Sin espacio para la desesperanza


Por momentos, a lo largo del día de ayer pareció que la Real había perdido contra el Mirandés. Que ya estaba eliminada de la Copa. Presupuestar que el conjunto txuri urdin, por todo lo exhibido hasta ahora, pudiera lograr un triunfo más holgado que el 2-1 con el que viajará Anduva, es una cosa. Dar por perdida la eliminatoria, es otra bien diferente. Y muy poco real. No hay espacio para la desesperanza para una Real que dispone de 19 días para preparar de la mejor manera posible un partido en el que cuenta con tantas oportunidades, o más, que su adversario para clasificarse para la final.



Cuando ruede el balón en Miranda, que se sepa, será la Real el equipo clasificado para estar en La Cartuja. Y el Mirandés el equipo obligado a remontar la ventaja que ha obtenido el conjunto txuri urdin. El partido de vuelta ofrece a la Real un escenario con suficientes fortalezas como para creer firmemente en las opciones de los guipuzcoanos para avanzar.

A la Real le valen dos de los tres resultados en Anduva, el empate y la victoria, e incluso puede clasificarse si pierde por la mínima marcando dos goles o más. Y si de algo no se puede dudar en este equipo es de su capacidad goleadora. La Real ha ganado nueve de sus últimos 12 partidos oficiales, es el cuarto máximo goleador de Primera como visitante, sólo se ha quedado sin marcar en tres de los 15 encuentros oficiales que ha jugado lejos de Anoeta y ha ganado ocho de esos 15 encuentros fuera de casa, incluyendo el del Santiago Bernabéu. Sí, éste es el mismo equipo que eliminó al Madrid en su estadio.

La tarea de
Imanol
en estos 19 días es dosificar a sus mejores piezas, ahora exhaustas, para lo que seguramente habrá que hacer alguna concesión en Liga. Son sólo tres partidos y el último, además, contra el Valladolid, se jugará el viernes, cinco días antes de la vuelta en Miranda. Margen suficiente para llegar al partido decisivo con el equipo en perfecto estado de revista, en cuyo caso habrá garantías de sobra de clasificarse para la final.

Un mes sin Willian José

El próximo sábado se cumplirá un mes desde que
Willian
José
pidió no jugar el partido de Copa contra el Espanyol, amparado en la dispersión mental que le generaba una oferta del Tottenham Hotspur. Incluyendo aquel encuentro copero, la Real ha disputado siete partidos desde el 14 de enero y ha ganado seis, con la conocida explosión de
Alexander
Isak
en ausencia del ariete de Porto Calvo. Es decir, con los resultados en la mano, la escuadra txuri urdin no ha añorado a su otrora delantero centro titular, si bien a nadie se le escapa que la situación en la que ha afrontado el brasileño estos siete partidos supone una incuestionable merma de recursos para
Imanol
Alguacil.

Pese a la irresponsable actitud exhibida por el futbolista, la grada ha comprendido que su concurso es más que sustancial para el equipo en este momento crucial en el que se van a decidir los objetivos fundamentales. Se lo hizo saber en el Bernabéu con una sentida ovación y se lo volvió a hacer sentir el jueves contra el Mirandés. La afición está dispuesta a perdonar.
Willian


José
, sin embargo, no ha abandonado ese aire taciturno que le acompaña en los partidos que ha jugado desde que dejó claro que se quería marchar. No marca desde el 5 de enero ante el Villarreal. Jugar sin el aporte del brasileño es un lujo que no se puede permitir la Real a estas alturas.

65 horas después de finalizar su partido contra el Mirandés, a la Real le esperaba otro exigente duelo en Ipurua en el que Imanol, necesariamente, iba a tener que dar descanso a algunos futbolistas esenciales que acusan el enorme desgaste de haber jugado 10 partidos en los 39 últimos días. La posible suspensión del partido no le viene mal a la Real para descansar, ya que no iba a presentar su mejor versión.


Partía como el tercer o el cuarto central de la plantilla y se ha revelado como el mejor zaguero de la temporada. Robin Le Normand (Pabu, Francia, 1996), partiendo de una premisa esencial que no todos los futbolistas aplican, la de no hacer lo que no sabe y, ante todo, la de dedicarse a defender, ya es el central que más minutos ha jugado entre Liga y Copa por encima de Llorente y Elustondo. Tiene contrato hasta 2022.



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