Ícono del sitio La Neta Neta

Sabios aimaras y sus ritos para recibir el solsticio austral


LA PAZ — Rituales ancestrales, ofrendas a las deidades andinas para pedir abundancia, música autóctona, bailes y color fueron parte del “Illapacha de los Andes”, una ceremonia con la que se dio la bienvenida este sábado al solsticio de verano austral en Bolivia.

Decenas de “amautas” o sabios aimaras, guías espirituales y “kallawayas” o médicos tradicionales participaron en este evento que tuvo como escenario la Plaza Mayor de San Francisco en La Paz y fue organizado por la entidad Comunidad de la Vida con apoyo de la Secretaría Municipal de Culturas.

Provenientes de diversas partes de La Paz como Copacabana, el municipio situado a orillas del lago Titicaca que Bolivia comparte con Perú, o Charazani, la tierra de los “kallawayas”, los indígenas y campesinos prepararon desde temprano las ofrendas que luego se presentaron a la Madre Tierra.

Artistas pintaron en el piso una cruz andina en cuyo centro fue armada una especie de pirámide de colores que estaba rodeada por estatuillas de elementos sagrados en las culturas ancestrales, como la “illa” o deidad que trae la prosperidad.

Los “amautas” se acomodaron en torno a la cruz andina en cuatro grupos, uno en cada punto cardinal, donde realizaron los rituales para entregar una a una las ofrendas a la Madre Tierra o “Pachamama”.

Las ofrendas se entregaron empezando por el este, luego el norte para continuar en el oeste y terminar en el sur, mientras grupos de música autóctona interpretaban alegres tonadas que hicieron bailar a los asistentes incluso a pesar de una granizada que frenó por unos minutos la fiesta.

La pirámide estaba coronada por una estela de piedra de Chiripa, una cultura que antecede a la ancestral tiahuanacota, explicó a Efe Mónica Medina, una de las representantes de la Comunidad de la Vida.

“Sus manos están una en el corazón, para retornar a la memoria del corazón, y otra en el estómago, que es donde está el cordón umbilical cuando nacen nuestros hijos. Es el mismo cordón umbilical que mantenemos con la tierra y con la vida”, destacó Medina.

La ceremonia se llama “Illapacha de los Andes” y fue rescatada de las tradiciones que perviven en las zonas rurales en el altiplano boliviano con motivo del 21 de diciembre, “cuando el sol está en su máxima expresión en el sur”, indicó Medina.

“En junio por ejemplo los abuelos dicen que el sol está débil, pero en diciembre está en su mejor momento. Y es en estas épocas que en el campo todo el mundo da la bienvenida a la cultura de la abundancia, de las semillas, de los alimentos”, señaló.

Por eso se hacen peticiones -sobre todo las mujeres, porque es un tiempo femenino- de abundancia y prosperidad para todos, agregó.

Medina recordó que la tradicional festividad boliviana de la Alasita, la feria de los deseos en miniatura que fue declarada en 2017 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, se celebraba originalmente el 21 de diciembre y no el 24 de enero como ocurre en la actualidad.

La Alasita, que significa “cómprame” en aimara, es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina, cuando los paceños bendicen al mediodía del 24 de enero las miniaturas que representan sus aspiraciones y deseos.

Los historiadores bolivianos refieren que la celebración de la fiesta fue trasladada de diciembre a enero en 1873 por orden del entonces gobernador de La Paz, el español Sebastián Segurola, para conmemorar la victoria de los suyos ante una sublevación indígena liderada por los caudillos Tupac Katari y Tupac Amaru.




Source link

Salir de la versión móvil