Siete agentes de policía que fueron atacados y golpeados durante el asalto al Capitolio de Estados Unidos han presentado este jueves una demanda contra el expresidente Donald Trump por incentivar la insurrección el pasado 6 de enero. También acusa a los organizadores del mitin Stop the Steal (Detengamos el Robo) celebrado ese día en Washington y a más de una docena de miembros de grupos de extrema derecha por “cometer actos de terrorismo interno”. Mientras el Departamento de Justicia y el Congreso investigan lo ocurrido, esta demanda es parte del esfuerzo civil para responsabilizar legalmente al republicano del ataque que dejó cinco muertos y 140 agentes heridos.
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La demanda presentada en el tribunal federal en Washington alega que Trump “trabajó con supremacistas blancos, grupos extremistas violentos y partidarios de campañas para violar la Ley Ku Klux Klan [la ley de derechos civiles] y cometer actos de terrorismo interno en un esfuerzo ilegal por mantenerse en el poder”. Entre los acusados figuran miembros de los grupos extremistas Proud Boys y Oath Keepers y el amigo y exasesor de Trump, Roger Stone. “Debido a las acciones ilegales de los demandados, los demandantes fueron agredidos violentamente, escupidos, gaseados con lacrimógenos, sometidos a insultos y epítetos raciales, y temieron por sus vidas”, reza la demanda.
En los últimos meses se han presentado tres demandas similares a la de los agentes, pero esta es la primera en alegar que Trump trabajó de manera coordinada con extremistas de derecha y organizadores políticos en promover la idea de que se había cometido un fraude electoral en las elecciones que le dieron la victoria a Joe Biden. “Los demandantes y sus compañeros agentes arriesgaron sus vidas para defender el Capitolio de un ataque masivo y violento provocado e incentivado por los demandados en un esfuerzo ilegal por usar la fuerza, la intimidación y las amenazas para evitar que el Congreso certificara los resultados de las elecciones presidenciales de 2020”.
Sobre las demandas anteriores, los abogados de Trump han defendido que su cliente tiene inmunidad absoluta frente a demandas por acciones tomadas mientras estuvo en el cargo y sus declaraciones están protegidas por la Primera Enmienda. “Si no peleáis como el demonio, ya no vais a tener un país. Dejad que los débiles se vayan. Esta es la hora de la fuerza”, le dijo el republicano a sus miles de seguidores aquel 6 de enero.
Después de que Trump incendiara los ánimos de sus miles de seguidores convocados en Washington al grito de Save America (Salvad América), una turba enajenada se dirigió al Capitolio. Cerca de 800 personas penetraron en el edificio, devastando oficinas y enfrentándose a golpes con la policía. Muchos de ellos estaban armados con garrotes, gases nocivos y otros artefactos. La demanda acusa al expresidente de haber seguido la insurrección por televisión y haberse negado a ordenar a los asaltantes que se fueran después de que “él personalmente había enviado al Capitolio momentos antes”. Trump “alentó y apoyó a los atacantes” en el momento más violento de la jornada, sostiene la demanda. Después, a través de un video, les pidió que se fuesen a casa.
Hasta ahora hay más de 500 acusados por el asalto, con cargos que van desde el allanamiento de morada hasta el de agresión a agentes de policía, pasando por el de actos de vandalismo. El comité de la Cámara de Representantes que investiga lo ocurrido aquel día y en los meses anteriores, solicitó este miércoles los registros detallados de los movimientos y reuniones que sostuvo Trump el 6 de enero. La comisión, de mayoría demócrata, pidió una serie de documentación a siete agencias federales para indagar el ataque y el papel que desempeñó el republicano.
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