El frío ha llegado de repente a nuestro país. Las últimas nevadas que nos ha dejado la borrasca Filomena han puesto los termómetros en temperaturas poco frecuentes en la mayor parte de España, y las próximas semanas irán en la misma línea, sobre todo de bajas temperaturas.
Para entrar en calor, no hay mejor forma que una buena sopa caliente, con la que nuestro cuerpo recupere esos grados que el frío nos va arrebatando cada día. Sin que sean unos platos demasiado pesados, y en su mayoría, bastantes saludables, las sopas caseras calientes son unas de las comidas más recurrentes para combatir las bajas temperaturas en la época invernal.
Caldo y agua, ingredientes estrella
Para cocinar una buena sopa caliente, nuestros mejores aliados serán el caldo y el agua. Algunas las podemos hacer solo con caldo, cuanto más bueno sea el caldo que preparemos, mejor sabor tendrá nuestra sopa, y por tanto, el resultado final, será más satisfactorio.
Los caldos pueden hacerse de varias formas: de verduras, de pollo, de pescado, cada uno sirve para un tipo de sopa caliente para combatir el frío, pero todos estarán exquisitos si nos concentramos en hacer un caldo potente.
Con esto, las sopas se convierten en alimentos muy fáciles de hacer y preparar, además de baratos para nuestros bolsillos. Os vamos a presentar unas cuantas recetas tradicionales que servirán para combatir el frío a base de llevarnos un poquito de calor a nuestro cuerpo.
Caldo de verduras
Una de las sopas clásicas y más tradicionales que existen es el caldo de verduras. Fácil y sencillo de realizar, este caldo está compuesto por verduras en su máximo explendor.
Agua, puerro, cebolla, zanahorias, apio, tomate y nabo son algunas de las que podemos usar para realizar esta receta que nos calentará en una tarde de frío o una noche nevada.
Simplemente debemos poner agua en una olla para hervir, y cortar nuestras verduras al gusto. Para que la verduras se hagan bien, debemos tenerlas hirviendo durante una hora aproximadamente, y al final una pizca de sal, para que nos quede salado si lo ponemos al principio.
Este caldo de verduras aguanta muy bien durante tres o cuatro días en la nevera.
Caldo de pollo
Otra receta tradicional para las sopas calientes más recurrentes a la hora de combatir las épocas de frío. Debemos tener provistos al menos 1 kilo de huesos de pollo, cebolla, apio, puerro y añadir 5 litros de agua para que nos quede sabrosa.
En frío, ponemos la olla con agua y añadiremos el pollo. Después ponemos a hervir durante una media hora, y añadimos posteriormente a esta media hora, otra hora con las verduras ya puestas en la olla.
Después podemos servir al instante o mantenerla durante varios días en la nevera sin que pierda ninguna de sus propiedades. Perfecta para los días de frío y nieve.
Sopa de castañas y setas
Alejándonos de las recetas más tradicionales, una buena sopa para combatir el frío se puede realizar con casi un sin fin de alimentos válidos. Por ejemplo, esta sopa de castañas y setas resulta ser un plato muy sabroso y con una preparación realmente sencilla.
Necesitaremos un litro de caldo de pollo, castañas peladas, setas, unos 30 gramos, lonchas de jamón ibérico al gusto y nata.
Primero cortaremos las setas una vez que las tengamos limpias con el agua del grifo. Cortaremos el jamón, y mientras, en una olla, coceremos el caldo de pollo junto con las castañas hasta que queden blandas.
Retiraremos algunas castañas y el resto las dejamos con el caldo de cocción para pasarlas por la batidora hasta que estén espesas. Después añadiremos la setas y volveremos a cocer a fuego lento. Al final sumamos el jamón y la nata líquida que le dará el sabor deseado. El toque final, para que nos quede una sopa magnífica será añadirle las castañas que habíamos retirado anteriormente.
Sopa de ajo
Por último, la sopa de ajo se encuentran entre los platos más cocinados durante la época de invierno. Su fácil preparación y su alto sabor, además de contenido saludable, la convierten en una receta básica para que nos quitemos el frío del cuerpo.
En estas ocasión podemos servirnos de 1,5 litros de agua o caldo, y debemos laminar los ajos. Los ponemos en la olla y los dejamos hervir unos 5 minutos. Después añadimos pan cortado en láminas finas. Antes de sacarlo todo, echaremos huevos, lo batimos todo junto y serviremos rápidamente para que no pierda su calor.
Se trata de una receta de cocina de aprovechamiento donde los alimentos que necesitamos son muy pocos, aunque podemos añadir más conforme la estamos cocinando como legumbres, pimienta negra, pimentón para darle color, o incluso jamón. Todo se puede sofreír antes de meterlo en la olla para hervir y tendremos una receta rápida, sencilla y barata de hacer.
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