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sólo dos letras y tienes que conocerla

El callejero de Madrid cuenta con más de 9.100 calles algunas más famosas que otras, pero también encontramos aquellas cuyo nombre es realmente sorprendente y original. De hecho, ¿Sabías que Madrid tiene una calle que solo tiene dos letras en su nombre? Es la calle con el nombre más corto en la capital y está llena de historia y encanto. Si te gusta descubrir los secretos y las curiosidades de la capital, no puedes perderte lo que ahora te contamos: la calle que tiene el nombre más corto de todo Madrid: sólo dos letras y tienes que conocerla.

La calle que tiene el nombre más corto de todo Madrid

Madrid es una ciudad llena de historia, cultura y curiosidades. Entre sus muchas calles, una destaca por tener el nombre más corto de toda la capital: la calle de la Fe. Esta es una pequeña vía que se encuentra en el barrio de Lavapiés, uno de los más antiguos y multiculturales de Madrid. Tiene una longitud de casi 140 metros y une la calle del Mesón de Paredes con la plaza de Lavapiés.

¿Por qué se llama Calle de La Fe?

Su nombre según los historiadores, es que en ese lugar existió una antigua sinagoga judía. Sin embargo, otros autores han ubicado el enclave de la comunidad judía medieval de Madrid en el distrito de Santa María de la Almudena en tiempos más recientes. Su argumento radica en el escaso poblamiento del actual Lavapiés en aquel entonces, dado que se hallaba en una posición desprotegida al margen de la defensa proporcionada por la muralla árabe de la ciudad de Madrid.

No es la única calle con solo dos letras en Madrid

La calle de la Fe comparte el honor de ser la calle con el nombre más corto de Madrid con otra vía que también tiene solo dos letras: la calle del Té. Esta se halla en el distrito de Moncloa-Aravaca, en una zona residencial y tranquila. Tiene una extensión de unos 90 metros y conecta la calle Pasionaria con la calle Rosa Luxemburgo. Su nombre se debe a que forma parte de un conjunto de calles dedicadas a especias e infusiones, como la calle Manzanilla, la calle Tomillo o la calle Orégano.

Estas dos calles, tan diferentes entre sí, son un ejemplo de que Madrid es una ciudad que sorprende y que invita a descubrir sus rincones más insólitos. La próxima vez que pasees por sus calles, fíjate bien en sus nombres y en sus historias, porque seguro que te encontrarás con alguna que te llame la atención.

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