Los diarios de circulación nacional presentan opiniones y editoriales con información y trascendidos relevantes en materia económica.
Coordenadas, de Enrique Quintana, en El Financiero:
Se ‘alinean las estrellas’ para el TMEC
En contra de lo que muchos esperábamos, pareciera que se están ‘alineando las estrellas’ para que el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), pueda ser ratificado por el Congreso norteamericano antes de que termine noviembre.
El día de ayer, en una carta que el presidente López Obrador envió a Richard Neil y fue entregada por el subsecretario Jesús Seade, se detalla la asignación de recursos tanto para el próximo año como para los siguientes. Se indica que en 2020 se asignarán casi 70 millones de dólares a este propósito; cifra que crecerá a 176 millones en 2021; 324 millones en 2022 y 327 millones en 2023.
Además, se ratificó el objetivo de aumentar los salarios reales en 20 por ciento a lo largo de este sexenio, lo que implica un alza real de 3 por ciento por año.
Marco Mares en El Economista:
Santa Lucía, ¿solución o derroche?
El inicio simbólico de la construcción del aeropuerto comercial en Santa Lucía es exactamente eso, un arranque simbólico.
¿Por qué? Porque todavía tiene que superar muchos temas legales y técnicos.
Por ahora todavía es incierto el final de esta historia. Frente a la carencia de los permisos de las autoridades aéreas internacionales, la pregunta central es si, en caso de que se construya y concluya, podrá operar o no.
En ese sentido, existe el riesgo de que se registre la inversión y al final se convierta en un “elefante blanco” porque las aerolíneas no tendrían autorización para despegar y aterrizar desde Santa Lucía.
Hasta ahora, el gobierno mexicano ha desestimado las opiniones de Mitre, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo y la Organización de Aviación Civil Internacional.
Activo Empresarial, de José Yuste, en Excélsior:
Va superávit; Grupo Ángeles invierte en la 4T
El presidente Andrés Manuel López Obrador es ortodoxo en materia de finanzas públicas. No quiere endeudarse. Está por superávit fiscal, el más amplio que se pueda. De hecho, el Presidente no quiere que se reduzca el superávit primario de 0.7% a 0.5% del PIB. El mandatario quiere enviar la señal a los mercados, de que preferirá ajustarse el cinturón a gastar de más.
Aquí, el gobierno de la 4T busca diferenciarse de otros gobiernos de izquierda, sobre todo de América Latina, donde tradicionalmente las fuerzas de izquierda suelen endeudarse con la idea de gastar más y mejorar la economía. Ya sabemos cómo han terminado: con crisis financieras y aislados de los mercados internacionales de capital.
López Obrador ha querido mostrar un gobierno de izquierda que no se endeuda, o por lo menos no gasta de más.
La Cuarta Transformación, de Darío Celis, en El Financiero:
Las garantías de AMLO
Esta semana el gobierno mexicano envió al Congreso de Estados Unidos un documento en el que se precisan “las garantías” verbalizadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Deriva de la reunión con líderes demócratas que vinieron a México y que ahora “pueden ponerse por escrito” como requisito para que ese partido someta al pleno la aprobación del T-MEC.
Unos días después, y tras entrevistarse con los secretarios Marcelo Ebrard, Arturo Herrera y Luisa María Alcalde, el líder demócrata Richard E. Neal manifestó su insatisfacción.
El presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes pidió por escrito garantías también a la embajadora Martha Bárcena y al subsecretario para Norteamérica, Jesús Seade.
Demandaron que la Reforma Laboral siente bases de democracia sindical, rendición de cuentas de los dirigentes gremiales y que su seguimiento esté sujeto a inspectores independientes.
Ni más ni menos, es lo que esperan los demócratas en Estados Unidos encabezados por la influyente Nancy Pelosi, quien ayer afirmó estar en un “camino hacia el sí” para ratificar el T-MEC.
El Contador en Excélsior:
Un descanso lejos de México se dio Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, y es que el empresario regiomontano decidió atender sus negocios en medio de la aprobación de la miscelánea fiscal en la Cámara de Diputados y la ley para tipificar como delincuencia organizada la emisión de facturas apócrifas. Salazar prefirió ver el espectáculo político desde el viejo continente, pues el líder empresarial aprovechó una reunión de consejeros de BBVA para hacerse presente en España y no posicionarse sobre temas de la agenda nacional y de preocupación para su gremio. Al parecer está un poco arrepentido de haber entrado a la grilla empresarial.