Pedro Sánchez termina la gira de EE UU de tres días con la sensación de éxito total. En su rueda de prensa de balance, el presidente no ha señalado ningún compromiso concreto de inversiones de los grandes fondos y empresas tecnológicas con los que se ha reunido, incluido Blackrock, el mayor fondo del planeta, o Apple, la compañía con más valor bursátil del mundo —en ambos casos vio a sus máximos responsables—, pero sí se mostró convencido de que ha logrado avanzar en un momento clave en el que se van a tomar las decisiones para los próximos años. Después, en conversación informal con los periodistas, Sánchez ha apuntado que espera que en otoño se empiecen a concretar estas grandes inversiones alrededor del fondo de recuperación europeo.
Sin embargo, al volver a España le espera la cruda realidad de la tensión con la oposición. En la rueda de prensa, Sánchez ha dado por hecho, de forma más clara que nunca, que el PP está dispuesto a bloquear indefinidamente la renovación de varios órganos constitucionales. Y ha dejado claro que él no tiene previsto ningún movimiento drástico más allá de “recordar, recordar y recordar” al Partido Popular su obligación de renovarlos.
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Entre la rueda de prensa y la conversación informal posterior ha quedado diáfano que no hay muchas expectativas en La Moncloa para una negociación este verano. Sánchez ha hablado desde Palo Alto (California), donde terminaba su visita en pleno corazón de Silicon Valley, con Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, tras su ronda de conversaciones con los portavoces de los grupos políticos, y ambos concluyen que el PP no tiene ninguna intención de desbloquear. Sánchez aún lanza públicamente mensajes que confían en una rectificación —“esperemos que reflexionen para septiembre”—, pero es evidente que La Moncloa da por rotos los puentes con el PP y solo cree en una presión del mundo judicial por el colapso que puede llegar en los próximos meses.
El presidente no tiene previsto llamar este verano a Pablo Casado, al contrario de lo que sucedió en 2020, cuando de forma discreta tenían prácticamente cerrado el acuerdo y el líder del PP se echó para atrás en el último momento. “El ministro Bolaños me traslada que no parece que haya ninguna voluntad del PP de cumplir con la Constitución, a pesar de que se autoproclama constitucionalista. Llevamos 961 días sin renovar el Poder Judicial, cuya actual composición surgió de unas elecciones en 2011 con mayoría absoluta. Eso ya es la prehistoria. Es un bloqueo que no tiene sentido y es inédito. Y hace un flaco favor a la democracia”, ha insistido.
Sánchez muestra un clarísimo giro en el fondo y en las formas después del cambio de Gobierno, y este viaje, el primero desde que renovó a la mitad de su Ejecutivo, ha sido una clara prueba. Si antes el presidente esquivaba a la prensa, evitaba al máximo las comparecencias, limitaba las preguntas y apenas tenía corrillos, en Estados Unidos ha sido todo lo contrario. La cercanía con la prensa ha sido notable, con corrillos diarios, y el propio presidente ha ampliado el número de preguntas en la rueda de prensa hasta llegar a siete cuando su equipo quería darla por concluida.
Pero más allá de ese detalle, que coincide con un cambio en el equipo de comunicación y en el Gabinete del presidente, el tono también es diferente. Sánchez y su nuevo Gobierno están empeñados en hablar en positivo, centrar la agenda en la economía y el fondo de recuperación y tratar de huir del choque que plantea la oposición.
Ante una frase de Casado, que había calificado de “bochornoso” el viaje de Sánchez a EE UU porque no incluía un encuentro con el presidente Joe Biden, Sánchez trata de esquivar la polémica y salir de la crispación. Esa parece ser la estrategia para los próximos meses y el eje del cambio de Gobierno. “Frente a tanto ruido y palabrería, el Gobierno avanza. Estamos viniendo a EE UU a hablar bien de España, a situarla en el radar de las grandes inversiones de fondos de inversión. Los partidos tendrán que decidir de qué lado se sitúan, del lado de la recuperación y hablar bien de España o se quedan en la crispación y la confrontación”, ha asegurado.
Sánchez culmina así con el viaje a EE UU el giro completo que quiere darle a la legislatura para salir del agujero en el que se metió el PSOE y el propio Gobierno con el desastroso resultado en las elecciones de Madrid. Todo eso, y las propias tensiones internas en La Moncloa entre dos alas, la que dirigía Iván Redondo y la que encabezaba Carmen Calvo, ambos fuera del Gobierno, han quedado atrás y ahora Sánchez y su equipo renovado intentarán cambiar por completo la agenda, aunque el PP y la propia dinámica de la política española, con la tensión permanente en Cataluña, no se lo pondrá fácil.
El presidente destaca que en este viaje, al contrario de lo que ha sucedido otras veces, nadie le ha preguntado por Cataluña. Y se ha visto con medio centenar de personas, muchos de ellos con intereses importantes en España e incluso algunos españoles, como el consejero delegado de Hewlett Packard, Enrique Lores. Sánchez, que ofreció la rueda de prensa en la sede central de esta compañía en Palo Alto, está claramente cómodo hablando de contenido económico y garantizando a los inversores y a los medios especializados como Bloomberg que España “es un país abierto donde los inversores extranjeros son bienvenidos”.
Los grandes fondos le preguntaron por la reforma laboral y la ley de vivienda, asuntos que les preocupan por sus intereses en España, pero él trata de tranquilizarles presentándose como un socialdemócrata moderado que viaja al corazón del capitalismo, Nueva York, a la capital del mundo audiovisual, Los Ángeles, y al epicentro del tecnológico, Silicon Valley, garantizando estabilidad política y reformas aprobadas por Bruselas que no chocarán con estos gigantes. Sánchez, que en España sí habla de los pocos impuestos que pagan estas compañías en Europa —Netflix y Apple, a las que ha visto estos días, son casos especialmente simbólicos de este fenómeno—, aquí no ha sacado el asunto en sus comparecencias públicas y tampoco en las reuniones.
El presidente está empeñado en poner facilidades y sobre todo en plantear que España es un país en plena modernización donde hay muchísimas posibilidades para la industria audiovisual, para la tecnológica, e incluso para la aeroespacial. Con Tim Cook, de Apple, habló por ejemplo de ese gran polo audiovisual que quiere hacer en España, hasta convertirla en “el Hollywood de Europa”, algo que le interesa a Apple TV, y también proyectos de inteligencia artificial, a los que también podría sumarse Apple.
Sánchez no se lleva millones en la maleta para Madrid, pero sí la convicción de que llegarán cuando se concrete ahora entre los equipos técnicos todo lo que se ha apuntado en las reuniones. El giro es completo y para rematarlo Sánchez aprovecha el verano, un momento propicio porque la oposición no tiene el altavoz del Congreso, ahora de vacaciones. A la vuelta, en septiembre, volverá la batalla, pero el Gobierno intentará mantener este nuevo tono y consolidar la agenda económica. Entonces verá si es capaz de mantener esta línea o la oposición le arrastra hacia otro lado.
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