Los familiares de uno de los migrantes guatemaltecos involucrados en la volcadura de un tráiler el pasado jueves, que dejó un saldo de 55 personas muertas, dijeron que se sienten olvidados por los gobiernos que les ofrecen pocas oportunidades para quedarse y ninguna protección en la peligrosa ruta hacia Estados Unidos.
El 7 de diciembre, Celso Escún, de 34 años, se despidió de su esposa y sus dos hijas pequeñas y salió de su casa, en el altiplano guatemalteco, para emprender el peligroso viaje a Estados Unidos, donde esperaba encontrar un trabajo bien remunerado.
Su familia nunca imaginó que su travesía se interrumpiría dos días después, ya que fue uno de las decenas de heridos del accidente producido cuando un tráiler que transportaba más de 160 personas en el remolque volcó en una curva en las afueras de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Al menos 55 migrantes, la mayoría de Guatemala, murieron, en la que se considera una de las peores tragedias de migrantes en México en la última década.
Escún, un trabajador agrícola que ganaba alrededor de siete dólares al día, resultó herido, pero logró sobrevivir, relató a la agencia Reuters su esposa, Lucrecia Alba.
En la modesta casa de la familia, hecha de madera y láminas de metal, en Pamezabal, una pequeña aldea del departamento Sololá, a unas tres horas al oeste de la capital, Alba dijo que la cantidad de incidentes mortales que involucraron a migrantes les ha hecho sentir abandonados por las autoridades.
“No es la primera vez que pasa un accidente de este tipo, creo que a ninguna autoridad de gobierno está interesada en los altos riesgos que esto significa porque ha pasado muchas veces en el pasado”, se lamentó Alba.
El accidente ha puesto de relieve los peligros que enfrentan los migrantes camino a Estados Unidos, a menudo a manos de traficantes de personas conocidos como “coyotes”. Decenas de migrantes han muerto por violencia o accidentes mortales en México durante la última década.
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“Necesitamos que los gobiernos de México y Guatemala hagan conciencia. El migrante requiere más seguridad en el camino”, aseveró Santos Alba, de 67 años, tío de Lucrecia. “La gente se está yendo porque acá no hay oportunidades”, agregó.
El incidente, además, subraya las condiciones extremas -incluida la pobreza y la violencia de las pandillas- de las que huyen los migrantes de países centroamericanos.
Dominga Tiniguar, quien vive en el empobrecido poblado Xepol, en el departamento Quiché, a unas siete horas al norte de Ciudad de Guatemala, ha pasado días angustiada esperando noticias de su hijo, un trabajador agrícola que planeaba ganar dinero en Estados Unidos antes de regresar a Guatemala.
“Iba para Chicago a trabajar para construir una casa acá en Xepol y comprar un terreno”, contó Tiniguar a Reuters, sosteniendo una foto de su hijo, Elías Mateo Tiniguar.
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Elías le había pagado a un coyote 3 mil 800 dólares y se dirigía a la frontera de Estados Unidos, relató Tiniguar. La mujer aseguró que la familia vio una foto del accidente y reconoció a Elías tirado en el suelo por la camisa azul que llevaba, pero aún no saben si está vivo o muerto.
El gobierno de Guatemala aún no ha identificado públicamente a las 55 personas que perdieron la vida. “No me dan información, no responden el teléfono”, se lamentó Tiniguar. “Ayúdenme a encontrar a mi hijo”.
Tras el accidente, los funcionarios guatemaltecos instaron a Estados Unidos a invertir en la región para impulsar el desarrollo. Y, el sábado, Estados Unidos, México y otros cinco países latinoamericanos anunciaron la creación de un grupo de acción inmediata contra la red internacional de traficantes de personas, a la que acusan del accidente.
Enrique Matzar, secretario del Cocode de Pamezabal, una agencia del gobierno local, dijo que las estrictas políticas de inmigración estadounidenses de la administración del expresidente Donald Trump echaron más leña al fuego.
“Lamentablemente (con) el control y seguridad impuesta por los últimos gobiernos estadounidenses, migrar es cada vez más costoso y peligroso”, dijo Matzar. “La gente no dejará de migrar porque en Guatemala hay mucha necesidad y altos índices de corrupción”, finalizó.
(Con información de Reuters)
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