Salvini podrá ser juzgado por secuestro de personas en el ‘caso Open Arms’



Matteo Salvini, con una gorra de la Guardia Costera italiana, este jueves en el Senado.FRANCESCO FOTIA / AFPMatteo Salvini se jugaba su futuro político. El Senado italiano votaba a media tarde de este jueves si debía serle retirada la inmunidad de la que gozó como ministro cuando fue imputado por retener hace un año la nave de la ONG española Open Arms con 160 migrantes a bordo. Pero el líder de la Liga, que daba por descontado el resultado y no parecía muy preocupado, cogió el coche y puso rumbo a Milano Marittima (Emilia Romaña), en la costa Adriática, para disfrutar de unos días de vacaciones con su familia. Una nutrida escolta y un helicóptero de la policía esperaban su llegada en la puerta del hotel, a solo diez metros del Papeete Beach, el chiringuito donde el año pasado certificó su órdago al primer ministro, Giuseppe Conte, y perdió su cartera como ministro del Interior. La votación en el Senado, más allá del resultado, no era tan mala. Un año después, ha vuelto al discurso más duro contra la inmigración para levantar el vuelo.La mañana de este jueves, Salvini ya sabía que el Senado aprobaría retirarle la inmunidad. Italia Viva, el partido de Matteo Renzi, le había salvado la última vez que se había debatido la cuestión. Pero en esta ocasión se alineó con sus socios de Gobierno (Movimiento 5 Estrellas y Partido Democrático) y votó a favor de mandarle a juicio (149 votos a favor y 141 en contra). De este modo, el líder de la Liga podrá ser procesado, si los magistrados lo consideran oportuno, por secuestro de personas al haber impedido la entrada a un puerto italiano del barco de la ONG Open Arms hace justo un año. El líder de la Liga era entonces ministro del Interior y tomó la decisión en plena escalada de su política de puertos cerrados. Hoy vuelven los ecos de aquella campaña al Parlamento.Es la segunda vez que el Senado manda a juicio a Salvini por el mismo delito. En la ocasión anterior se debió al bloqueo de una nave de la Guardia Costera italiana, Gregoretti, con 131 migrantes a bordo. Entonces fue Salvini quien en una de sus habituales piruetas populistas pidió que sus compañeros de partido le mandaran a juicio. Sin embargo, en este caso el exministro del Interior alega que procedió de manera completamente distinta y que lo hizo en coordinación con el primer ministro, Giuseppe Conte. El resultado final es el mismo y no es tan negativo para sus intereses a corto plazo (si llegase a ser procesado dentro de un año se arriesga a no poder volver a ser candidato a primer ministro). Los focos y la polémica alrededor del fenómeno migratorio insuflan algo de oxígeno al líder ultraderechista en su peor momento de los últimos tres años.Salvini, en caída libre en todos los sondeos —ha pasado de un 32% de estimación de voto en enero, a un 23%, según la empresa Ipsos— ha vuelto a aferrarse a la carta de la inmigración para levantar el vuelo. La crisis de la covid-19 y el buen tiempo han provocado una nueva oleada de llegadas en los últimos días. Las cifras vuelven a ser material inflamable para el Ejecutivo: 561 personas desembarcadas en un solo día, 13.094 llegadas en 2020 (en el mismo periodo del año pasado hubo 3.654). Solo en los primeros 29 días de julio han llegado 6.144 migrantes y algunos centenares han huido de los centros de internamiento en Sicilia en los que fueron registrados. “Defender Italia no debería ser ningún delito”, protestaba Salvini. “No tengo miedo, no me dejaré intimidar y no me silenciarán: recuerdo a todos los parlamentarios que, tarde o temprano, el juicio de los votantes llegará”, lanzó en el Senado.El argumento de la defensa de las fronteras ante una supuesta invasión de inmigrantes ha perdido el tirón electoral durante la pandemia, pero es la única baza que le queda a un Salvini profundamente desdibujado. Todas sus decisiones durante la crisis de la covid-19 han sido erróneas y su socia en la coalición de derechas, Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) está cada vez más cerca en los sondeos. Salvini lo ha intentado todo. La última semana incluso se ha apuntado a las teorías negacionistas de la pandemia impulsadas por la ultraderecha. Una nueva ocurrencia que ha terminado de distanciarle de parte de su electorado. Una sentencia desfavorable en el hipotético juicio por el caso Open Arms le costaría la inhabilitación política. Pero, de momento, vuelve a recuperar el foco.


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