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‘Santos criminales’: resucitan a ‘Los Soprano’. ¿Para qué?

La pantalla quedaba en negro durante varios segundos. Antes habíamos visto entrar a cenar en un restaurante a Tony Soprano, a su esposa y a sus hijos. También a señores inquietantes que observan ligera o directamente a la familia. ¿Serán sus presuntos ejecutores o solo pasaban por allí? Vete a saber lo que va a ocurrir con la familia más hipnótica que nos ha dado la mafia, junto a las que se inventaron Coppola y Scorsese. Y sospecho que fuimos incontables espectadores los que nos planteamos: ¿qué vamos a hacer con nuestro tiempo libre y nuestra fascinación después de que esta serie genial haya decidido cerrar el telón? La he visto muchas veces desde su clausura. Y aunque me la sepa de memoria, su turbio encanto y su complejidad se mantienen intactas. Le ocurre lo mismo a The Wire. Al verdadero clasicismo.

Navegando por ella una y otra vez descubres cosas transparentes. Por ejemplo, que gana bastante cuando se incorporan a sus guiones y a dirigir algunos episodios dos tipos llamados Matthew Weiner y Terence Winter, futuros creadores de las espléndidas Mad Men y Boardwalk Empire. También que, de vez en cuando, aparecen sueños en Los Soprano, algunos excesivamente largos, inútilmente surrealistas, pesaditos, prescindibles y que siempre vienen firmados por David Chase, el inventor, el alma, el showrunner de Los Soprano, el señor que previó el enorme juego que podía dar la depresión de un jefe de la mafia cuando los patos que visitan su piscina deciden emigrar de allí. Nadie es perfecto. Y todos tenemos nuestros personajes favoritos en una serie sobre gente muy malvada, a la que en determinados momentos puedes comprender e incluso caerte bien. Y nuestros episodios favoritos. Los míos son el de Christopher y Paulie perdidos en un bosque helador donde han ido a enterrar a un sicario de la mafia rusa. Y el de Tony compaginando un viaje con su hija para encontrarle universidad con el asesinato de un antiguo colega que les traicionó años atrás y que vive como testigo protegido. Hay mil cosas más que adoro en esta serie. Algunas que pueden parecer frívolas, pero que me fascinan, como el cruce de piernas de la reflexiva y asustada, aunque también cautivada doctora Melfi, o que la banda sonora esté impregnada frecuentemente con canciones de mi amado Van Morrison. Y, cómo no, una de las interpretaciones más grandiosas que he visto nunca, ese James Gandolfini en permanente estado de gracia, muerto a los 51 años, inmortal en la memoria de los espectadores.

Y, lógicamente, me invadió tanta expectación como miedo al enterarme de que iban a resucitar en formato de cine a esta inolvidable familia. Se trataría de una precuela (el término siempre me mosquea, solo huele a negocio) de la serie. Se titula Santos criminales. La escribe y la produce David Chase. Y le ha encargado la dirección a Alan Taylor, que firmó nueve episodios de la serie. La sitúan en la década de los sesenta, cuando Tony Soprano es niño y adolescente, cuando el gansterismo de los negros quiere plantarle cara a la mafia blanca, durante las revueltas de Newark. Aparecen los padres y las hermanas de Tony, pero el auténtico protagonista es su tío Dickie Moltisanti, el padre de Christopher, aquel desaparecido señor del que hablaba reverencialmente Tony en la serie. Y no es tan maligno como lo que vendrá después. Intenta dotar de cierta cordura y humanidad a su delictiva empresa. No le sobra el encanto. La película no posee ninguno. Sus dos horas de metraje se me hacen eternas. La historia es tan grisácea y aburrida como la fotografía que la ilumina. Te desinteresas de los personajes y de lo que les ocurre. La mayoría de ellos no son creíbles, carecen de fuerza, parecen una mala caricatura de aquellos que vimos en la serie. Todo es un anodino desastre.

Y te preguntas las razones de que hayan profanado de forma tan estúpida y olvidable un universo que permanece en la retina, en el oído y en la memoria de tantos espectadores con paladar. Imagino que, como casi siempre, habrá sido una cuestión de dinero. Que David Chase pensaría que se iba a forrar resucitando en el cine un mundo y unos personajes que habían triunfado en la televisión. Sospecho que sus expectativas financieras no se van a cumplir. Y las artísticas son lamentables.

Santos criminales

Dirección: Alan Taylor.

Intérpretes: Michael Gandolfini, Alessandro Nivola, Corey Stoll, Ray Liotta, Vera Farmiga, Michael Imperioli. 

Género: thriller. EE UU, 2021.

Duración: 120 minutos.

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