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Rusia recrudece los ataques a varias ciudades ucranias mientras las negociaciones para un alto el fuego se posponen al martes

Unos bomberos tratan de apagar un incendio en un edificio golpeado por un proyectil ruso, este lunes en Járkov.

El estruendo de las bombas y los ataques en diferentes regiones de Ucrania siguen silenciando posibles avances en las conversaciones diplomáticas para llegar a un acuerdo que ponga fin a la guerra tras 19 días de invasión rusa. Un proyectil lanzado sobre un edificio residencial de ocho plantas en Obolon, un barrio al norte de Kiev, provocó este lunes al menos un muerto. Otro ataque cerca de la fábrica aeronáutica Antonov causó otra víctima mortal. Es, de nuevo, una señal clara de que, aunque no haya conseguido todavía su objetivo de someter a la capital ni siquiera acercar sus soldados al centro urbano, el presidente ruso, Vladímir Putin, no se olvida de la principal urbe del país, que aparece cada vez más rodeada.

Aproximadamente la mitad de sus tres millones de habitantes han salido ya hacia un lugar más seguro, aunque allí aguanta sin mostrar intención de irse y con constantes apariciones en redes sociales el presidente Volodímir Zelenski. Varios de sus representantes volvieron este lunes a mantener contactos de manera telemática con el Kremlin, pero, de momento, no hay más anuncio que el de seguir tratando de avanzar este martes. El propio mandatario, que apuesta por verse cara a cara con Putin, reconoció en un vídeo que las negociaciones están siendo “difíciles”.

Mientras, en el este de Ucrania, donde la guerra no ha cesado desde 2014, los separatistas prorrusos apoyados por Moscú y enfrentados a Kiev han denunciado el lunes un bombardeo en la ciudad de Donetsk del que acusan a Ucrania y que dejó, al menos, 16 muertos. Kiev ha negado su responsabilidad. El acoso sigue en ciudades ya muy castigadas en estas casi tres semanas de guerra como Járkov, la segunda el país, en el noreste, o la portuaria Mariupol, a orillas del mar de Azov. El alcalde de Járkov, Igor Terejov, denunció un bombardeo incesante de la localidad. Al menos dos personas murieron en un ataque con misiles a un edificio residencial de la urbe, en el este de Ucrania. Los servicios de emergencia y rescatistas buscaron durante horas bajo los escombros para intentar localizar a los vecinos desaparecidos. El edificio, cercano al centro histórico, fue alcanzado por la mañana, lo que produjo un “incendio masivo” debido a los daños en las tuberías que suministran gas al inmueble, según información de los servicios de emergencia citada por la agencia Reuters. Járkov, una ciudad estratégica a escasos kilómetros de la frontera rusa, ha sufrido bombardeos desde el comienzo de la invasión rusa.

Unos bomberos tratan de apagar un incendio en un edificio golpeado por un proyectil ruso, este lunes en Járkov.Pavel Dorogoy (AP)

También en el oeste, zona por la que cientos de miles de personas han escapado del conflicto, sobre todo a través de la frontera con Polonia, los ataques se suceden en los últimos días. En los alrededores de Lviv se podía escuchar el paso de varios aviones y ver el trazo en el cielo de un misil. Hasta el momento, según cifras de la ONU, han salido del país 2,8 millones de habitantes. Otros dos millones son desplazados internos.

Además, nueve personas han muerto y otras nueve han resultado heridas como consecuencia de un bombardeo de una torre de televisión en la ciudad de Antopil, al oeste de Kiev. El gobernador de la provincia de Rivne, Vitali Koval, ha indicado este lunes que aún hay personas bajo los escombros, por lo que el balance de muertos y heridos podría aumentar, según recoge el portal de noticias ucranio Babel.

“Tenemos que mantenernos firmes y luchar para ganar, para lograr una paz que los ucranios merecen, una paz honesta con garantías de seguridad para nuestro Estado, para nuestro pueblo. Y ponerlo por escrito durante las difíciles negociaciones”, señaló el presidente Zelenski este lunes en una grabación. Según señaló el negociador ucranio Mijailo Podoliak en Twitter, las autoridades de Kiev acudieron a la cita de esta cuarta ronda negociadora con la intención de lograr un alto el fuego, la retirada inmediata de las tropas rusas de su territorio y garantías de seguridad. Todo ello parece muy lejano según se están desarrollando los acontecimientos en el frente de batalla. “Se ha hecho una pausa técnica en las negociaciones hasta el martes” para que los grupos de trabajo puedan “aclarar definiciones”, añadió Podoliak.

“Las partes están expresando activamente sus posiciones, que ya han sido aclaradas, la comunicación es difícil, pero continúa”, explicó Podoliak, para quien “la razón de las discordancias” obedece a los sistemas políticos “muy diferentes” que tienen ambos países. “Ucrania es un país que mantiene el diálogo libre en la sociedad y un consenso obligatorio. Rusia practica, en definitiva, la supresión de su propia sociedad”, agregó. Pese a ello, negociadores de ambas partes detectaron algún pequeño avance. “Los rusos no están haciendo más ultimatums y escuchan nuestras propuestas”, dijo Podoliak. Por su parte, Leonid Slutsky, presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma [Cámara baja del Parlamento ruso], destacó un “progreso sustancial” en la marcha de las negociaciones.

El esfuerzo diplomático tuvo este lunes un segundo escenario en Roma, donde se han reunido enviados de Estados Unidos y China tras conocerse que Rusia solicitó ayuda económica y de material militar al gigante asiático poco después de iniciar la invasión de Ucrania. Desde China, el Ministerio de Exteriores ha calificado este lunes esta noticia de “desinformación”. El Kremlin también niega la petición de ayuda.

Zelenski señaló la noche del domingo que sus representantes estaban negociando un posible encuentro con Putin. “Nuestra misión es clara: hacer todo lo que sea posible para asegurar una reunión entre los dos presidentes”, dijo en un vídeo. Y destacó que una de las exigencias de Ucrania es la apertura de corredores humanitarios para las ciudades sitiadas. En total, unas 150.000 personas han sido evacuadas, según los datos ofrecidos este lunes por el alto funcionario de la presidencia de Ucrania Kirilo Timoshenko. Pese al elevado número de evacuaciones, Zelenski lamentó que todavía queda mucha gente atrapada en enclaves como Mariupol, en el sureste del país.

La alcaldía de esta ciudad señaló que unos 160 coches con civiles pudieron salir este lunes de la localidad. La información fue confirmada por la vice primera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, quien también criticó que Rusia continúa bloqueando la entrada de ayuda humanitaria. Uno de los residentes de Mariupol que logró escapar del asedio y comunicarse con sus allegados en otro municipio del país explicó que el corredor humanitario estuvo abierto hasta las 17.00, hora local (16.00 horas en la España peninsular), pero que la mayor parte de la población de Mariupol no fue informada de la posibilidad de abandonar la ciudad. De acuerdo con esta fuente, las fuerzas del Kremlin impidieron que la población saliera de la localidad en autobuses y solo permitieron el uso de coches particulares, informa Margaryta Yakovenko.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó este lunes un total de 31 ataques contra centros sanitarios desde el inicio de la invasión en Ucrania, en los que 12 personas murieron y otras 34 resultaron heridas. Una de las víctimas es la mujer embarazada que sobrevivió al ataque ruso contra el hospital materno infantil de Mariupol y cuya imagen dio la vuelta al mundo, tumbada en una camilla y sujetando su tripa. Tanto ella como su bebé murieron finalmente. Los bombardeos contra civiles, y muy especialmente contra hospitales, apuntan a la comisión de crímenes de guerra por parte de Moscú. Según la Fiscalía de Ucrania, al menos 90 niños han fallecido desde el inicio de la agresión.

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