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¿Se pueden congelar las olas del mar?

La naturaleza está llena de fenómenos alucinantes. Algunos tan extraños que apenas unos cuantos afortunados han tenido la oportunidad de contemplarlos con sus ojos. Hoy en el blog de Curiosidades de OK Diario os vamos a hablar de uno de ellos. Porque, aunque te parezca increíble, las olas del mar se pueden congelar. ¡Jonathan Nimerfroh puede dar fe de ello! Aficionado al surf y fotógrafo, vive en Nantucket, una isla situada a unos cincuenta kilómetros de la costa de Massachusetts (Estados Unidos). Él es uno de los pocos privilegiados que ha visto cómo se congelan las olas del mar. Y no en una, sino en dos ocasiones.

Jonathan Nimerfroh retrató hace unos días un extraño fenómeno de la naturaleza, las olas congeladas, en la isla de Nantucket (Estados Unidos)

Hace unos días, cuando el continente americano estaba siendo azotado por un temporal de frío, en uno de sus paseos por la playa Jonathan Nimerfroh se percató de que las olas eran diferentes a las que se ven habitualmente. Al romper su sonido era diferente, como también su forma. ¡Las olas parecían estar congeladas! Así que no lo dudó ni un segundo: se pasó por casa para coger su equipo fotográfico y retratar este fenómeno tan peculiar que ya había visto hace un par de años.

“Fui de una punta a la otra de la playa, fotografiando desde todos los ángulos posibles este fenómeno. Las ondas congeladas son el tipo de cosas que hay que tener suerte para verlas, así que me considero un tipo con mucha suerte”, explica Jonathan Nimerfroh, cuyas imágenes han dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales.

Es la segunda vez que Jonathan Nimerfroh asiste en directo a este fenómeno

¿Por qué sucede este extraño fenómeno?

La temperatura del agua de once grados bajo cero favoreció la creación de grandes masas de hielo en el mar (aunque a partir de los dos grados bajo cero el agua del mar ya se congelaría). La baja salinidad del agua es otro factor a tener para la formación de estas olas congeladas, lo mismo que la poca profundidad de la zona (es más fácil verlas cerca de la orilla) y que haya aguas tranquilas para que su inmovilismo provoque bajas temperaturas. La coincidencia de todos estos factores provocó un efecto visual alucinante: las olas parecían romper a cámara lenta.

Las olas congeladas no duraron mucho. Se pudieron disfrutar durante apenas un par de horas, hasta que los rayos del sol descongelaron los bloques de hielo y el mar volvió a su estado natural.


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