En la mayor parte de los hogares no llega la señal de televisión, y en otros ni siquiera la electricidad.
Por Ángeles Mariscal
El rezago tecnológico, la insuficiente cobertura en las señales de televisión e internet, y, en algunos casos, la carencia de electricidad, hace que el regreso a clases en las zonas rurales indígenas de Chiapas, sea un reto al que se enfrentarán más de medio millón de estudiantes y sus maestros.
“Trabajar vía internet o mediante programas de televisión o radio, queda descartado, porque en las comunidades no hay acceso; en la mayor parte de los hogares no llega la señal de televisión, y en otros ni siquiera la electricidad”, explica Herminia Hernández Morales, asesora técnica pedagógica de la zona escolar de San Cristóbal de Las Casas, que abarca la zona indígena tsotsil.
El pasado 3 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el inicio del ciclo escolar 2020-2021 será el lunes 24 de agosto, y a consecuencia de la pandemia, en tanto no exista un mecanismo para detener los contagios de coronavirus, las clases serán virtuales o a distancia.
Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación Pública, explicó que en alianza con cuatro televisoras -Televisa, Azteca, Imagen y Milenio-, se hará los contenidos de los programas educativos a 30 millones de estudiantes en el país. Y en apoyo estarán los sistemas de televisión pública.
Quienes no tengan acceso a señal de televisión, podrán acceder a radio, libros de texto y cuadernillos de trabajo, detalló el secretario.
Las últimas dos opciones parecen ser la única alternativa para más de medio millón de estudiantes en Chiapas que habitan en zonas rurales e indígenas, porque acá, el “apagón analógico” de 2016 dejó sin señal de televisión abierta a prácticamente toda la población que vive fuera de las cuatro principales ciudades del estado.
“Durante la transición del sistema analógico al digital -que se dio en 2016-, los sistemas de televisión públicas tuvieron un rezago y quedaron grandes vacíos en la cobertura. Canal 10 -de la televisión pública estatal- tenía 79 repetidoras que mandaban la señal al territorio; solo se pudieron digitalizar para hacer la conversión las estaciones de las cuatro principales ciudades: Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de Las Casas, Comitán de Domínguez y Tapachula”, explicó Susana Solís, quien en ese año era directora del Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión.
Las empresas televisivas de la iniciativa privada sí invirtieron en la compra de equipo para las repetidoras, pero quienes tampoco tuvieron recursos para la transición, fue la población que, para adaptar la recepción de la señal televisiva digital, tenía que adquirir convertidores o nuevos equipos.
“En los hogares rurales quedaron abandonadas las antiguas televisiones, y en algunos, muy pocos, usan las que les entregó el gobierno federal en el programa que llamó ‘Mover a México’”, detalla Herminia Morales.
Sin embargo, aún con la inversión que hicieron las empresas privadas y la adquisición de nuevo equipo por parte de los usuarios, en Chiapas, de acuerdo al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), en 2019, solo 36 por ciento tienen acceso a televisión.
A ello se suma que el acceso a internet es sólo del 16 por ciento de la población total, y según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 57.1 por ciento de la población del estado tiene carencia de servicios básicos, entre ellos el de la electricidad.
Padres de familia quieren clases presenciales
Armando Falconi, líder de la Fracción Democrática de la Sección 40 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), explicó que ante este escenario, padres de familia de la zona selva, donde habita la población indígena de habla tseltal y tojolabal, les pidieron a los maestros clases presenciales.
“En las reuniones que se han tenido con la plantilla docente, algunos maestros accedieron, a llegar a las comunidades, de manera paulatina. Se acordó formar comités de salud que permitan colocar filtros sanitarios para evitar contagios, pero la demanda de los padres y el acuerdo con los maestros, es que deben llegar a las comunidades”, explicó.
Herminia Hernández no ve otra alternativa para el regreso a clases en zonas rurales e indígenas, que las visitas de maestros a las comunidades, aún cuando estas sean esporádicas.
“En Chiapas, ni aún en el medio urbano se ha logrado el uso de plataformas digitales para la educación. Desde marzo pasado, al inicio de la pandemia, maestros y maestras optamos por otra estrategia para trabajar en la zona rural e indígena tsotsil”.
Se diseñaron cuadernillos impresos que contenían los temas más relevantes para cada grado de estudio. Se sacaron fotocopias y se mandaron a las niñas y niños a través de los comités de padres de familia, que acudían cada dos semanas a las cabeceras municipales. Entregaban los cuadernos ya trabajados por sus hijos, y se llevaban los nuevos.
Ahora, explica Herminia Morales, para el inicio del nuevo ciclo escolar, la opción es seguir esta misma estrategia. “Aún así es un escenario difícil, porque se va a trabajar a ciegas, sin tener un diagnóstico de los niños, de cómo vienen y cómo irán adquiriendo nuevos conocimientos”.
Lo que maestros y maestras proponen, es que se les permita tener acceso esporádico a las comunidades, para que también puedan asesorar a los padres. “Hay que considerar que se depende que los padres sostengan a los niños en la escuela para evitar la deserción, los padres o los hermanos mayores, tienen que asumir el papel de docentes en casa”.
Falconi y Hernández coinciden en que el rezago tecnológico al que se enfrentan maestros y alumnos en zonas rurales e indígenas, implicará una baja el nivel de la calidad de la enseñanza, en un estado como Chiapas donde ya existe un rezago educativo.
“La brecha de la desigualdad se va extendiendo, y también existe el riesgo de la deserción escolar”, advirtieron.