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Una mujer sostiene una papeleta para votar por correo en las primarias de Massachusetts, el 1 de septiembre de 2020.JOSEPH PREZIOSO / AFP

Faltan 55 días para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, pero, según los expertos consultados, probablemente quede bastante más para conocer al ganador de los comicios. En un año marcado por la pandemia, las medidas de prevención han cambiado las reglas del sistema electoral. Para incentivar la participación y proteger al mismo tiempo la seguridad de los votantes, la mayoría de los Estados ha flexibilizado los requisitos para votar por correo, sin necesidad de presentar una justificación para ello.

Ello se traduce en que un récord del 78% del electorado estadounidense puede votar por correo sin tener que dar explicaciones. El otro 22% restante vive en Estados que aún tienen leyes rígidas sobre este sistema de votación, por tanto, las autoridades exigen una justificación. La preocupación de los analistas es que esto lleve a un recuento tardío de las papeletas en una de las elecciones más polarizadas de la historia reciente.

Donald Trump, presidente y candidato republicano a la reelección ha defendido, sin aportar ninguna evidencia, que el voto por correo conducirá a un alto fraude en las votaciones, a pesar de que este método de votación se ha utilizado durante años en territorios demócratas y republicanos sin controversia.

La semana pasada, el mandatario visitó Carolina del Norte, uno de los Estados clave para los comicios del 3 de noviembre. Mientras cargaba contra el voto por correo, sugirió a los electores que fueran a votar dos veces, una por correo y otra en persona, lo que es un delito. Tras recibir un alud de críticas, Trump se vio obligado a matizar sus palabras, sin entusiasmo. “El presidente está enviando un mensaje confuso”, sostiene Michael Bitzer, politólogo especializado en las elecciones de dicho Estado. Destaca que históricamente han sido los republicanos los que han dominado el voto por correo en ese territorio. Sin embargo, hasta el 3 de septiembre, los demócratas registrados habían solicitado el 53% de las papeletas, mientras que solo el 15% de los republicanos había hecho lo propio. “Puede que este año la tendencia cambie por la narrativa del presidente”, apuntó Bitzer.

Uno de los excepcionales casos fraudulentos en el voto por correo se dio precisamente en el distrito nueve de Carolina del Norte en las elecciones legislativas de 2018. La Junta Electoral del Estado ordenó repetir los comicios que daban por ganador al candidato republicano debido, precisamente, a que un empleado del aspirante a congresista manipuló las papeletas enviadas por correo, pagando a terceros para recolectarlas, entre otras ilegalidades. “Después cambiaron las leyes. El episodio se pudo investigar y denunciar porque la información de quienes solicitaban la papeleta para votar desde casa era pública y eso ya no es así”, aclara Bitzer. Las dudas sobre el proceso no parecen haber desincentivado a los electores del Estado, que han solicitado el voto por correo en un número 17 veces mayor que en 2016.

El sistema de votación en Estados Unidos exige que los votantes estén registrados para ejercer ese derecho. Las papeletas enviadas por correo, además de tener la correspondiente elección del candidato, deben estar firmadas por el votante. Los empleados electorales comparan la firma con la del archivo de registro del votante, donde también aparece si está inscrito en otro territorio, la fecha de nacimiento y el número de seguro social para ayudar a confirmar que es una persona física. “Hay razones para creer que Trump está intentado disminuir la confianza en el voto. Si los votantes no confían en ese sistema, no lo van a usar. Si les da miedo ir a votar en persona por la covid, pero no confían en el voto por correo, lo que está haciendo el presidente es obligarlos a elegir entre su salud y el derecho al voto”, plantea Jonathan Diaz, asesor legal para el derecho al voto de la organización no partidista Campaign Legal Center (CLC).

La mayoría de los Estados han modificado sus leyes electorales para que los electores no deban dar explicaciones para solicitar el voto por correo. Todavía hay Estados, incluidos Texas, Nueva York y Carolina del Sur, que exigen una justificación para pedir el “voto por ausencia”. Los expertos recomiendan solicitar la papeleta por correo cuanto antes y, una vez que el votante tenga clara su preferencia, remitirla lo antes posible.

Los Estados clave

Una de las grandes preocupaciones es que Estados como Pensilvania o Michigan, territorios que pueden definir quién será el ganador de estos polarizados comicios, no pueden empezar a contar los votos por correo hasta el día de la elección. “Puede que no sepamos el resultado días después de los comicios, sino semanas”, alerta Diaz.

La incertidumbre tiene un peso mayor en estas elecciones en las que tanto los demócratas como los republicanos defienden que el carácter de Estados Unidos está en juego. Rick Pildes, profesor constitucional de la Universidad de Nueva York, advierte que un retraso significativo en la entrega de los resultados “es una situación potencialmente peligrosa por el clima político actual”. Aunque reconoce la falta de evidencia de fraude, aclara que no se sabe lo difícil que será el recuento y la fiabilidad de un voto por correo masivo, porque nunca antes ha habido tal nivel de demanda. Se prevé que cerca de 80 millones de papeletas lleguen por esta vía.

De los 50 Estados, 19 permiten que los ciudadanos soliciten el voto con plazos de al menos tres días para recibir la papeleta y tres para entregarla. Cada Estado tiene sus leyes y hay casos como el de Minnesota, donde se puede solicitar la papeleta un día antes de las elecciones, y otros como el de California, que recibirá votos hasta 17 días después de los comicios. El Servicio Postal ha asegurado que “tiene amplia capacidad para entregar todo el correo electoral de forma segura y puntual”. Pero también ha enviado cartas a los gobernadores advirtiendo de que hay un “riesgo significativo” de que no se pueda cumplir con los plazos establecidos debido al déficit de fondos y de personal.

Michigan, Wisconsin y Pensilvania, los Estados considerados claves por lo ajustado que puede estar en el resultado, no empiezan el conteo de votos hasta el mismo día de la elección. En Michigan, por ejemplo, ya han solicitado más de tres millones de papeletas. Para Tammy Patrick, asesora principal del programa de elecciones del Fondo para la Democracia, la entrega de los resultados dependerá de si los electores envían con anticipación sus votos en los Estados donde sí se puede hacer un recuento previo a los comicios. “Si los resultados preliminares no son ajustados, el resultado no dependerá de esos tres Estados. No es que no sean importantes, pero no serán críticos”, sostiene.

Un donante republicano, jefe de Correos

El presidente Donald Trump nombró en mayo a Louis DeJoy como director del Servicio Postal a Louis DeJoy, un donante mayúsculo de los republicanos. Este implementó una serie de recortes presupuestarios que iban desde suprimir las horas extra a los trabajadores, hasta disminuir el uso del transporte oficial, provocando el retraso en la entrega de correos. Tras ser cuestionado por posibles intereses partidistas, DeJoy paralizó en agosto las modificaciones hasta después de los comicios.

La lucha demócrata ahora está en el Congreso para que se aprueben 25.000 millones de dólares para modernizar el servicio postal y 3.600 millones de dólares adicionales para el voto por correo. “[Los demócratas] necesitan ese dinero para que la oficina de correos funcione, de modo que se puedan llevar todos estos millones y millones de votos”, ha dicho el mandatario. Trump dijo que no estaba dispuesto a aprobar esos fondos, aunque también ha dejado caer que está dispuesto a negociar.

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