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Rusia anuncia una “contribución voluntaria” a las grandes empresas para atajar el agujero en sus cuentas públicas

EL PAÍS

Una guerra es una empresa deficitaria, y al Kremlin le urge recaudar dinero a toda costa. El Gobierno ruso ha planteado una “contribución voluntaria” a las grandes empresas del país, y para ello ha puesto el punto de mira en aquellas que lograron unos ingresos enormes en los dos últimos años. El objetivo sería recaudar unos 3.000 millones de euros adicionales y evitar una subida de impuestos general a la población, ya exhausta por la inflación y la crisis provocada por las sanciones recibidas por su ofensiva sobre Ucrania.

“Los resultados económicos del año pasado fueron muy buenos, y muchas empresas tuvieron grandes beneficios, sobre todo en la primera mitad del año”, ha manifestado el viceprimer ministro Andréi Belousov al justificar que esta medida, supuestamente voluntaria, no supondría una subida de impuestos debido a su carácter excepcional. “Existe la tasa windfall (para ganancias inesperadas, en inglés), el concepto fiscal de una recaudación única”, ha asegurado el viceprimer ministro Andréi Belousov.

Las cuentas del Kremlin han sufrido un importante revolcón desde que la Unión Europea y EE UU impusieron en diciembre un techo al precio del petróleo ruso que puede ser transportado por mar a terceros países. El déficit ruso se disparó hasta los 1,7 billones de rublos en enero, 21.600 millones de euros, o un 60% del total previsto para todo 2023.

Este agujero se explica porque los ingresos de Rusia se hundieron un 35% respecto al mismo mes de 2022, mientras que su maquinaria bélica incrementó los gastos del Estado un 59%. Al desplome del consumo (un 28% menos de ingresos por IVA) se sumó que las petroleras rusas se vieron obligadas a vender el barril de crudo con descuentos. Así, si el presupuesto ruso depende de que el oro negro ronde los 70 dólares este año; la cotización de su marca Urals rondó los 49 dólares en enero.

El agujero en sus cuentas fue grande, pero pudo ser mayor. Rusia recurrió a una nueva carta para evitar ese roto: la venta de yuanes y oro de su Fondo de Bienestar Nacional, la reserva de divisas que el Kremlin acumuló durante años con la justificación de tener un colchón ante imprevistos. Pese a las sanciones, Rusia ha logrado mantener bajo control aproximadamente la mitad de los 600.000 millones de dólares de este depósito, gracias al cual ha logrado resistir al aislamiento.

Una gasolinera de Gazprom en un barrio residencial de Moscú, el 12 de enero. NATALIA KOLESNIKOVA (AFP)

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El Ministerio de Hacienda informó este miércoles a través de un comunicado de que el nuevo tributo había salido a relucir en una serie de encuentros con la patronal rusa para abordar nuevas vías de ingresos. Moscú aseguró haber rechazado la propuesta de los empresarios de elevar el impuesto de sociedades en medio punto porcentual, y recalcó que solo estudiaba recaudar más a través de “sectores y contribuyentes específicos”. “Es necesario tener en cuenta a aquellos que han obtenido ganancias elevadas en los dos últimos años, y sobre esa base tomar una decisión acerca de esta contribución, que se espera que sea voluntaria por parte de los miembros de la Unión de Industriales y Emprendedores”, agregó la Hacienda rusa.

Según ha revelado Reuters con tres fuentes distintas, el Gobierno ruso estudia obtener alrededor de 3.000 millones de euros extra con la nueva tasa, la cual, según sus informadores, no será voluntaria, en contra de lo que sostiene el Gobierno. Además, las empresas temen el riesgo de ser sancionadas si Occidente interpreta estos pagos como un apoyo explícito a Putin.

Este tributo tiene un precedente en el pago único con el que Moscú exprimió a su monopolio gasista estatal Gazprom en la recta final del pasado año. Gracias a aquel impuesto especial y a su dividendo por la primera mitad del año, el Gobierno ruso logró contener el déficit en el 2,3% del producto interior bruto al cierre del año. Este desequilibrio rondó los 3,3 billones de rublos, unos 42.000 millones de euros, aunque el agujero para las arcas rusas podría haber sido mucho mayor sin la aportación extra de los 1,2 billones de rublos de Gazprom (unos 12.000 millones de euros al cambio actual).

La gasista había logrado unos ingresos récord en el primer tramo de 2022 gracias a la guerra. El motivo es que la desconexión gradual de Rusia por la Unión Europea empujó a sus países miembros a una subasta por rellenar sus depósitos de cara al invierno, y Gazprom se benefició de la crisis provocada por el conflicto y el encarecimiento de las materias primas.

Con otros gigantes rusos de las materias primas sucedió lo mismo. Según la agencia estatal de estadísticas Rosstat, las empresas rusas obtuvieron un 32% más de beneficios en la primera mitad del 2022 que un año antes, aunque a ello ayudó el enorme peso de Gazprom y las petroleras en la economía y que el efecto de las sanciones se ha ido acumulando estos meses.

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