La fuga de cerebros es un problema que Rusia tiene desde hace años. De acuerdo con un reporte de Atlantic Council, elaborado en 2019, dos millones de personas han abandonado el país desde que Vladimir Putin llegó a la Presidencia; muchos de ellos son empresarios, creativos y académicos.
Ahora, a raíz de la invasión rusa a Ucrania, se estima que esta cifra se incrementará.
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La fuga de cerebros es la emigración al extranjero de personas destacadas en asuntos científicos, culturales o técnicos, que por diversas razones ven limitadas las condiciones para ejercer su profesión en su país de origen, en detrimento de los intereses y las necesidades culturales de su país.
Yevgeny Lyamin, licenciado en Ciencias Políticas, decidió emigrar de Rusia a Georgia porque considera que es la mejor manera de actuar contra el régimen de Putin.
Lyamin señala: “Estoy en contra de Putin, estoy en contra de la guerra. Todavía no puedo retirar dinero de mi cuenta bancaria rusa, pero eso no se parece en nada a los problemas que enfrentan los ucranianos”.
Los migrantes se dirigen a países donde aún se permiten vuelos y no se requieren visas como Turquía, Asia Central, el sur del Cáucaso, Armenia y Georgia.
Muchos de los nuevos migrantes son profesionales del sector tecnológico que pueden trabajar de forma remota.
Kristina y Nikita, especialistas en Tecnologías de la Información procedentes de Minsk, la capital de Bielorrusia, se han registrado como emprendedoras, lo que les permitirá abrir cuentas bancarias georgianas.
Kristina menciona: “No apoyamos a nuestros gobiernos, lo cual es obvio porque nos escapamos. Queremos estar seguras aquí. Pero estamos siendo intimidadas solo por nuestra nacionalidad, necesito ocultar mi país de origen, no me siento cómoda cuando la gente me pregunta de dónde soy”.
Hay más casos:
Igor (no es su nombre real) planea irse de Tiflis porque no se siente bienvenido; la única forma en que pueden protestar, dijo, es irse del país, llevarse sus habilidades y su dinero.
Nikolai Roussanov, economista y profesor de la Universidad de Pensilvania, señala que la fuga de cerebros “tendrá, por supuesto, consecuencias extremadamente negativas negativas sobre el capital humano del país, que impulsa el crecimiento a través de la innovación y la creación”.
Rusia, por su parte, toma algunas medidas para retener a las personas en su país. Por ejemplo, a través de redes sociales Kamil Galeev denunció que el jefe del programa espacial ruso (Roscosmos), Dmitry Rogozin, prohibió a los empleados de la agencia viajar al extranjero.
State owned companies use the stick directly and prohibit their workers to leave the country. Consider this executive order by Rogozin, the CEO of a state owned Roskosmos aerospace company. He prohibited his employees to go abroad, correctly understanding they might not return pic.twitter.com/Q2TSxDw9wX
— Kamil Galeev (@kamilkazani) March 10, 2022
Al respecto, el empresario tecnológico Lev Kalashnikov considera que Georgia, y los países que reciban a los migrantes, se beneficiarán de lo que afirma es la mayor fuga de cerebros en la historia moderna de Rusia.
Con información de Rayhan Demytrie en BBC Mundo y Business Insider