SAN SALVADOR – El secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kevin McAleenan, llegó el miércoles a El Salvador para discutir sobre seguridad regional y migración irregular, uno de los temas que más preocupa a la administración del presidente Donald Trump.
A su llegada al país McAleenan se reunió en privado con el personal diplomático y de la Secretaría de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) que apoyan los esfuerzos contra la delincuencia en el país. Luego se entrevistará con el presidente Nayib Bukele, la canciller Alexandra Hill Tinoco y el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Rogelio Rivas, para analizar la colaboración en materia de seguridad regional.
Pero el objetivo principal de su visita es verificar los esfuerzos de El Salvador para frenar el flujo migratorio hacia Estados Unidos.
Sin embargo, defensores de los derechos de los migrantes han criticado las reuniones entre los funcionarios de Estados Unidos y de El Salvador “porque como sociedad civil desconocemos las agendas que están desarrollando”.
“Lo que se observa en el entorno parece ser muy coincidente con estas visitas, tenemos Guatemala con un documento ya firmado, México con una frontera militarizada, Panamá con una propuesta por firmar como tercer país seguro, pero en El Salvador y Honduras no tenemos certeza de cuál es la propuesta”, dijo a The Associated Press César Ríos, director ejecutivo del Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI).
Ríos criticó que el tema de la migración irregular sea abordado como un problema de seguridad nacional y que El Salvador se haya comprometido a controlar las fronteras, “lo que puede perjudicar, impedir el paso de aquellas familias y personas que están huyendo de la violencia y que el país no tiene la capacidad de proteger”.
Señaló que en el último semestre en los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica -Honduras, Guatemala y El Salvador- las deportaciones aumentaron un 40%, pero señaló que la característica de estas deportaciones “es que se trata de personas que ya tenían tiempo de estar viviendo en Estados Unidos”.
Esta es la tercera visita de funcionarios estadounidenses de alto nivel que recibe El Salvador en los últimos meses. El 21 de julio el secretario de Estado, Mike Pompeo, conversó con Bukele sobre la migración irregular y en los primeros días de agosto la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, llegó para observar los esfuerzos para detener la migración ilegal a través de programas de prevención de la violencia, fomento del desarrollo económico y atracción de inversiones.
En su corta estadía en el país, Pompeo dijo que El Salvador puede ser un modelo en el tema migratorio.
Bukele se ha comprometido con los funcionarios estadounidenses a trabajar para eliminar la migración no autorizada y ha prometido “arreglar nuestros problemas y los problemas comunes que tenemos Estados Unidos y nosotros, como la lucha contra las pandillas”.
El mandatario ha reconocido que los salvadoreños siguen saliendo del país en busca del llamado “sueño americano” porque “hemos tenido un Estado que se ha olvidado de su población, que los ha dejado en el abandono, en la pobreza, en la marginación, la exclusión de todo tipo”. Por eso, aseguró, trabaja para mejorar las condiciones de vida de los salvadoreños con el fin de que la migración sea una opción y no una obligación.
Se estima que más de 2,5 millones de salvadoreños viven en Estados Unidos, de los cuales 179.000 cuentan con el llamado estatus de protección temporal, conocido como TPS por sus siglas en inglés, que los protege de ser deportados. El vencimiento del TPS está previsto para septiembre de este año y el gobierno salvadoreño hace esfuerzos para conseguir una prórroga.