La vida del primer ministro eslovaco, el nacionalista de izquierdas Robert Fico, está ya fuera de peligro pero el paciente necesita tiempo para recuperarse, según informó este domingo el hospital donde fue ingresado en estado grave el miércoles tras recibir cuatro disparos.
“Según el resultado de la reunión matinal de la junta médica, puede concluirse que el paciente ya no se encuentra en situación de riesgo vital inmediato”, señaló en su página de la red social Facebook el hospital F.D.Roosevelt de la localidad de Banská Bystrica, donde Fico ha sido operado dos veces desde el intento de asesinato.
El centro médico señaló que Fico sigue grave y que es preciso darle tiempo para recuperarse.
“Todos estamos un poco más tranquilos”, afirmó el viceprimer ministro, Robert Kaliňák, al respecto, informa el diario Sme.
El también ministro de Defensa señaló que “ya ha pasado” lo peor que se temía.
Kaliňák reiteró que no hay planes de trasladarlo inmediatamente a la capital eslovaca, Bratislava, ya que su estado no lo permite.
El político señaló ayer que las heridas sufridas por Fico son extremadamente dolorosas.
En la segunda intervención quirúrgica, realizada el viernes, se le extirpó tejido necrótico, lo que contribuyó a que mejorar el pronóstico.
Un hombre de 71 años disparó cinco veces a Fico cuando este abandonaba el miércoles un Consejo de Ministros celebrado en la localidad de Handlová, en el centro del país.
El hombre, para el que el juez ha dictado prisión preventiva, ha declarado que atacó al primer ministro porque no le gustan sus políticas, pero también que pretendía hacerle daño pero no matarlo.
Ha sido acusado de asesinato premeditado, o que podría acarrearle penas de entre 25 años y cadena perpetua.
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Medidas como la abolición de la Fiscalía Especial anticorrupción, que investigaba a miembros del partido de Fico y oligarcas; la propuesta de abolir la radiotelevisión pública; o la fiscalización de las ONG, en una ley parecida a la rusa, han provocado protestas ciudadanas desde que Fico regresó al poder el pasado otoño al frente de una coalición de nacionalistas de izquierdas y ultraderechistas.
El agresor, Juraj Cintula, que ha participado en las protestas, organizadas por la oposición progresista y liberal, tuvo en el pasado vínculos con una organización paramilitar de extrema derecha y ha manifestado opiniones racistas contra los gitanos.
Cintula, que fundó una organización pacifista, procede de una región de alto desempleo que ha sufrido la crisis de la minería.
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