¿Eres de los que no puede dormir antes de medianoche, es decir, una persona nocturna? Sí, sabemos que para algunos es el momento más creativo a la par que relajante, pero tenemos una mala noticia. Este hábito de forma continuada hace que los que lo practican se expongan en mayor medida a una muerte prematura.
Todo a destiempo
No se trata de un nuevo estigma para los que prefieren dormir durante el día. Desde la Weinberg College of Arts and Sciences han realizado pruebas a 500.000 voluntarios y se ha comprobado que una persona nocturna tiene más papeletas para morir de forma prematura. En concreto las posibilidades aumentan a un 10% más en un plazo de seis años. Ahora es cuando empiezas a hacer cálculos y descubres el tiempo que llevas acostándote a altas horas.
Pero, ¿por qué esto influye en algo como la muerte? Lo cierto es que cuando te acuestas a las dos de la mañana el día siguiente se plantea trastocado de principio a fin. Desde el desayuno a la cena, pasando por estudiar o incluso hacer ejercicio, todo nuestro horario se retrasa. Esto provoca que nuestro cuerpo no descanse, por lo que pueden aparecer trastornos relacionados con el estrés, y otras enfermedades como las respiratorias, gastrointestinales o incluso la diabetes.
No importan la edad ni los hábitos
Todo recae en los ritmos circadianos. O lo que es lo mismo, aquellos cambios que se repiten en ciclo según factores como la luz del ambiente. De ahí que durmamos cuando llega la oscuridad y que cada mañana el sol nos levante de la cama. O al menos a algunos. Tienes que saber que si eres de los que prefiere despertar bien avanzada la mañana te estás exponiendo a una muerte prematura, no importa la edad que tengas.
Tampoco mejora mucho el diagnóstico si eres una persona deportista y llevas una buena alimentación, ya que si fallan los ritmos del sueño y las dosis de este estarás cometiendo un grave error. Tan peligroso como llevar una vida sedentaria. Lo mejor que puedes hacer tras leer esto, persona nocturna, es tomar cartas en el asunto y dormir entre 7 y 8 horas, la media perfecta para un adulto. Evita que se te peguen las sábanas y vete la cama a una hora razonable, aunque siempre puedes regalarte una siesta y burlar los pronósticos.
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