La trascendencia de la batalla electoral del 4 de mayo en Madrid, donde el PP gobierna desde 1995, ha llevado a Pedro Sánchez a diseñar personalmente la candidatura de Ángel Gabilondo. El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE ha apostado por una profunda remodelación de la lista promocionando en los puestos de salida a perfiles jóvenes y con experiencia de gestión. Sánchez persigue dos objetivos: rejuvenecer la bancada socialista, con una edad media de 55 años, para ganar atractivo en el voto urbano, y sentar las bases de un proyecto de futuro para 2023 si la derecha retiene la Comunidad.
La reacción inicial del PSOE de Madrid cuando Isabel Díaz Ayuso convocó el adelanto electoral fue optar por la continuidad. Hacer los retoques mínimos e imprescindibles en una lista que, tras la formación del Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos, ya había perdido músculo tras la pléyade de fichajes de diputados autonómicos en puestos de responsabilidad en el Gobierno. Pedro Sánchez, en cambio, ha visto la ocasión idónea para renovar a fondo la candidatura de Gabilondo. “El fin que se persigue es ambicioso: demostrar, con perfiles de edades de los 30 a más de 40 años, con experiencia y con ganas, que estamos capacitados para gobernar al día siguiente de las elecciones”, resumen fuentes del equipo de campaña. “Compañeros de comunidades donde el PSOE es el partido hegemónico y lo normal es que gobierne, como Castilla-La Mancha, Extremadura o Asturias, nos suelen decir que en Madrid pensamos las listas en clave orgánica. Repartiendo puestos en función de las corrientes internas, agrupaciones… Dando por hecho que perderemos. Y si piensas así… Pues así nos va”, ahonda en esa idea un veterano curtido en mil peleas internas del PSM.
La confección de la lista del PSOE –que este viernes se aprueba y mañana se presentará-, sobre todo de la primera decena de puestos, supone una revolución orquestada desde la mismísima Moncloa. La coparán perfiles de edad mediana que durante el mandato de Sánchez han sido responsables de secretarías de Estado como Hana Jalloul (41 años), la número dos, en Migraciones, o Irene Lozano (49 años): la cinco de la lista es la secretaria de Estado de Deportes y presidenta del Consejo Superior de Deportes. Lo mismo sucede con el número siete de la lista: Jesús Ángel Celada (44), director general de Políticas de Discapacidad, según avanzan fuentes del PSOE a EL PAÍS. Los tres cesarán de sus puestos en el Gobierno el martes. Si el PSOE releva al PP en la Real Casa de Correos, sede de la Comunidad, se da por seguro que se sentarán en el Consejo de Gobierno de Gabilondo. Si no dan los números, Gabilondo dará paso a las nuevas generaciones. Su función será la de erigir un Ejecutivo a la sombra y poner los cimientos de un proyecto consolidado para 2023. “Necesitamos izquierda, juventud, fuerza, experiencia y ganas”, resumió este jueves Gabilondo, vencedor de las elecciones autonómicas de 2019 —la anterior ocasión en que el PSOE lo logró fue en 1987—, las cualidades que quiere para su proyecto.
La decisión de colocar a Pilar Llop (47 años), presidenta del Senado, como número tres en lugar de cuatro según el orden habitual en las listas cremallera responde según las fuentes consultadas de Ferraz y La Moncloa a su perfil institucional como cuarta autoridad del Estado. Y además manda un mensaje al voto femenino, una de las fortalezas de los socialistas.
La clave del 4-M será qué partidos y bloques movilizan más a sus votantes. En este contexto, en el que la entrada de Ciudadanos puede voltear el resultado de las elecciones —Gabilondo no fue presidente en 2015 porque IU no pasó del 4,1% de los votos (132.000 papeletas), por debajo del 5% que se exige para tener representación en la Asamblea de Madrid—, el PSOE tirará de sus alcaldes.
Presencia de municipios
La importancia que los socialistas conceden al municipalismo —gobiernan en todas las ciudades madrileñas de más de 100.000 habitantes salvo la capital y Torrejón de Ardoz— también se apreciará en los puestos de cabeza. El alcalde de Soto del Real, Juan Lobato (36 años), regresa al Parlamento autónomo (2015-19) como número cuatro. Técnico de Hacienda del Estado desde 2010 y primer alcalde socialista de la localidad desde Eugenio Candelas, al que fusilaron en la Guerra Civil en 1939, Lobato se presentó a las primarias del PSOE de Madrid de 2017 en las que fue elegido el actual delegado del Gobierno, José Manuel Franco. Mónica Carazo (36 años), vicealcaldesa de Rivas y coordinadora de la campaña de Gabilondo, será la otra abanderada del poder local. Como Lobato, también se ha fogueado en la Asamblea.
Manuela Villa (44 años), licenciada en Sociología por la London School of Economics y que ha sido responsable de contenidos en Matadero, tiene reservado el octavo puesto de la lista. Todo un guiño al sector cultural, según fuentes de la candidatura. Villa es asesora del gabinete del ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes. Número tres en la lista de 2019, la última semana se rumoreó en el PSOE la posibilidad de que el ministro fuera incluido de nuevo en la lista para el 4-M. Pero no se concretó.
Los dos portavoces adjuntos en el Parlamento regional, Pilar Sánchez Acera (46 años) y José Cepeda (52 años), cerrarán los diez primeros puestos de la lista con la que el PSOE pretende recuperar Madrid. Sánchez es optimista y cree que el 4-M se abre una oportunidad única. La fama de Madrid como una comunidad conservadora pierde consistencia si se analizan los resultados de las elecciones de 2015 y 2019. Se resolvieron por un margen muy estrecho para la derecha, de uno y tres escaños respectivamente. Los 30 escaños actuales del PP y los 12 de Vox obligan a Díaz Ayuso y sus socios de la extrema derecha a lograr 27 escaños más —y no perder ninguno— para lograr la mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid. En La Moncloa, Sánchez confía en que el momento del PSOE ha llegado.
Más de 300.000 euros el primer día de microcréditos
El PSOE de Madrid ha recurrido una vez más a los microcréditos, una fórmula por la que apostó por primera vez en las elecciones generales de abril y noviembre de 2019, como una vía de financiación para afrontar el proceso electoral del 4 de mayo. Su impulsor ha sido el gerente del PSOE, Mariano Moreno. La campaña fue lanzada el martes. En un solo día se han recaudado más de 300.000 euros, según informaron fuentes de la campaña de Ángel Gabilondo.
Ferraz captó siete millones mediante microcréditos en la campaña electoral de 2019. La prueba de fuego fue en las generales de abril de ese año con una campaña dirigida a sus cuadros y simpatizantes ante los problemas que estaban encontrando para financiarse tras la quiebra del Banco Popular. Hasta su cierre en 2017 era el principal financiador de los grandes partidos nacionales. El compromiso adquirido con los microcréditos era devolver el préstamo con un 2% de intereses anual una vez se ingresara la subvención del Estado. Se recaudaron por esta vía 2.454.200 euros. El presupuesto de esas elecciones generales fue de nueve millones.
Medio año después, los microcréditos ya eran una de las vías principales de financiación de los socialistas. En menos de dos semanas se recaudaron 4.722.143 euros —el doble que en abril— para sufragar los siete millones de presupuesto de los comicios del 10-N. El PSOE ofreció entonces un interés anual del 2,5%, medio punto más que en abril.
Los microcréditos, insisten en el PSOE, no son donaciones y pueden ser suscritos por cualquier militante, simpatizante o ciudadano con aportaciones desde los 100 hasta los 10.000 euros. La duración máxima es de un año y con un interés en esta ocasión del 3%.
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