La Premier ha cortado la cabeza a otros dos entrenadores. El Viernes Santo, el Burnley anunció por sorpresa el despido de Sean Dyche, hasta entonces el más longevo de la competición (en el cargo desde 2012), un cetro que ahora ha recaído en Jürgen Klopp (2015). Menos de una semana después, el Manchester United confirmó que el holandés Erik ten Hag, actual entrenador del Ajax, sustituirá a Ralf Rangnick la próxima temporada. Rangnick, apodado el profesor primero con sorna y después con respeto por sus lecciones de táctica en la televisión alemana, llegó al United con la aureola de haber sido uno de los inventores del gegenpressing, la presión inmediata para recuperar el balón perdido, y de haber tenido una gran influencia en la actual generación de entrenadores alemanes, con Klopp y Thomas Tuchel a la cabeza.
Llegó a finales de 2021 para sustituir al destituido Ole Gunnar Solskjaer pero nunca ha llegado a cuajar. El United ha sido barrido en sus duelos ligueros con el eterno rival, el Liverpool (9-0 en total), y con el “vecino ruidoso”, como Alex Ferguson definió una vez despectivamente al City (6-1).
Tras su desafortunada derrota del sábado en campo del Arsenal (3-1), donde estrelló tres balones en la madera (incluido un penalti) y le anularon un gol por un fuera de juego milimétrico, el United ha perdido casi todas las posibilidades de estar el año que viene en la Champions y podría incluso quedarse fuera de Europa.
A Rangnick, sin embargo, se le reconoce su honestidad y escaso margen de maniobra con una plantilla heredada. Tras anunciarse la decisión hizo una profunda autocrítica que incluía el pronóstico de que el club necesita una “operación a corazón abierto” que va mucho más allá de la renovación del plantel. Pero muy pocos le van a echar de menos en Old Trafford, donde podría seguir de consejero áulico.
Todo lo contrario de lo que ocurre con Sean Dyche, un gran héroe en Burnley, una modesta ciudad del norte de Inglaterra de casi 75.000 habitantes. El Burnley, uno de los 12 fundadores de la liga inglesa y campeón en 1921 y 1960, ostenta el ratio más alto de la Premier en asistencia de público en proporción a su población, con una media de 20.000 espectadores.
Dyche, de 50 años, llevaba casi 10 al frente del equipo, un periodo en el que lo ha ascendido dos veces a la Premier, donde se mantiene desde hace seis años. En 2018 logró clasificarlo para las competiciones europeas por primera vez en medio siglo, una heroicidad que uno de los pubs locales, The Princess Royal, premió cambiando su nombre para pasar a llamarse The Royal Dyche. Los dueños se han apresurado ahora a confirmar que el pub seguirá llamándose así a pesar de que Dyche ha dejado de ser el entrenador.
El pub que cambió de nombre para homenajear al entrenador del Burnley. CRAIG BROUGH
El Burnley es uno de los pocos equipos de la Premier que sigue nutriéndose fundamentalmente de jugadores británicos o irlandeses y aún representa el estilo de juego y el espíritu futbolístico de los viejos tiempos. O al menos así ha sido hasta que en diciembre de 2020 fue adquirido por un grupo de inversores estadounidenses que se hicieron con él con la peculiar forma, muy habitual en Inglaterra, de financiar la compra con deuda a nombre del club.
La prensa, extraordinariamente crítica con el despido de Dyche a pesar de que el equipo está en peligro de descender, cree que ese nuevo modelo financiero está destruyendo el tradicional arraigo del club con Burnley y con lo que representa para el fútbol. No solo la prensa y los hinchas, también exjugadores como Gary Lineker o Joey Barton han expresado su discrepancia con la caída de Sean Dyche, que un columnista del Guardian, Jonathan Liew, ha comparado al fin de una era. “No lamentéis el hecho de que haya muerto. Apreciad el hecho de que ha vivido”, concluye el comentarista con buena intención. Aún y así, el de Sean Dyche ha sido el despido más triste de la Premier League esta temporada.
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