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Shia LaBeouf se retira envuelto en acusaciones de maltrato

El actor Shia LaBeouf en Los Angeles, en noviembre de 2019.RB/Bauer-Griffin / Getty

Shia LaBeouf intenta curar sus demonios. Dos meses después de que su expareja, la cantante FKA Twigs, le denunciara por abuso físico, sexual y emocional, el actor, de 34 años, ha decidido retirarse de la vida pública y de la interpretación y desde hace unas semanas se encuentra ingresado en un centro médico. Así lo asegura Variety, que confirma que LaBeouf y la agencia de talentos de Hollywood CAA que le representa han puesto fin a su colaboración por el momento. No se trata de un despido, sino de una decisión personal del protagonista de Transformers, que ha puesto en pausa su carrera profesional para recibir la ayuda que necesita.

No se sabe qué tratamiento está recibiendo LaBeouf en el centro donde ingresó hace, al menos, cuatro semanas; sin embargo, el actor ha admitido sus problemas de agresividad y de alcoholismo en varias ocasiones. La última el pasado mes de diciembre, cuando en un correo electrónico dirigido a The New York Times afirmaba: “No estoy curado del alcoholismo ni de mi trastorno por estrés postraumático. Pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para recuperarme, y siempre pediré perdón a quienes he herido por el camino”.

Era esta una respuesta a la demanda que el pasado 11 de diciembre la cantante británica FKA Twigs, que salió durante más de un año con el actor, interpuso ante un juzgado de Los Ángeles (California), en la que le acusaba de “agresión sexual, maltrato y angustia emocional”. La artista, en unas declaraciones al diario The New York Times, hablaba de agresiones físicas y mentales en público y en privado, gritos, intentos de asfixia, de que él le contagió una enfermedad de transmisión sexual a sabiendas o de que estuvo a punto de estrellar el coche en el que ambos viajaban si ella no le confesaba su amor incondicional. FKA Twigs no ha sido la única que ha denunciado públicamente al actor. La estilista Karolyn Pho, que también fue su pareja, y la cantante Sia, que grabó un videoclip con el actor hace seis años, también han hablado sobre los episodios de violencia y de mentiras de LaBeouf.

Shia LaBeouf, que hace casi 15 años parecía destinado a ser el nuevo rey de Hollywood impulsado por Spielberg —de quien llegó a renegar—, lleva una década inmerso en una espiral de autodestrucción. En 2011, con 25 años, ya acumulaba cinco arrestos policiales: por amenazar a su vecino con un cuchillo, por negarse a abandonar una farmacia donde no querían atenderlo, por fumar en una zona restringida, por negarse a someterse a un control de alcoholemia tras un accidente de tráfico y por liarse a puñetazos con un hombre a la salida de un bar. Desde entonces, su vida se ha convertido en una sucesión de (más) detenciones, pasos por clínicas de desintoxicación y broncas públicas.

En febrero de 2014 apareció en el estreno de Nymphomaniac en Berlín con una bolsa de papel en la cabeza donde se leía “Ya no soy famoso”, ya que había decidido retirarse de la vida pública después de ser objeto de mofa por un cortometraje que tacharon de plagio. Meses después era detenido en un pase de Cabaret en Broadway, por fumar y gritar borracho en la sala. En octubre de 2015 unas cámaras de videovigilancia le captaron durante un altercado en el que se mostró violento con su entonces pareja, la actriz Mia Goth. “Si me hubiera quedado allí, la habría matado”, dijo tiempo después. Y en 2017 el que fuera el hijo de Indiana Jones volvió al calabozo hasta en dos ocasiones: primero por una protesta contra Trump en la que arañó a un viandante y, posteriormente, por un altercado racista con unos policías. El alcohol, las drogas y la exposición mediática le han pasado factura, y tras su ingreso hospitalario no se descarta que haya una enfermedad mental de fondo, como apuntan algunas personas del entorno del intérprete.

Hijo de padres divorciados, al actor californiano le gustaba hablar en sus entrevistas sobre el pasado hippie de sus progenitores, sobre la drogadicción de su padre, veterano de guerra que le llegó a apuntar con una pistola, y de que fue criado por un tío carnal porque era el único que podía mantenerle. Empezó a trabajar con 12 años y se convirtió en un niño prodigio de series y programas con pequeños papeles televisivos. Pero él mismo empezó a hacer pedazos las piezas del juguete roto en el que se había convertido cuando la revista Time le definió comobeligerante chico de barrio” hace ya más de una década.

La industria siempre ha abrazado esa fama de polémico y caprichoso que le ha rodeado y, pese a su comportamiento errático, no ha dejado de recibir segundas oportunidades. En plena era MeToo y después de las acusaciones de abuso de varias mujeres, Hollywood está empezando a darle la espalda. Según Variety, recientemente fue despedido por la directora Olivia Wilde por el mal ambiente que generaba entre el elenco en el set de rodaje y Netflix ha eliminado su nombre de la campaña de los Oscar esta temporada de premios por la película Fragmentos de una mujer, de la que él es protagonista. Ahora, con su ingreso en un centro de rehabilitación, parece que es el actor el que va en busca de una nueva oportunidad. ¿Será la última?




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