el bombeo de gas a Europa ha disminuido en dos dígitos porcentuales, pero los precios no solo han seguido igual, se han multiplicado. Si digo que no estamos enfadados, no mentiría”, ha recalcado el oligarca, que también ha insinuado que Alemania debería plantearse abrir el segundo gasoducto construido entre ambos países, Nord Stream 2, porque “tiene presión y puede suministrar gas desde hoy mismo”. Berlín suspendió la certificación del gasoducto el pasado febrero y decidió paralizar el proyecto por la agresión rusa a Ucrania.
El envío de gas ruso fuera del espacio pos-soviético se hundió en el primer semestre un 28,9% respecto al mismo periodo del pasado año, mientras que su cotización ha superado barreras históricas. Miller ha pronosticado que se encarecerá aún más en Europa. “La demanda crecerá de forma significativa en el mercado Asia-Pacífico, y en la segunda mitad del año los importadores europeos lucharán con los compradores chinos, indios y del resto de Asia por el ‘dorado’ gas natural licuado”.
“Nuestro producto, nuestras reglas”, ha subrayado el presidente de Gazprom, que ha vaticinado que la primacía del dólar y los acuerdos de Breton Woods 2 contra el proteccionismo se están desvaneciendo, y ha llegado el turno de Rusia. La empresa, ha asegurado Miller, ha aumentado su suministro a China en un 67% en los primeros cinco meses del año.
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El mercado chino difícilmente suple la pérdida europea, sin embargo. Según el diario Vesti, China pagó a Rusia 2.360 millones de dólares (unos 2.257 millones de euros) por su gas, tanto por gasoductos como licuado, entre enero y abril. Cuatro meses en total, mientras que la Unión Europea abona al Kremlin esa misma cantidad cada tres días, según las cifras recopiladas por Reuters.
Reducción en Nord Stream 1
Gazprom anunció el pasado martes que reduciría su bombeo a través de la estación compresora de Portovaya de 167 a 100 millones de metros cúbicos de gas diarios, aunque un día después redujo su previsión a 67 millones. Sin embargo, las autoridades alemanas aseguraron que el bombeo registrado a través de Nord Stream 1 apenas alcanzó un 40% de su capacidad.
El origen de este nuevo capítulo de la guerra del gas está en Canadá, a donde fue enviada para ser reparada una de las turbinas del gasoducto Nord Stream 1, que conecta directamente las estaciones de bombeo rusas con Alemania a través del mar Báltico. La pieza aún no ha sido devuelta a Europa, porque Canadá, en virtud de las sanciones a Gazprom, la tiene retenida, según Siemens Energy. La empresa energética, que abandonó el mercado ruso a mediados de abril, explicó a este periódico que el enorme volumen de gas recortado no puede atribuirse, sin embargo, solo a “motivos técnicos” como este.
Moscú responsabiliza a Europa de la reducción del suministro. “Solo sabemos que el problema es que no regresan las turbinas, que las bloquearon en alguna parte. Estas son de nuevo las consecuencias de las sanciones, no es nada deliberado”, ha declarado el portavoz de Vladímir Putin.
Alemania asegura que las justificaciones rusas “no son más que una excusa” para desestabilizar a la Unión Europea. Una acusación similar a la que ya vertió Ucrania contra Rusia hace más de un mes, cuando había solicitado trasladar el flujo de gas que pasaba por la estación de Sojranivka a otra mayor, la de Sudya, después de denunciar que los territorios separatistas que apoya Moscú se quedaban con parte del bombeo que debía llegar al bloque comunitario.
El gas es la principal fuente de financiación del Gobierno ruso, incluida la maquinaria bélica que ha desplegado en su ofensiva sobre Ucrania. Entre otras medidas, la Unión Europea ha abogado por reducir este año sus importaciones en dos tercios y cortarlas del todo en 2027. Varios países, como Polonia, Bulgaria y Finlandia, han visto cancelado su suministro por negarse a acatar el mecanismo para el pago en rublos impulsado por Putin.
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