Los socialdemócratas del SPD, Los Verdes y los liberales del FDP han puesto en marcha este jueves unas negociaciones preliminares cruciales para intentar formar una inédita alianza en Alemania, la llamada coalición semáforo (por los colores de los partidos implicados: rojo socialdemócrata, amarillo liberal y verde ecologista) con la que Olaf Scholz aspira a gobernar el país, el mismo día que el líder conservador, Armin Laschet, ha insinuado su retirada. Pero el encuentro, que ha comenzado poco antes del mediodía en el palacio de Congresos de Berlín y que ha durado siete horas, ha concluido sin detalles concretos ni grandes declaraciones. Es la primera vez en la historia de la República Federal que las negociaciones no han sido convocadas por el ganador de las elecciones, sino a instancias de los dos líderes de los Verdes, Annalena Baerbock y Robert Habeck.
“Fue un día especial de conversaciones cara a cara”, se ha limitado a decir el secretario general del SPD, Lars Klingbeil. “Se ha creado confianza entre nosotros, es algo que se notó hoy. Todos los temas estaban sobre la mesa, no empezamos con frases de cortesía”, aseguró. Klingbeil ha dicho que la próxima reunión será el lunes y ha agregado: “Nos tomaremos todo el tiempo necesario. La semana que viene está estrictamente planificada, pero no podemos saber dónde llegaremos”, ha añadido. El secretario general del FDP, Volker Wissing, también ha alabado las conversaciones. “Se han llevado a cabo con la seriedad necesaria”. Los Verdes también se han mostrado confiados. Michael Kellner, director nacional del partido, ha calificado de “fuerte señal que partidos tan diferentes pueden hablar entre sí con un espíritu de confianza”.
11 días después de las elecciones legislativas que dieron la victoria a los socialdemócratas del SPD con un 25,7% de los votos, 1,6 puntos por encima de la CDU/CSU, las tres formaciones desean acelerar las negociaciones para evitar otra parálisis como la que se produjo tras los últimos comicios en 2017 tras la decisión de Christian Lindner, el líder del FDP, de abortar las negociaciones para formar Gobierno con una frase breve y contundente: “Mejor no gobernar a gobernar mal”. Una decisión que condenó al FPD a una larga travesía del desierto, dejó a los Verdes fuera del poder y obligó a Angela Merkel a formar la Gran Coalición con el SPD.
A pesar de las buenas intenciones y el optimismo que ofrecieron los líderes de los tres partidos, las negociaciones prometen ser difíciles a causa de temas cruciales para el futuro del país y las divergencias entre ellos. Por ejemplo, en temas fiscales. El candidato a canciller del SPD, Scholz, quiere financiar las inversiones en la protección del clima y la infraestructura digital con aumentos de impuestos para las rentas más altas y un impuesto sobre el patrimonio; Los Verdes están de acuerdo. El FDP, sin embargo, ha hecho la promesa electoral de evitar cualquier forma de aumento de impuestos. También existe la incertidumbre sobre los planes reales del FDP ya que Lindner no se cansa de señalar que una coalición con ecologistas y democristianos sigue siendo “una opción viable en términos de contenido”.
El crucial encuentro a tres bandas también contó con la ayuda externa del instituto demoscópico Forsa, que publicó el miércoles un sondeo que muestra que una mayoría de alemanes (53%) quiere una coalición entre el SPD, Los Verdes y el FDP. Peor aun para Laschet, la encuesta descubrió que un 74% de las personas estaban a favor de que la CDU/CSU pasara a la oposición.
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