Durante la actual temporada invernal, la Ciudad de México ha registrado un incremento en la presencia de pólenes con respecto a enero del año pasado, generando afectaciones en personas susceptibles los respiran, informaron científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sus principales síntomas son la conjuntivitis, caracterizada por ojos rojos, comezón, lagrimeo e inflamación; o bien, afectaciones en vías respiratorias, mediante comezón en la nariz, estornudos frecuentes, secreción nasal u obstrucción y, en algunas personas, asma (falta de aire, sensación de ahogo o pecho que silba).
La coordinadora de la Red Mexicana de Aerobiología (REMA), María del Carmen Calderón Ezquerro, informó en conferencia que la concentración de pólenes prácticamente se duplicó en la zona de Chapultepec, y aumentó 40 por ciento en Coyoacán.
En la capital la concentración de pólenes aún no se incluye dentro de los criterios de calidad del aire. Por ese motivo, se ha establecido comunicación con la Secretaría del Medio Ambiente, a fin de que ese parámetro se considere en los avisos e índices que proporcionan a la ciudadanía, informó Calderón.
Durante la conferencia, Guillermo Guidos, alergólogo asociado a la REMA, explicó que cuando algunos pólenes viajan y las personas susceptibles los respiran, se presentan afectaciones directas en su calidad de vida; es decir, se produce polinosis, antes llamada “fiebre del heno” o “alergia primaveral”, un padecimiento multifactorial.
El especialista mencionó que la mayoría de quienes generan susceptibilidad es durante los periodos de la infancia y la adolescencia; no obstante, las alergias pueden ocurrir en diferentes momentos de la vida, en la adultez, pero son menos frecuentes, apuntó Guidos.
Para las personas sensibles resultan útiles algunas recomendaciones, como mantener cerradas las ventanas durante el día y utilizar medios de protección, por ejemplo cubrebocas de alta eficiencia, ya que los granos se quedan atrapados en las fibras de las mascarillas.
Si ya fue diagnosticado puede utilizar medicamentos, recetados por un especialista de la salud, preferentemente un alergólogo certificado; el tratamiento y las recomendaciones deben ser individualizados, recalcó Guillermo Guidos.
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