Senadoras que impulsaron la iniciativa de Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo advirtieron del riesgo de que trasnacionales contaminen el principal alimento de los mexicanos con semillas transgénicas.
En el Senado de la República se discutirá un dictamen que busca oficializar el día 29 de septiembre como el día nacional del maíz, y otro para proteger al maíz nativo mexicano, al declararlo como patrimonio cultural y alimentario del pueblo de México.
En entrevista para Aristegui en Vivo, la senadora Ana Lilia Rivera explicó que esta última iniciativa propone evitar que las empresas trasnacionales productoras de maíz transgénico contaminen a las especies nativas mexicanas, o que se apropien de sus variedades, a través de registros de propiedad intelectual.
“El maíz no puede ser sujeto a patentes o a registros de propiedad intelectual para que las empresas transnacionales, que anhelan tanto su control comercial, lo obtengan”.
Rivera considera que es necesario preparar un marco jurídico, sobre todo después de la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), ya que contiene una cláusula que obliga a México a entrar a un acuerdo internacional que permite que haya un registro de propiedad intelectual sobre variedades vegetales.
“Con esta iniciativa de Ley nosotros prevenimos que, con base a la defensa de los derechos humanos, declarando nuestra biodiversidad genética del maíz, propiedad de nuestra nación, como un derecho intangible, como un patrimonio alimentario y cultural, no podamos permitir que quienes han intentado durante muchos años, a través de una ingeniería legislativa, como la Ley de Organismos Genéticamente modificados y otras, les permitan a estos grandes intereses hacerse del control comercial de la semilla más sembrada en el mundo”.
La senadora Jesusa Rodríguez dijo estar segura de que se generará “un debate interesante” en la cámara alta, y de que las grandes empresas con intereses fincados “harán todo lo posible por desacreditar esta ley”.
“No podemos esperar que las empresas se queden cruzadas de brazos, la industria tiene intereses grandes, y por algo no existía una ley como está hasta el día de hoy”
Rodríguez reconoció la aportación de los campesinos de temporal, a los que consideró “héroes”, por resistirse a sembrar maíz genéticamente modificado y por no implementar “tecnologías obsoletas” que promueven las grandes empresas extranjeras, y que venden como innovadoras.
Para Ana Lilia Rivera la insistencia de declarar oficialmente al maíz como un patrimonio cultural obedece a la necesidad de que nunca sea considerado “como una mercancía, o solamente como un alimento, para el pueblo de México significa muchísimo más que eso, por la cosmovisión de lo que somos como nación”.