A pesar de conservarlos adecuadamente y respetar los plazos de caducidad, a veces no podemos evitar que los alimentos se pongan malos y aparezca en ellos el temido moho. Lo que solemos hacer siempre que vemos moho en los alimentos es tirarlos a la basura, pero hay algunos que se pueden salvar.
Esto depende de la naturaleza de los alimentos. Si son acuosos, como es el caso de las frutas, lo mejor es tirarlos siempre ya que el agua facilita la transmisión de toxinas. En el caso de productos más secos, sí que podemos hacer una excepción y cortar la parte contaminada a modo de prevención. De esta manera, evitamos desperdiciar la totalidad de los alimentos.
Para tener claro qué es lo que debemos hacer, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha publicado un listado con los tres grupos de alimentos que podemos comer aunque tengan moho.
- Quesos duros: los quesos duros son aquellos que tienen unos niveles de humedad bajos, como el gouda, el manchego y el emmental. Este tipo de quesos podemos comerlos después de quitar toda la parte que rodea el moho con un cuchillo.
- Embutidos curados: en el jamón, el salchichón o la cecina es normal que aparezca un poco de moho si tardamos en consumirlos. Al igual que con los quesos duros, sólo tenemos que retirar la zona y comer el resto.
- Frutas y verduras: las frutas y verduras de carne firme, como el repollo, la zanahoria y el pimiento también podemos consumirlas después de quitar toda la zona que rodea el moho.
¿Cómo evitar el moho en los alimentos?
La OCU también ha publicado una serie de recomendaciones para evitar los riesgos que presenta el moho. Lo primero y más importante es asegurarnos que los alimentos que compramos se encuentran en perfectas condiciones para su consumo, sin partes dañadas o contaminadas.
Para evitar que se estropeen en la nevera, debemos comprar los alimentos frescos en las cantidades adecuadas.Si observamos que a algún alimento le ha salido moho, olerlo para tratar de detectar el grado de deterioro no es una buena idea ya que la inhalación de hongos puede provocar daños en el sistema respiratorio.
Cada cierto tiempo debemos limpiar el interior de la nevera ya que las esporas de los hongos se pueden quedar acumuladas en las estanterías. Y, por último, al tirar alimentos mohosos a la basura, debemos envolverlos antes en papel de cocina para que las esporas no vuelen cada vez que abrimos el cubo.
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