El 13 de mayo de 2020, la vida de Ana Obregón se apagó. Después de varios años luchando contra un Sarcoma de Ewing, Aless Lequio falleció rodeado de sus seres queridos pero dejando muchas promesas y deseos por cumplir. Y tres últimas voluntades que la bióloga ha podido llevar a cabo: su libro, su fundación y formar una familia. El chico de las musarañassalió a la venta el pasado 19 de abril, la fundación con su nombre abrió sus puertas en agosto y el 20 de marzo nació Ana Sandra. Ahora, la actriz ha vuelto a recordar el peor día de su vida, pero con un nuevo motivo para sonreír: su nieta.
Lequio nació ya siendo conocido. Sus padres, Ana Obregón y Alessandro Lequio, eran una de las parejas más mediáticas de la geografía nacional, ambos rostros conocidos y habituales de la televisión. Tal era su reclamo en la crónica social, que incluso la actriz tuvo que hacer un pacto con los paparazzis para hacer el posado del verano a cambio de que la dejasen tranquila los meses estivales. Una tradición que continúa a día de hoy. Sin embargo, el pequeño Aless, que detestaba los micrófonos de los medios de comunicación, supo labrarse un futuro alejado del foco mediático y ganarse el cariño del mundo entero.
La relación con su padre, como ha demostrado el colaborador de El programa de Ana Rosa en incontables ocasiones, fue siempre ideal. Y lo que su madre sentía por él (que era mutuo) era absoluta debilidad. Una familia que, a pesar de estar separada y de los escándalos que tuvieron la actriz y el italiano de jóvenes, siempre se mostró unida. Ahora, con la llegada de la pequeña Ana Sandra y la creación de la Fundación Aless Lequio han salido a la luz las diferencias que a día de hoy les separan, y que nunca han sido muy notables por deseo expreso de Aless de mantener una buena sintonía. Pero lo cierto es que su buena relación se rompió cuando su romance puso punto final tras una infidelidad por parte del tertuliano.
Aless Lequio estudió en la prestigiosa universidad estadounidense de Duke, donde se graduó en 2014. Tras esto, formó su propia empresa Polar Marketing, junto a su amigo y socio Nacho Fernández, que ha continuado con su legado como forma de lealtad. Y llegó el momento de comenzar la independencia. A pesar de lo unido que estaba a su madre, se mudó para empezar una nueva etapa que compartió con Carolina Monje, su último amor. Lo que no se esperaba es que con mil sueños por cumplir, a los 25 años le llegase la peor de las noticias.
Un duro varapalo llamado cáncer por el que luchó contra viento y marea y del que no consiguió salir con vida. A los 27 años, la enfermedad acabó con él, dejando para siempre una sonrisa imborrable, un ejemplo de lucha y un legado que continuar. Hoy, Ana Obregón tiene el corazón un poco más contento pues, a pesar de la dureza de la situación y de tener que afrontar uno de los días más difíciles de su vida, cuenta con el cariño de la pequeña Ana Sandra que le ha obligado a quitarse el luto y volver a sonreír.