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Seat esquiva el estancamiento latinoamericano


Seat vive un momento dulce, pero quiere más. El año 2018 fue histórico para la empresa: 517.600 vehículos vendidos, un 10% más que el año anterior, y una facturación de 9.991 millones de euros, un incremento del 4,5%. La filial española del Grupo Volkswagen se ha convertido en la automovilística que más crece en Europa, continente que se le empieza a quedar pequeño. Con la reciente apertura de un gran concesionario en Ciudad de México, la empresa busca salir definitivamente de su cascarón natural y llevar ese empuje a una Latinoamérica marcada por el estancamiento económico y los vaivenes políticos.

La apuesta de Seat por América Latina es, en parte, un cinturón de seguridad. El vicepresidente comercial de la empresa, Wayne Griffiths, defiende la estrategia como una necesidad. “Hace dos o tres años tomamos la decisión de intentar incrementar el volumen de ventas fuera de Europa”, explica. “Depender tanto de una región es un peligro si hay recesión. Es importante tener otros pilares”. En la actualidad, las ventas extraeuropeas representan entre un 5% y un 10% del total del grupo, un porcentaje que Griffiths considera insuficiente. El objetivo, asegura, es llegar, al menos, a un 20% y para ello necesitan a Latinoamérica.

México, a la cabeza

Por ahora, los resultados son alentadores, pese a que la región representa todavía un volumen pequeño en las ventas y la facturación total del grupo. Hasta octubre, Seat ha vendido 21.771 unidades en América Latina, un 9% más que en el mismo periodo de 2018. La inmensa mayoría de las operaciones corresponde a México, país en el que la empresa aterrizó hace casi dos décadas y en el que reporta 20.337 vehículos transaccionados.

El incremento de las ventas ha sido facilitado por una expansión de la red de concesionarios. Con presencia en 13 países de la región, el fabricante de coches ha añadido cinco tiendas en 2019 a sus 82 concesionarios. Aunque poco más de dos terceras partes están concentradas en México, Seat ha empezado a expandirse en otros países. En Colombia abrió dos tiendas en 2018 y el objetivo es inaugurar otras cuatro entre finales de este año y el que viene. En Chile, otro de los mercados en los que acaba de entrar, ha abierto tres locales desde agosto y busca llegar a seis en 2020. Perú, donde ya tiene dos tiendas, también está en el radar de la compañía.

Aun así, la firma sigue siendo un pez pequeño en el acuario automovilístico latinoamericano. En México, Nissan y General Motors lideran las ventas de 2019, con más de 216.000 y 167.000 vehículos, según la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA). Ambas cuentan con una ventaja frente a la filial española de Volkswagen: además de vender, producen en el país. La primera cuenta con tres plantas y la segunda con cuatro.

La empresa española está considerando la posibilidad de fabricar en Latinoamérica y dispone de un aliado en caso de decidirse. Su matriz, el Grupo Volkswagen, está presente en México desde los años 50 y tiene dos fábricas —incluida la mayor planta de coches del país norteamericano—, que produjeron unas 385.000 unidades entre enero y octubre de este año, según cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). El 90% de lo fabricado va destinado a la exportación, principalmente a Estados Unidos.

Estas instalaciones podrían servir de trampolín para lanzar la producción y superar el desafío que representa la volatilidad cambiaria. “Si fabricas aquí no tienes el problema de la moneda y puedes crecer de forma natural”, asegura Wayne Griffiths. Aunque apunta: “Hay que mirar las sinergias con las otras marcas del grupo Volkswagen”. Además, Seat quiere alcanzar un volumen de ventas anuales de, al menos, 50.000 unidades antes de elevar la ambición.

Acogida al Cupra

Otra de las bazas de Seat para la expansión por el continente es Cupra, una marca que empezó a comercializar en 2018 y que se presenta como un vehículo joven, deportivo y asequible. Su buena acogida explica, en parte, el incremento general de ventas de la compañía. México ya es el segundo mayor mercado para el Cupra León, solo por detrás de Alemania. La reciente apertura en la capital mexicana del primer concesionario del mundo dedicado exclusivamente a la marca supone una declaración de intenciones. El espacio es un escaparate acristalado y minimalista de tonos ocres y el lugar elegido, la colonia Roma, el barrio hipster de la mayor ciudad de la región, por donde circulan casi 10 millones de vehículos.

El buen momento de Seat coincide, sin embargo, con uno complicado para América Latina, sacudida por la inestabilidad política e inmersa en un estancamiento económico. Chile y Colombia, los dos mercados en los que acaba de entrar, viven una ola de manifestaciones marcadas por las demandas sociales. En lo económico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento regional del 0,2% en 2019, muy lejos de la media de economías emergentes, y prevé una modesta recuperación para 2020, supeditada al buen comportamiento de la locomotora estadounidense.

En este contexto, el sector de automoción da signos de flaqueza. Las ventas domésticas en México, el segundo mayor mercado de la región por detrás de Brasil, han caído de forma significativa en los últimos meses. De enero a octubre, AMDA anunció un descenso del 7,7% en las ventas de nuevos vehículos comparado con el mismo periodo del año pasado. Nissan, la gran comercializadora de coches, se ha dejado más de 37.000 en los primeros diez meses, un recorte de casi el 15%. En el caso de los vehículos de lujo, el descenso es mayor.

El Grupo Volkswagen no escapa a esta tendencia. A excepción de Seat, cuyas ventas han crecido, el resto de filiales ha mostrado caídas —del 19,6% para Audi y del 6,7% en el caso de Porsche—. Pese a este panorama, Griffiths se muestra optimista. “A corto plazo es complicado; hay que aguantar y ser pacientes”, sostiene. “A largo plazo, el potencial de crecimiento en América Latina es mucho más alto que en Europa”.


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