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Rusia planea construir 25 cárceles y tres centros de trabajos forzados en las zonas ocupadas en Ucrania

EL PAÍS

El Kremlin ahonda en el control de las zonas que ha ocupado en Ucrania y prevé tejer para ello una gran red de cárceles. El Gobierno ruso comenzará a construir próximamente 25 prisiones y tres centros de trabajos forzados en las cuatro regiones que se anexionó ilegalmente el pasado 30 de septiembre ―Lugansk y partes de Donetsk, Jersón y Zaporiyia―. Una de las grandes prioridades es el control de la población de la zona, y por ello Moscú también ha creado oficialmente un nuevo departamento del Servicio Especial de Seguridad, el FSB, en Donetsk (en el Este del país).

El primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, ha firmado la orden de levantar 12 colonias penales (como se conocen las prisiones de régimen general en Rusia) en la provincia de Donetsk; siete en la de Lugansk; tres en Zaporiyia y otras tres en Jersón. A estas se sumarán cuatro centros penitenciarios médicos, uno por cada una de las regiones, y dos campos de trabajos forzados en Lugansk y uno en Donetsk. El Gobierno no ha facilitado de momento datos sobre el número de reclusos que podrían albergar estas instalaciones.

Además, el Ejecutivo edificará las nuevas cárceles “sin la asignación de partidas presupuestarias adicionales”, según consta en las modificaciones introducidas en su plan para el sistema de prisiones hasta 2030. Un plan ya de por sí precario, dadas las graves deficiencias en las cárceles rusas, cuyas malas condiciones denunció el Consejo de Europa en 2020 al subrayar que estaban mucho más saturadas que las del resto del Viejo Continente y realizaban un menor gasto por preso.

El Gabinete que encabeza Mishustin ha ordenado al Sistema Penitenciario Federal que tenga listos todos los documentos legales de las nuevas cárceles en un plazo de tres meses.

La medida se conoce pocos días después de que las autoridades impuestas por el Kremlin en Donetsk anunciasen la creación de un departamento nuevo del FSB en la zona. Aunque este organismo ya operaba allí de facto desde que comenzó la guerra de Donbás en 2014 entre el ejército ucranio y los separatistas apoyados por Moscú, la región no contaba con una representación oficial del servicio de inteligencia ruso hasta ahora.

Pese a que el Kremlin insiste en que las zonas ocupadas han recibido con los brazos abiertos al ejército ruso, el departamento no lo dirigirá ningún militar o agente de inteligencia de la región que cambiara de bando en 2014, sino un alto mando ruso, el general Oleg Bolomozhnov, que ha servido en el FSB desde 1991. Cuando comenzó la guerra de Donbás, era director del servicio de espionaje en la República de Tuvá, en Siberia, y después tomó el mando en las provincias de Magadán, en el extremo oriental del país, y Sarátov, en el Volga.

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“Nuestros planes no incluyen la ocupación de los territorios ucranios. No vamos a imponer nada a nadie por la fuerza”, afirmó el presidente ruso, Vladímir Putin, cuando ordenó el 24 de febrero de 2022 su ofensiva por tres frentes sobre Ucrania, incluida la capital. Ahora, casi un año después, acomete una gigantesca ampliación de la red de cárceles que ya había en los territorios ucranios, pese a que sus tropas controlan la mayor parte de Lugansk, pero solo parcialmente las otras tres regiones. El mandatario espera conquistarlas, y por ello considera las cuatro provincias completas como territorio anexionado.

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