Seferovic, de los calabozos de San Sebastián al trono de Lisboa

Seferovic con la selección suiza durante esta Eurocopa.
Seferovic con la selección suiza durante esta Eurocopa.JEAN-CHRISTOPHE BOTT / EFE

En 2013, todo era alegría por las calles de San Sebastián. La Real Sociedad había conseguido la clasificación para la Champions League 10 años después, travesía por la Segunda División de por medio. Con un equipo joven y fresco, comandado por Carlos Vela y Griezmann, el conjunto donostiarra se preparaba para el reto europeo y se movió rápidamente en el mercado para hacerse con una de las grandes promesas del momento: Haris Seferovic.

El delantero suizo, de 21 años por aquel entonces, había sido el líder de su selección en el triunfo en el Mundial sub-17 de 2009, siendo el máximo goleador torneo con cinco tantos. Muchos clubes se fijaron en él pero fue la Real la que convenció al delantero para jugar la Liga de Campeones. “Soy un jugador de equipo, no solo un goleador”, se definía en su presentación en Anoeta.

Su estreno no pudo ser más deslumbrante. Cuatro goles en su primer partido con la camiseta txuriurdin en un amistoso ante la Real Unión de Irún en verano. En su primer partido oficial, en la ronda preliminar de clasificación para la Champions contra el Lyon, marcó un golazo desde fuera del área que dejó helado al equipo francés y encarriló el pase de los suyos. En su debut en Liga, también consiguió ver puerta ante el Getafe. Todo apuntaba a que iba a ser un gran año en San Sebastián de la mano de su nuevo artillero, pero algo se quebró nada más empezar.

El equipo no conseguía adaptarse a jugar tres competiciones y el rendimiento no era el esperado, sobre todo del delantero. Después de su tanto en la primera jornada, se quedó sin pólvora y poco a poco fue perdiendo el sitio en el equipo. Su técnico, Jagoba Arrasate, empezó a contar menos con él y una foto en redes sociales en la que salía celebrando con una botella de whisky tras caer 4-0 ante el Barcelona puso a la afición en su contra. Después de tres meses sin ver puerta, consiguió marcar de nuevo ante Osasuna y el jugador se encaró con la grada de Anoeta. Fue su último gol en Liga.

En febrero, tocó fondo y tras una discusión con su pareja en la celebración de su cumpleaños, fue arrestado por la policía y pasó la noche en los calabozos acusado de violencia de género. Ella no puso ninguna denuncia y el jugador salió en libertad al día siguiente, pero la Real Sociedad decidió abrirle expediente y a final de temporada no dudo en venderle al Eintracht de Frankfurt.

Tras tres años en Alemania con luces y sombras, el Benfica apostó por él y el delantero encontró en Lisboa su redención. En la temporada 2018-19 llevó al equipo al título de la Liga, siendo el máximo goleador del campeonato con 23 tantos, y fue nombrado el mejor jugador de la temporada en Portugal. Este año, se quedó a un solo gol de los 23 de Pedro Gonçalves en el podio de la tabla de goleadores.

Su consolidación le ha llevado a ser uno de los líderes en su selección, donde Shaqiri y Xhaka llevan la voz cantante del vestuario. “Siempre creí en él, incluso cuando otros dudaron”, afirma su seleccionador, Valdimir Petkovic. En la última jornada de la fase de grupos, un gol suyo abrió la lata ante Turquía a los cinco minutos y Suiza se acabó llevando el partido y la clasificación a octavos. Este lunes tiene ante sí el mayor reto de su carrera: superar a la todopoderosa Francia (21.00 Telecinco) para llevar a Suiza a los primeros cuartos de final de una Eurocopa de su historia. Allí se verá las caras con Griezmann, al que Seferovic define como “un zorro astuto” tras compartir vestuario con él en la Real Sociedad. Siete años después de que ambos dejaran Anoeta en el verano de 2014, se reencuentran de nuevo en Bucarest en los octavos de final de la Eurocopa, con el suizo totalmente reformado y el francés en busca de seguir haciendo historia con su selección.

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