Los robos de objetos funerarios se dan también en nuestro país. Esto hace que muchos familiares, añaden a la tristeza de la pérdida de su ser querido la rabia e impotencia de ver como desaparecen objetos que dejan con sus seres queridos. Los ladrones de tumbas, por tanto, continúan activos en la actualidad y no siempre es fácil dar con ellos, por lo que suelen aparecer en las noticias con relativa frecuencia.
En Madrid, no han sido pocas las veces que han aparecido en cementerios como el de la Almudena, del que se ha ido llevando crucifijos, figuras, lápida que no han sido grabadas, tornillo o toda clase de ornamentos. Estos latrocinios suelen realizarlos bandas que lo que hacen es revender estos materiales al peso en las chatarrerías.
A veces, como ha ocurrido en Éibar (Guipúzcoa), dos trabajadores del cementerio se les imputó el haber robado dientes, anillos y demás objetos de oro procedentes de restos mortales que no fueron reclamados por los familiares después de haber vaciado los nichos.
Existen más casos en España, algunos ciertamente curiosos, como el sucedido con Rosa Cuenca, que fuera la madre del delincuente el Vaquilla, a quien se enterró con joyas que estaban valoradas en 4.000 euros y que se le robaron de la tumba.
Si vamos a casos internacionales, el actor francés Gérard Depardieu ha confesado que durante su adolescencia ayudó a un profesional a la profanación de sepulturas y a despojar a los difuntos de alhajas y zapatos.
Algo que ya sucedía en el antiguo Egipto
En épocas antiguas, los faraones gustaban de despilfarrar y este gusto también lo querían llevar a su otra vida. Tesoros enteros y objetos de mucho valor, al final se tragaba el desierto y no lo disfrutaba nadie, pues quedaban enterrados con su propietario.
Esto hizo que el negocio de asaltar las tumbas para conseguir estas riquezas. Los ladrones de tumbas solían operar con sacerdotes y militares que eran sobornados o incluso estaban más implicados que los propios delincuentes.
El destino de tanta riqueza robada, no se documentaba, pero está claro que hubo comercio ilegal que solía ser muy bien recibido por coleccionistas y codiciosos, algo bastantes aprovechado por los fenicios. Si hablamos del arte egipcio, hay que tener claro que tenía mucho éxito en los países mediterráneos. Los comerciantes solían cargarlo de forma legal o ilegal para vender todos los objetos e los puertos de su rutas comerciales.
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