El ejército ruso intensificó este miércoles 28 de diciembre los ataques con morteros y artillería contra la ciudad recientemente liberada de Jersón, en el sur de Ucrania, dijo el ejército ucraniano, mientras ejerce una presión constante a lo largo de las líneas del frente en las regiones orientales del país.
Rusia disparó 33 misiles desde múltiples lanzacohetes contra objetivos civiles en Jersón en las 24 horas hasta la madrugada del miércoles, dijo el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania en su informe matutino. Sin embargo, Rusia niega haber atacado a civiles.
También persistieron intensos combates alrededor de la ciudad de Bakhmut, controlada por Ucrania, ahora en gran parte en ruinas, en la provincia oriental de Donetsk, y al norte, alrededor de las ciudades de Svatove y Kreminna en la provincia de Lugansk, donde las fuerzas ucranianas están tratando de romper las líneas defensivas rusas.
Las sirenas antiaéreas también sonaron en Ucrania el miércoles por la mañana, dijeron las autoridades, aunque no se registraron ataques con misiles y más tarde se dio el final de la alarma. Los informes de las redes sociales ucranianas dijeron que la alerta nacional puede haber sido declarada después de que despegaran los aviones rusos estacionados en la vecina Bielorrusia. Reuters no pudo verificar esa información.
El Ministerio de Defensa de Reino Unido dijo en su última actualización sobre la situación militar en Ucrania que Rusia probablemente habría reforzado la sección de Kreminna de la línea del frente, ya que es logísticamente importante para Moscú y se ha vuelto relativamente vulnerable tras los recientes avances de Ucrania hacia el oeste.
Todavía no hay perspectivas de conversaciones para poner fin a la guerra, misma que ha cumplido su undécimo mes.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, está impulsando enérgicamente un plan de paz de 10 puntos que prevé que Rusia respete plenamente la integridad territorial de Ucrania y retire todos sus soldados.
Pero el Kremlin rechazó el miércoles el plan, reiterando su postura de que Ucrania debe aceptar la anexión de Rusia -anunciada en septiembre tras “referendos” rechazados por Kiev y Occidente- de cuatro regiones ucranianas: Lugansk y Donetsk en el este, y Jersón y Zaporiyia en el sur.
“No puede haber un plan de paz para Ucrania que no tenga en cuenta las realidades actuales con respecto al territorio ruso, con la entrada de cuatro regiones en Rusia”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Los planes que no tienen en cuenta estas realidades no pueden ser pacíficos”.
El ejército ruso abandonó la ciudad de Jersón el mes pasado en una de las ganancias más significativas de Ucrania en la guerra. La región de Jersón, ubicada en la desembocadura del río Dniéper y que sirve como puerta de entrada a Crimea, anexada por Rusia, es estratégicamente importante.
La alegría de los residentes de Jersón por la liberación de la ciudad ha dado paso rápidamente al miedo en un contexto de los incesantes bombardeos rusos desde la orilla este del Dniéper, y muchos han huido desde entonces.
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