«¡Despierta! ¡Qué estás en babia!» Seguramente hayas escuchado alguna vez esta frase. Suele utilizarse por profesores, madres y padres de todo el mundo y va dirigida a esos niños, y no tan niños, que se distraen con facilidad de alguna de sus tareas. También suele conocerse con la expresión «estás en tu mundo» o «vuelve de los mundos de yupi» pero lo más correcto es la expresión: ‘soñar despierto’. Pues bien, este es un acto que denota inteligencia. Te lo contamos.
Soñar es de listos
Según las últimas investigaciones del Instituto Tecnológico de Georgia, soñar despierto es una señal de inteligencia y creatividad. Un estudio basado en los patrones cerebrales de más de 100 voluntarios examinados de forma minuciosa. La prueba consistía en concentrarse durante cinco minutos en un punto fijo, pero no todos pudieron hacerlo. “Las personas con cerebros efectivos tienen demasiada capacidad mental como para evitar que sus mentes divaguen”, comenta Enric Schumacher, coautor del estudio.
Después de los análisis pertinentes, los investigadores descubrieron que existía una correlación entre las diferentes regiones del cerebro. Las áreas que trabajan juntas en los estados de despertar y relajación, y por tanto las causantes de la divagación, se relacionan directamente con las áreas en las que se encuentran las habilidades cognitivas. A partir de aquí se realizó un test que medía las habilidades intelectuales y creativas de cada uno de los participantes. Los resultados demostraron que aquellas personas que divagaban con mayor frecuencia durante el día tenían unos niveles más altos de creatividad que el resto. Sin olvidarnos de unos niveles en cuanto a estructura cognitiva se refiere.
Cerebros eficientes
Según recoge el estudio liderado por Schumacher: “La gente tiende a creer que divagar durante el día es una característica negativa. Sin embargo, nuestros datos indican que no siempre es verdad. Estas personas tienen cerebros más eficientes». El ejemplo más claro reside en la capacidad para orientar y desorientar el cerebro en varias tareas y conversaciones a la vez y conseguir entender un gran porcentaje de cada cosa. O simplemente adquirir los datos que te interesan de cada una de las tareas. En la capacidad de elegir es donde se muestra la verdadera inteligencia.
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